Señor director. Una reflexión que esta circulando en la web dice así: “Vas caminando con tu taza de café y de repente alguien pasa, te empuja y hace que se te derrame el café por todas partes… -Por qué se te derramó el café? -Pues porque alguien me empujó.

Respuesta equivocada:

Derramaste el café porque tenías café en la taza. Si hubiera sido té, hubieras derramado el té. Lo que tengas en la taza, es lo que se derramaría.

Por lo tanto, cuando la vida te sacude (qué seguro pasará) lo que sea que tengas dentro de ti, vas a derramar. Puedes fingir, pero eventualmente sale la verdad a la luz.

Así que habrá que preguntarse a uno mismo. ¿Qué hay en mi taza?

¿Cuando la vida se ponga difícil, qué voy a derramar? ¿Alegría, agradecimiento, paz, humildad? O ¿Coraje, amargura, palabras o reacciones duras?

¡Tú eliges! Ahora, trabaja en llenar tu taza con gratitud, perdón, alegría, palabras positivas y amables, generosidad y amor para los demás”

De lo que esté llena tu taza, tú eres el responsable.

Repasemos esto:

Para habitar el vientre de tu madre tuviste que ganar una carrera, ¿Lo recuerdas? Fuiste un vencedor.

Para llegar a esta vida tuviste que hacer tu labor de parto y luego cooperar alimentándote y descansando lo suficiente… Fuiste un vencedor.

Para llegar a donde estas hoy, tuviste que vencer muchos obstáculos, guardar ciertas distancias y solventar las diferencias y desarmonías de tu vida. Fuiste un vencedor pues has llegado hasta aquí.

Pero ese llegar hasta aquí tiene una cuota de dolor y sufrimiento que si no fueron aceptados, entendidos, trascendidos y disueltos, aun pesan en nuestro interior. Es precisamente ese tipo de contenido el que hace que actuemos como resortes, al primer pinchazo, por muy leve que sea, sangramos, y si nos es posible, hacemos sangrar.

Esta historia nos hace reflexionar sobre nuestras reacciones y justificaciones, y sobre la cuota de responsabilidad ante nuestras decisiones y sus consecuencias, todas y cada una, de alguna manera, son de nuestra autoría. Nosotros elegimos el tipo de vida que llevamos, aunque muchas veces nos parezca que no es así.

No olvides esa primera carrera que ganaste, fue tu decisión, de nadie más. Al igual que ese café que contiene la taza de la historia fue su decisión, podría ser té, chocolate o incluso agua clara, lo que contiene es lo que desea o aceptó tomar, por eso es su elección. ¿Y si supiéramos de antemano que alguien nos empujará y derramaremos sobre nosotros el contenido de la taza, que preferiríamos estar tomando?

Pero no sabemos lo que va a sucedernos, y la vida no se trata de tener miedos y tomar el camino más fácil, hay que arriesgarnos, siempre estando conscientes de que cada acto tiene consecuencias, que en cada decisión se corren riesgos, que esas elecciones son responsabilidad nuestra, que lo que hagamos o dejemos de hacer, es nuestro problema, y que lo que sembremos o demos, lo recibiremos de vuelta multiplicado. Así que procura estar lleno de amor.
Idalia Harolina Payano Tolentino
Ciudadana

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