La obra a Montesinos es de Antonio Castellanos, escultor mexicano que transmite la fuerza del valor de los derechos

El rescate de la monumental escultura a Fray Antón de Montesinos, el mismo que dijera un importante discurso a favor de los aborígenes en el CINQUECENTO o siglo XVI y que luego convirtieran en un vulgar cambiador de dólares del malecón, es encomiable, siempre y cuando vaya acompañado del merecido reconocimiento al autor de ese hermoso monumento: el escultor mexicano Antonio Castellanos Basich.

En el mismo momento en que Montesinos se desgañita gritando indignado por el maltrato a los tainos, Italia vive, gracias a las luces que se concentraron en algunas de las familias ricas, el Renacimiento en las artes y ciencia y se convierte Florencia en la capital mundial del progreso.

Entonces tienen protagonismo los arquitectos haciendo palacios más que iglesias, y a los pintores se les exonera del pudor y puritanismo que hasta ese momento regía para que ocurra esa enorme escultura de David completamente desnudo al igual que las bellezas de Tiziano sin la más mínima restricción, como tiene que ser. La producción del Renacimiento es el tesoro mayor de la historia de la humanidad. Compruébelo usted mismo y visite Florencia.

Hasta el siglo XVI se había vivido bajo la opresión, rigidez y oscurantismo de las religiones que obligaban a los artistas a pintar santos, ángeles y demonios. Hay que mencionar a los Médici como familia rica que tuvieron el buen gusto por apoyar esa revolución, claro que Giovanni di Lorenzo de’ Medici se apoderó del papado bajo el nombre de León X (1475-1521).

El genio de Michelangelo produjo obras que perduran y que le paran los pelos a cualquiera por la perfección, sabiéndose que eso es obra del talento humano y no de extraterrestres como han querido decir de las pirámides, esculturas y templos de los aztecas, mayas o incas.

Jamás pensó Montesinos que ese espíritu artístico llegaría hasta el escultor mexicano Antonio Castellanos Basich para realizar la escultura que lo representa.

Ese monumento a Montesinos se descuidó como se descuida todo lo que tiene que ver con el arte y porque en las obras públicas no se incluye un acápite que tenga que ver con el mantenimiento de las mismas. Insisto que todo lo que tenga que ver con arte tiene que ser dominio del Ministerio de Cultura para evitar disparates, deterioros evitables y no del Ayuntamiento, aunque este lo apoye.

¿Cuántos reportajes se han realizado sobre el fraile y en ninguno se menciona al escultor? Más que una vergüenza e ignorancia, es una muestra de claro desprecio a los artistas.

Ahora que el Ayuntamiento y el Ministerio de Cultura remozan la plaza sería interesante que se diera a conocer tanto a Montesinos como a Castellanos Basich que sin que lo quisieran, y a pesar de la separación de épocas, van de la mano.

Basich no cayó del cielo, aunque vino en avión desde México en 1982 con esa grandiosa donación del País de Pancho Villa y Emiliano Zapata, ¿y por qué no decirlo?, de ese país que nos alegró en el cine con tantas vaqueradas de mariachis borrachos, luchas libres y novelones melcochosas, que por suerte Cantinflas salvó.

Antonio Castellanos Basich es parte de esos artistas que absorben a sus antepasados. ¿Quién puede negar que esas cabezotas esculpidas por los olmecas antes de que vinieran los españoles a joderlo todo, no tiene que ver con la cabeza que él hizo del General y Presidente Lázaro Cárdenas? No hay la mínima brecha de duda que para hacer a Montesinos todos los espíritus olmecas y toltecas lo tomaron por asalto en su inspiración. Por supuesto no hay que obviar la rigurosidad de la escuela mexicana en el área de la escultura.

Para entender a Castellanos hay que conocer esa realidad académica que tantos artistas produjo y es obligatorio mencionar a Oliverio Martínez que vivió 37 años y solo 10 en la producción artística. De Oliverio son las esculturas del Monumento a la Revolución del arquitecto Carlos Obregón Santacilia en el que se destacan los rasgos de una “mexicanidad” indiscutible y que se repite en las características de las figuras de los murales de Siqueiros. Esta monumentalidad también fue absorbida por Castellanos que venía de la escuela de Federico Canessi para impregnarle esa fuerza presente en Montesinos.

La ocasión es propicia para rescatar al gran escultor porque, ciertamente, hay que hablar de la dignidad humana que tanto Fray Antón defendió; pero hay que volver al arte como el gran alimento espiritual que necesita el ser humano para adecentar esta sociedad bombardeada de basura y de un ruido infernal disfrazado de música urbana.

Todo dominicano, y en especial los capitaleños, deben saber que esa obra de arte tiene un autor, un artista creador que la realizó. No se trata de un trabajo improvisado como el que quiere prevalecer hoy día sin el necesario proceso de aprendizaje. Muchos de los jóvenes que entran al mundo del arte, no quieren “perder el tiempo” en aprender las técnicas y herramientas necesarias para hacer sus obras.

Esta escultura llegó al país en la administración de Jorge Blanco quien gobernó desde el 1982 al 1986 cuando en México gobernaba Miguel de la Madrid para el periodo de 1982 al 1988. Ambos emprendieron el camino del no-retorno al más allá.

La obra de Castellanos Basich en México es amplia y se destacan las esculturas al Presidente Cárdenas, la del pintor Diego Rivera y la de Alexander Humbolt, etc.

La cabeza de Lázaro Cárdenas es inmensa, cual su accionar ya que México tuvo un lugar político en América latina de total independencia y de apoyo a la cultura que le dio dimensiones gigantescas, lo que contribuyó a su desarrollo social.

El cine, la pintura, la escultura, la música, el buen periodismo, la buena caricatura (Rius por ejemplo), la literatura fueron parte de ese Gran Renacimiento que había empezado desde el inicio mismo de la Revolución mexicana de 1910.

De tantos escritos que aparecen por internet no hay uno solo que le de crédito al escultor, como si Montesinos hubiese caído del cielo.

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