Su labor fue reconocida por la Unesco el Día Internacional del Jazz

La música puede transformar, romper barreras, y unir vidas. De eso está segura María Elena Gratereaux, directora de la Fundación Educativa Dominican Republic Jazz Festival (Fedujazz), entidad que ofrece clases continuas de música a cientos de niños y niñas de Cabarete en Puerto Plata.

Gratereaux nació en la comunidad de Nigua, San Cristóbal. Su primer y fugaz contacto con la música, en la que encontró un refugio y una forma de drenar el dolor que le había provocado la muerte de su padre, la tuvo a los 13 años, cuando la fundación holandesa Niños del Mundo llevó un piano a la escuela donde estudiaba, el Colegio Padre Zegri.

“Me apasionó bastante. Tomé unas cuantas clases por alrededor de tres meses. Fue un apoyo muy importante porque para ese entonces mi papá había muerto. Eso me ayudó a canalizar mis emociones. Desafortunadamente, el piano se dañó, y trasladaron al profesor. Ahí quedaron mis sueños de convertirme en una pianista profesional”, recuerda.

Después de eso, Gratereaux comenzó a trabajar para costear los gastos de su bachillerato. Iba a trabajar con su mamá vendiendo helados y empanadas, hasta que un día las monjas de la congregación Hermanas Mercedarias, que dirigen el Colegio Padre Zegrí, le ofrecieron la posición de auxiliar de secretaria en el centro educativo, lo que le permitió entrar a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) a estudiar Derecho. Tras culminar la carrera, obtuvo una oportunidad laboral en Puerto Plata, así que se mudó allá, donde después se casó y ejerció su profesión de forma muy activa, especialmente trabajando con el doctor Carlos Hernández Contreras y su padre Lupo Hernández Rueda.

Una noche visitó el Dominican Republic Jazz Festival, el más importante y antiguo evento de jazz de todo el país, donde se reavivó su pasión por la música. Comenzó a aportar año tras año con su esposo al proyecto y a los talleres. Fue voluntaria, pero luego la buscaron para crear la fundación, porque otros voluntarios también se reunían, pero la entidad no existía jurídicamente.

En octubre del 2014, Gratereaux organizó audiciones, a las que fueron 27 niños y niñas, que fueron electos para iniciar clases. A partir de ahí comenzó a trabajar con ellos con diferentes instrumentos.

Hoy día, la Fundación ofrece clases continuas gratuitas de piano, guitarra, batería, trompeta, saxofón, clarinete, entre otros instrumentos.

Los niños inician en la Fundación desde que tienen 7 años y pueden estar hasta los 17. Actualmente también se está llevando a cabo un nuevo programa para niños de cinco años. “Los niños reciben sus clases por edades, luego de haber agotado un proceso de iniciación, ya que gran parte de ellos no ha tenido contacto previo con la música”, explica.

Gratereaux afirma que la música cambia para bien. “Se nota en la disciplina de los niños –expresa–, tenemos los testimonios de los padres, que me cuentan que desde que sus pequeños están en Fedujazz son más disciplinados, más concentrados, aprenden a trabajar en equipo. Aquí han aprendido a respetar los tiempos, y entienden que para que suenen bien, deben estar sincronizados”.

La Fundación también tiene un programa con las madres de los niños, que antes tenían que esperarlos mientras estos recibían clases, pero en la actualidad tienen la oportunidad de aprender varios cursos técnico profesional con el Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep). Esto ha provocado que decenas de estas mujeres emprendan sus propios negocios, “mejorando la vida de sus familias y de la comunidad misma”.

Los niños han tenido la oportunidad de ofrecer conciertos en Punta Cana, en Santo Domingo, como la Plaza España, y hasta en el Centro León, en Santiago.

La Fundación tiene un convenio con Berklee College of Music, que tienen estudiantes de maestrías, así que como pasantía, se quedan tres meses trabajando con los niños y los maestros. Esta universidad privada solo tiene este tipo de acuerdos con República Dominicana y Panamá, en la región.

La vigésima segunda edición del Dominican Republic Jazz Festival, será celebrado del 26 de octubre al 4 de noviembre en Santiago, Puerto Plata y Sosúa y Playa Cabarete. Gratereaux agradece la colaboración de Jennifer Kirkman, Lorenzo Sancasani, Anahid Avakian y Tania Imbert Adolfo Faringthon, miembros fundadores de Fedujazz.

Niños y niñas de la Fundación tocan diversos instrumentos. Fuente externa.

Esfuerzos que dan frutos dentro y fuera del país

Por su labor, María Elena Gratereaux fue reconocida este año por el Banco BHD León como una de las Mujeres que Cambian el Mundo. Además, su proyecto fue seleccionado como finalista por el Premio Brugal Cree en su Gente 2018, en la categoría de Educación y Cultura. “No solo hemos logrado que los niños tengan una segunda oportunidad de mejorar sus vidas a través de la música. También hemos podido reducir los niveles de desigualdad de género, o incluso de discriminación, pues aquí también han venido niños haitianos. Pero al practicar, ellos no ven si son de otro país o no, si son niños o niñas. Solo saben que son músicos, y disfrutan lo que hacen”, manifiesta. Esta emprendedora social, cuyo enfoque se adapta a la llamada economía naranja, que potencia la industria cultural de un país, también ha realizado conferencias en Harvard University, y fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) el Día Internacional del Jazz, por el aporte de la entidad a la cultura.

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