El talento de Texas pasó por situaciones difíciles antes de llegar a las Mayores. Dice que aprendió bastante en ese duro proceso

En un momento se preguntó si de verdad tenía el talento para llegar a Grandes Ligas, en un instante tras un accidente pensó que podía perderlo todo. Hoy, Ronald Guzmán, luego de un duro momento en su vida, exhibe su talento al más alto nivel.

Tras su ascenso el 13 de abril a Las Mayores, Ronald se ha convertido en uno de los mejores toleteros de los Vigilantes.
Inclusive, dio muestras de su poder, el viernes pasado en Nueva York cuando se convirtió en el primer novato de Texas que pega tres jonrones en un partido y el primer principiante que lo hace contra los Yanquis, equipo al que le ha pegado seis de sus 13 cuadrangulares.

“Me siento muy bien en el plato y contra los Yaquis, me he sentido muy bien, también. Estoy contento de que fue contra los Yanquis. He disfrutado cada momento y siento que me merezco estar aquí. Siento que me gané estar aquí”, expresó Guzmán a elCaribe.

Tras un lucrativo bono de 3.5 millones de dólares en el 2011 con los Vigilantes de Texas, Ronald siguió avanzando por los niveles de las menores con la estampa de ser un cotizado prospecto y más temprano que tarde haría su debut según los pronósticos de los analistas.

Pero Guzmán tuvo dificultades para batear contra lanzadores de Clase A. En su tercera campaña, en ligas menores y en Clase A Media, promedió .218 con seis cuadrangulares y recibió 107 ponches en 118 partidos.

“Nunca pensé en tirar la toalla, pero sí hubo un momento que empecé a preguntarme si de verdad tenía talento, y fue en Clase A Media. Fue difícil, después de batear tercero, a pasar de octavo y noveno, fue un momento difícil de mi carrera. Me estaba preguntando si de verdad debería ser un prospecto de Texas, si tenía el potencial”, indicó Ronald, quien batea para .243, 13 jonrones y 47 impulsadas en 90 juegos.

Casi tres meses después de concluir la campaña en ese mismo año, Ronald sufrió un accidente de tránsito en su ciudad natal, La Vega, que le costó la vida a un ciudadano.

“Siento que ese año fue el peor en base a resultados, pero el mejor año para mí como persona, el año que me ayudó a despertar. Me hizo crecer como persona. Cuando eso me pasó, yo aprendí mucho. Me ayudó a ver la vida de una manera diferente. Fuera del terreno, estaba muy confiado, eso fue como una llamada de alerta”, sostuvo el inicialista dominicano.

“Ese año fue clave para poder estar donde estoy ahora”, dijo Guzmán, quien en el mes de agosto tiene promedio de .360, con cuatro cuadrangulares.

Después de ahí todo cambió, Ronald se convirtió en un hombre nuevo, con nuevas metas y aunque repitió varias ligas hasta llegar a su debut, agradeció todo lo que aprendió.

“Seis años en ligas menores, de mucho aprendizaje. Sentí, que me merecía durar mucho en las menores, porque necesitaba aprender, como persona y como jugador. De igual manera, también, he aprendido mucho en Grandes Ligas. He aprendido de Beltré, Odor y los mismos novatos”, enfatizó Ronald, quien celebró junto a sus padres y nueve familiares en New York, su hazaña contra los Yanquis.

Sí, ese mismo niño que sostenía un bate y un guante desde los cinco años, ese mismo que desde que llegó a Grandes Ligas se enamoró del estadio de Houston, y ese joven que tiene 23 años y pasó por un momento muy difícil en su carrera, seguirá batallando hasta convertirse en un gran bateador en Grandes Ligas.

“Quiero demostrar que estoy listo, que ellos tomaron la decisión correcta de darme la oportunidad de subir en Grandes Ligas. Uno ha llegado tan lejos para después hacer nada, no. No quiero jugar un año o dos años en las Grandes Ligas, voy a trabajar fuerte para ser el mejor pelotero que pueda ser”, agregó.

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