Porque nació frente al alba
y en el sitio de la brisa,
le dieron un nombre claro
de flor o de lluvia fina.
Un nombre para decirlo
en medio de la sonrisa,
enamorados los ojos
y el corazón: ¡Barranquilla!
Porque nació frente al alba
¡y el alba es buena madrina!

Con lino de sol y sombra
tejieron años los días
y una mañana sin nubes
despertó moza la niña.
Con los cabellos al viento,
la dulce piel encendida,
y el andar sin descanso
tal aire de gallardía
que el alma de las palmeras
arrodillose vencida…
Porque nació frente al alba
¡y el alba es buena madrina!

Breves jazmines alados
-casi de luz detenida-
crecen con gracia delgada
cuando sus pasos atisban…
La tarde cuida su gozo,
la noche su sueño cuida,
y ella se viste con seda
de flores amanecidas
sobre la cumbre del árbol
tan solo para vestirla…
Seda dorada del roble
con hebras de melodía,
seda de la acacia roja,
seda de las campanillas
que tienen fugaz el aire
y como el aire palpitan…
Rodea sus altas sienes
un vuelo de golondrinas
y abre jacintos de oro
su diestra mano clarísima.
Porque nació frente al alba
¡Y el alba es buena madrina!

El mar de gritos azules,
el mar del habla encendida,
le trae canciones remotas
y barcas de otras orillas.
El río, tenaz viajero,
con largo asombro la mira,
y le regala blancura
de garzas estremecidas
que suben a la comarca
donde la estrella se inicia.
Y el viento pirata, el viento
de clara estirpe marina,
le ciñe el talle redondo.
Con brazos de lejanía,
¡y se la lleva consigo
donde la tierra limita
con el batir de campanas
de la triunfal alegría!

Porque nació frente al alba,
y porque el alba madrina,
le dio aquel nombre que pide,
para decirlo, sonrisa…
El nombre que puede ser
de flor o de lluvia fina,
y que también lleva el Ángel
de júbilo: ¡Barranquilla!
Meira del Mar

Hace ya varios años que la PUCMM tiene un acuerdo firmado con la Universidad del Norte ubicada en Barranquilla. Cuando decidimos hacer el viaje académico con los estudiantes del doctorado, me comuniqué con mi contraparte en esa institución, el Dr. Roberto González Arana, profesor investigador y director del Instituto de América Latina y el Caribe de la entidad.
¡Coincidencias de la vida! La fecha seleccionada por nosotros coincidía con un seminario que se organizaba: “Colombia y sus fronteras con el Caribe”. Aprovechando la circunstancia me invitó a pronunciar una conferencia. Acepté con buen gusto.

La Uninorte es una de las principales universidades en Colombia. Ha tenido un crecimiento vertiginoso en los últimos años, colocándose en los rankings latinoamericanos con muy buena puntuación. El campus es hermoso, moderno, bien cuidado y con alta tecnología en la mayoría de sus edificaciones. Hay una seguridad extrema muy justificada. Incluso cuando el grupo de dominicanos entró tuvimos que dar muchas explicaciones, pero finalmente nos dejaron pasar y nos pidieron disculpas.

Cuando entramos al repleto salón de estudiantes e interesados en el tema, nos sentaron en un lugar reservado. Los minutos en la puerta nos hicieron llegar un poco tarde. Ya había iniciado. El nuevo rector de la institución, Dr. Adolfo Meisel, ofrecía sus palabras de bienvenida, cuando nos colocaron en nuestros lugares. El centro de sus palabras era la necesidad de repensar las relaciones con Venezuela y el resto del Caribe.

El seminario se dividió en dos partes. En la primera parte se ofrecieron cuatro ponencias. La primera fue presentada por el amigo Raúl Román, profesor investigador de la Universidad Nacional-sede San Andrés, con el título “Las relaciones políticas y diplomáticas entre Colombia y el Caribe centroamericano en el siglo XIX”. Una exposición breve e interesante, en la cual se evidenció la complejidad de esas relaciones, marcadas por los intereses políticos y económicos. La segunda ponencia fue ofrecida por un joven historiador colombiano, Dr. Julián Lázaro, con el título “El Caribe colombiano y la seguridad hemisférica en tiempos de la Segunda Guerra Mundial”. Muy bien presentada y documentada. Después me enteré que se ha convertido en uno de los grandes especialistas colombianos de ese período. La tercera conferencia, por dos jóvenes candidatos a doctores en economía, Iván Verbel y Pedro de la Puente, titulada “El Comercio entre el Caribe colombiano y el Gran Caribe (2010-2015). Un trabajo muy interesante, donde muestran con cifras incuestionables que la costa Caribe de Colombia no tiene grandes vínculos comerciales con el resto del Caribe.

La segunda parte estuvo integrada por cinco conferencias. Inicié la sesión con mi ponencia: “República Dominicana: ¿una isla de espaldas al Caribe?”. La escribí en primera persona, a partir de mi experiencia como hija de migrantes. Parece que gustó mucho. La segunda fue ofrecida por Roberto González Arana, coordinador del evento: “Las relaciones históricas entre Colombia y Cuba”, donde muestra los grandes lazos históricos que han unido esas dos naciones, a pesar de la posición gubernamental de enfrentamiento al régimen. La tercera fue muy interesante, por lo menos para mí, porque no había escuchado hablar del tema. Fue impartida por Silvia Mantilla, profesora de la Universidad Nacional, sede Bogotá, “La frontera entre Colombia y Nicaragua: Acciones del Estado y de la sociedad insular al desafío de un mar compartido en el Caribe”. Hablaba de las contradictorias decisiones de los organismos internacionales con respecto a la delimitación del mar. Las consecuencias, decía la expositora, eran enormes para ambos países. Horacio Godoy, profesor de Uninorte, habló sobre “China en el gran Caribe”. Interesantísima. Se preguntaba ¿Estamos en una nueva forma de dependencia? ¿Estamos ante un nuevo poder imperial? ¿Qué pasará con los otros imperios? La última del día la ofreció Héctor Galeano, profesor de Uninorte, con el título “Proyección de Brasil hacia el Caribe”. Demostraba que en los últimos diez años el capital brasileño ha ido penetrando en la economía del Caribe, en muchos renglones. Evidenciando la vocación brasileña de constituirse en una potencia.

El día terminó después de una larga, agotadora e interesante jornada. El grupo se sintió dichoso de haber podido compartir con un grupo de académicos de mucha calidad. Regresamos al hotel muy contentos. Y así terminó nuestro periplo por Barranquilla.

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