Cualesquiera que hayan sido los resultados de las elecciones de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), este gremio está llamado a experimentar en su interior cambios sustanciales. Se requiere de una institución que esté a la altura de los nuevos desafíos del sistema de educación de la República Dominicana. La ADP no puede seguir operando bajo los viejos esquemas sustentados en el clientelismo político, los privilegios de sus dirigentes y allegados y el uso de métodos de lucha que atentan contra el derecho a la educación. Los momentos actuales demandan que el sindicato de maestro, además de la defensa de sus afiliados, se constituya en un actor clave en el proceso de transformación de la educación en el país.

Es necesario seguir empujando para que la inversión que se realiza en el sector educativo se traduzca en una mayor calidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Ahí se encuentra el gran reto. Además de nuevas aulas, tandas extendidas, alimentación escolar o nuevo diseño curricular, se necesita de maestros y maestras en capacidad de cumplir con su rol de manera plena. La calidad de la educación no es solo responsabilidad del Ministerio de Educación; para tener éxito en esta ardua tarea, se requiere del concurso de múltiples actores, entre los cuales destaca la ADP. Claro está, tiene que ser una ADP distinta, que tenga como centro el contribuir con un mejor sistema educativo.

El presidente y los directivos de la ADP electos para el período 2018-2021, tendrán que concentrarse en el fortalecimiento institucional del gremio. Una ADP fortalecida deberá apoyar todos los esfuerzos necesarios para la despolitización definitiva de los procesos de selección de docentes, técnicos, directores regionales y directores provinciales. Deberá coadyuvar en la formación de los maestros y maestras y en la evaluación de su desempeño. La ADP no solo tiene el deber de cumplir con sus compromisos derivados del Pacto Educativo, sino velar por que las demás instituciones asuman la responsabilidad que le corresponde.

Una ADP moderna y menos burocrática, tiene que ejercer su papel de crítica y presión frente al Estado y sus políticas educativas. Al mismo tiempo, tiene que constituirse en un ente propósito, con capacidad de sugerir iniciativas educativas innovadoras. Este gremio debe ser capaz de coordinar con el Ministerio de Educación en aquellos proyectos que fortalezcan la educación dominicana. Se requiere de una ADP de cara a la ciudadanía; que junto a las organizaciones sociales y las asociaciones de padres, madres y amigos de las escuelas, fiscalice la inversión del 4% en Educación y presione para que se siga avanzando en mejorar la calidad de la educación.

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