Las estadísticas en los Estados Unidos sitúan a los latinos en 55.2 millones al 2017, el 17% de la población total de ese país. Para el 2016 habían 24.4 millones registrados para votar. Suficientes para decidir aquellas elecciones.

Pero a los emigrantes les sucede que se atrapan en el síndrome de Estocolmo. Se le llama así por aquello ocurrido en Estocolmo donde unos asaltantes y secuestradores retuvieron a las víctimas y, una de ellas, joven y bella mujer hija de un magnate, se enamoró y luego se casó con uno de los secuestradores.

El emigrante trata de asumir la cultura del país a donde emigró, su forma de hablar y costumbres, como quien busca esconderse para no ser discriminado. Hubo un segmento de latinos que votó por Trump, incluyendo mexicanos, a pesar del muro y sus reiteradas declaraciones xenófobas y racistas.

En nuestro país los jóvenes de menos de 35 años son el 40.3% de la población electoral, por lo que deciden si votaran en bloque. Aún más, si los llevamos hasta los 40 años, estaríamos hablando de que se obtendría 50.2%, ganando en primera vuelta.
Pero jóvenes influidos por la cultura predominante, se adaptan a ella como aquellos migrantes que buscan ser aceptados. Otros se inclinan por saberse mayoría y se lanzan a vender su sola condición personal de joven.

Los jóvenes son jóvenes cuando asumen su papel de innovadores y actores digitales para ser influenciadores; obran por el interés general y por grandes cambios sociales.

De ahí que ser joven de edad no es suficiente, como no lo es en EU ser latino; tampoco lo es con ser sólo mujer, para ser beneficiada con el apoyo de la mujer.

Sin embargo, si el 50.2% de los electores para el 2020, conforme a datos ofrecidos por la JCE a septiembre del 2018, son menores de 40 años y de esos el 40.3% son menores de 35 años, esto coloca a los partidos en un desafío de innovación y modernidad.
La población electoral se sitúa en 7.3 millones de electores; para el 2020 la JCE la proyecta en 7.5 a 7.6 millones. De esa población dice Indotel está comunicada, desde el 2017 más que los electores, 6 millones 726 mil 728 líneas de telefonía prepago y 2 millones un mil 10 líneas pospago. Eso hace un total de 8 millones 727 mil 738 teléfonos móviles.

El país no escapa al proceso mundial; la globalización presiona al país. Se tienen características que responden a un capitalismo más tardío que a las características en países desarrollados. Digamos que el Estado y sus instituciones son más consolidadas que las del Estado dominicano.

Pero en áreas específicas, el país se va modernizando; por ejemplo, 40 años atrás se usaba telégrafo y emisoras radiales populares que avisaban sobre problemas que afectaban a la familia, y decían: fulano “sal seguido y trae dinero que tal familiar está mal”; o ver al cartero en su bicicleta llevando casa por casa las cartas.

Ahora se vive la revolución digital. Asumir este proceso de trascendencia histórica, es la fortaleza de los jóvenes. Esta es su oportunidad porque nadie como ellos para vivirlo y ponerse a cargo de la adecuación de la sociedad y del Estado a los cambios que se requieren.

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