La embajadora Robin Bernstein abordó su visión sobre la relación entre Estados Unidos y República Dominicana en la recepción de bienvenida la noche del jueves pasado. Sus juicios merecen atención.

Anunció las prioridades de su gestión en República Dominicana: la educación, la seguridad ciudadana, el comercio y la preparación para desastres naturales.

La embajadora Bernstein planteó la necesidad de “trabajar juntos para enfrentar los desafíos compartidos de la delincuencia transnacional, los desastres naturales, la salud y la ayuda humanitaria”.

Recordó los vínculos entre los dos países, por vecindad e historia, y especialmente, por las conexiones entre millones de dominicanos y estadounidenses que van de un destino a otro, y una pasión común, el béisbol.

Habló de las oportunidades en comercio e inversión, y reveló que en noviembre viene una misión comercial del estado de Florida, donde tiene raíces.

Y abordó lo relativo al llamado a consultas a Washington la semana pasada. Lo definió así: “…un fuerte gesto de parte de mi gobierno que subraya la seriedad con que tomamos los acontecimientos de este hemisferio. Mis conversaciones de la semana pasada se centraron en lo que Estados Unidos puede hacer para apoyar instituciones y economías fuertes, independientes y democráticas en esta región, para promover la transparencia y el cumplimiento de la ley”. Porque “nuestras decisiones particulares afectan a ambos países”.

Y resultó interesante una observancia que explica cambios en la política norteamericana hacia esta región: “Nuestra asistencia se ha trasladado de los proyectos de infraestructura del siglo XX al desarrollo de capacidades, seguridad ciudadana y el crecimiento económico”.

En materia política, desde una perspectiva honesta, declaró el respeto al “derecho soberano” de los dominicanos de determinar sus relaciones, pero como socios, expresó su esperanza de que las “decisiones se tomen con una visión clara hacia el futuro y reconociendo cómo esas decisiones afectan a sus socios, su gente, y su soberanía”.

De todas formas, resaltó lo esencial: “…que nos concentremos en nuestras prioridades compartidas y avancemos hacia un mejor futuro juntos”.

La embajadora se declaró comprometida en hacer que la fuerte relación entre los dos países crezca más aún.

Es un mensaje positivo, auspicioso, respetuoso, claro, y esperemos que su estadía sirva para profundizar las relaciones entre EEUU y RD, para el bienestar de ambos pueblos.

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