Viernes pasado, Santo Domingo. Un afanoso hombre acompañaba a su veinteañera hija, estudiante de medicina, en un viaje académico al extranjero. Al mismo tiempo en otro lugar, otra veinteañera, ésta recientemente graduada de su carrera, recibía un regio arreglo de rosas en su lugar de trabajo, por su cumpleaños, enviado por su papá. Me cautivaron esas dulces expresiones paternales, al contrastarlas con nuestro habitual panorama de incestos, embarazos de adolescentes, feminicidios. Hoy no es Día del Padre sino de la Constitución, no estoy confundida. Pero al fin de cuenta son celebraciones estrechamente unidas. Honramos la Carta Magna desempeñando cada dominicano nuestros respectivos roles, impactando positivamente nuestro entorno existencial. Padres responsables y amorosos me hicieron el día; sanan la Patria herida.

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