Una autodenominada Coordinadora Nacional de los Derechos del Pueblo y la Rebaja de los Combustibles ha reiterado para hoy un llamado a huelga que había anunciado como continuación de paros realizados en días recientes.
El llamado busca paralizar el servicio de transporte de pasajeros y las actividades comerciales y relacionadas. El propósito alegado por los organizadores del llamado es exigir rebajas en los precios de los combustibles, bajo el argumento de que las disminuciones que ha estado disponiendo el Gobierno en las cotizaciones de los derivados de petróleo no son suficientes.

El Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes, que es el órgano estatal autorizado a establecer los precios semanales para la venta de los hidrocarburos, ha informado que viene aplicando reducciones desde septiembre y que esas rebajas representan, para los combustibles de mayor demanda en el mercado doméstico, entre 9.7 y 14%. En el caso de las gasolinas y en valor absoluto acumulativo, las reducciones desde el 8 de septiembre a la fecha promedian 24 pesos por galón.

Si los combustibles llevan más de dos meses en baja y algunas variedades están en niveles iguales o inferiores a los que tenían hace un año, entonces es fácilmente creíble que la razón del paro es otra, que otras motivaciones se esconden detrás de la convocatoria y de los convocantes.

Que en la jornada de hoy haya cierre de establecimientos comerciales, por temor o por falta de asistencia de empleados y clientes, no significa que el llamado tenga un apoyo global. Es bien conocido el impacto que tiene el transporte público de pasajeros en la movilidad de las familias de bajos ingresos. Sólo hay que ver las filas que se armaron ayer en varias paradas en las que Fenatrano, una de las principales organizaciones convocantes, ejecutó “paros sorpresas”.

Es una lástima que miles de personas estén a merced de la voluntad de unos cuantos dirigentes del sector transportistas que utilizan sus intereses particulares, sean económicos o políticos, que los tienen todos, sin importar la suerte de los usuarios de sus servicios.

Cada paro en el transporte debe generar conciencia de que el país no puede estar sujeto al capricho de quienes controlan ese importante servicio.

Para la jornada de hoy, habrá que rezar para que no haya violencia con secuelas mayores y lamentables.

Posted in EditorialEtiquetas

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas