Ciudad de México. Desarrollo económico, derechos humanos y soberanía integran la receta oficial de México para frenar la migración centroamericana, aunque haya sorprendido la aceptación del regreso de extranjeros al país mientras tramitan el asilo a Estados Unidos.

“Deseamos mantener una relación de entendimiento y amistad con el Gobierno de Estados Unidos y, al mismo tiempo, defender los principios de la política exterior de México”, apuntó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en rueda de prensa.

Para el líder izquierdista, que asumió la Presidencia el 1 de diciembre, la base de su política migratoria consiste en cambiar de paradigma, de la contención al respeto de los derechos humanos de los miles de migrantes, la mayoría centroamericanos, que cada año atraviesan México en busca del sueño americano.

“Debemos ser defensores de derechos humanos y en todo momento dar protección a los migrantes”, subrayó.

Con base en este principio, esta semana se han dado numerosos anuncios que, en esencia, buscan “resolver el problema de la migración forzada”.

El martes, México y Estados Unidos informaron, en una declaración conjunta, inversiones multimillonarias en Centroamérica y el sur de México para fomentar el progreso al tiempo que se frene la migración.

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