El intermedista de los Marineros habla con elCaribe del cambio que ha logrado en su carrera tras la suspensión de 80 juegos

Con su mirada firme y con la misma sonrisa con la que pisó Grandes Ligas en 2005, Robinson Canó se mantiene fuerte y con más ganas de seguir trabajando para superar uno de los desafíos más grandes en su carrera. No bajó la cabeza tampoco se desplomó, Canó se mantuvo fuerte y mientras veía por primera vez los partidos desde su casa tras cumplir una suspensión de 80 partidos por dar positivo a una sustancia llamada furosemida, se enfocó en regresar al terreno de juego y ayudar a su equipo.

“No que tenía que demostrar pero era algo que tu como jugador quieres seguir siendo el mismo. Trabajé en todo, me preparaba como si era para entrenamientos. Me preparé bastante bien”, expresó Canó a elCaribe. Después de 12 años de servicio en las Mayores, Robinson se enfrentó a uno de los momentos más duros de su carrera pero a la vez, un momento que sirvió como una gran lección.

“Dios es el que sabe porque pasan las cosas. Fue un momento muy duro, fuera del juego. Uno extraña demasiado jugar. Aprendí que todos cometemos errores, y que después del error hay una vida. Y algo que les exhorto a cualquiera, todos cometemos errores. Lo bueno es tu saber que si lo cometiste, asumirlo”, manifestó Robinson, quien batea de por vida .304 con 1,230 remolcadas. No solo miró en que tan fuerte se convirtió ahora, también probó la lealtad de sus amigos.

“El no poder estar con los muchachos fue difícil. Muchas personas entienden que el dinero pero en verdad esto para mí no es el dinero, yo amo este juego. Yo duermo, como y sueño béisbol.
Saber quiénes son tus amigos en realidad. Te da tiempo a analizar, aunque siempre extrañas el juego”, indicó Canó, quien se encuentra en su quinta campaña con los Marineros de Seattle.
A pesar de haber pasado por este mal momento, el nativo de San Pedro de Macorís valoró el apoyo de muchos de sus compañeros, inclusive de otros equipos.

“Recibí mensajes de muchas personas, dándome el apoyo.
Jugadores de otros equipos, todos los latinos de mi equipo. Iban a mi casa, compartían conmigo después de los juegos. Y eso es lo que tú como jugador necesitas”, resaltó Robinson, quien después que regresó se ha desempeñado como inicialista.

Canó, quien ha sido convocado en ocho oportunidades al Juego de Estrellas y quien obtuvo un anillo de Serie Mundial en 2009 con los Yanquis de Nueva York aún no piensa en su futuro o qué pasará con su entrada al Salón de la Fama, sino que se enfoca en trabajar el día a día.

“En realidad no pienso en eso, es algo que faltaría 10 años. Calculando mal calculado, cinco años que me faltan. Más cinco años más. Es algo que no pensaría hasta el momento. Soy de las personas que me preguntan, que tú harías después de béisbol, no sé. Tendría que sentarme a ver qué voy a hacer. Es difícil, por eso es que muchos jugadores no quieren irse del juego porque esto es lo que uno ama”, dijo Canó, quien batea después de su regreso .304, con seis cuadrangulares y 24 impulsadas.

Antes de irse, le gustaría cumplir el sueño por el que llegó a Seattle: “Clasificar es lo que soñamos y aunque no jugara en postemporada, sé que iba a ser parte de eso. Me gustaría darle un anillo a Seattle, esa es una de las metas por las que vine a esta ciudad”, agregó.

Su entrada a las Estrellas

Robinson Canó tiene muy claro que este año se colocará la camiseta de las Estrellas Orientales. Aún no ha definido la fecha, pero aseguró que podría entrar la béisbol invernal dominicano antes del Todos contra Todos.

“Desde el principio no será. Tengo que prepararme, estamos calculando y es posible que juegue algunos juegos antes de la semifinal”, destacó Canó, quien jugó por última vez en la temporada 2016.

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