En los tiempos modernos los liderazgos han sido trastocados en su esencia y sus roles han tomado un nuevo giro, fruto de la cambiante realidad que vivimos. Para cualquier líder, sea político, empresarial, religioso o de cualquier índole, el saber conectarse con la realidad de los tiempos y el curso de los acontecimientos, es un aspecto fundamental.

Ser líder es ser capaz de influir y ser modelo. Los líderes marcan el camino por donde se conducirán quienes están bajo su mando. El liderazgo político ha variado de manera significativa en nuestro país, pues hicimos una transición de aquel liderazgo imponente y fuerte encarnado por figuras de un peso histórico de la magnitud de Juan Bosch, Joaquín Balaguer y Peña Gómez, a líderes modernos y de menor dimensión histórica como Danilo Medina, Leonel Fernández e Hipólito Mejía.

En la actualidad política dominicana existen esos tres liderazgos de mayor nivel (Danilo, Leonel e Hipólito) avalados por haber sido los tres presidentes de la República. Eso pesa mucho para consolidar un liderazgo de este y de cualquier tiempo. Un presidente o un ex-presidente, siempre es una figura de primer orden en el escenario político y sus actuaciones determinan, de alguna manera, el accionar y la trascendencia de las organizaciones en que militan.

Junto a esos tres liderazgos de primer nivel, existe un grupo de líderes emergentes o de nivel inferior a aquellos tres, que también gravitan de manera importante en el devenir político dominicano. Luis Abinader, Miguel Vargas, Reinaldo Pared, Margarita Cedeño, Carolina Mejía, Francisco Javier, Amarante Baret, Domínguez Brito, Guillermo Moreno, Andrés Navarro y otros más, son una especie de grupo en el “círculo de espera” a punto de asumir roles de primer orden.

Un nuevo ciclo de liderazgo político se abrirá muy pronto en nuestra nación. Y no se trata solamente de un elemento generacional, sino del surgimiento de nuevos actores políticos sin importar su edad o su sexo. No sabemos la fecha exacta ni quiénes serán los más aprovechados.

El actual proceso político de cara a las elecciones del 2020 será determinante para definir los rostros de ese nuevo ciclo de liderazgo. En el caso del PLD, el principal partido del país, hay una situación muy especial pues los dos grandes líderes (Danilo y Leonel) siguen siendo los más fuertes y ambos han mostrado que no cederán con facilidad sus espacios. El nuevo liderazgo de ese partido depende de la decisión y convicción política de ellos dos, para echarse a un lado y dar paso a una nueva figura que pueda alcanzar la presidencia de la República, y ser la figura principal de ese nuevo ciclo del liderazgo.

En el caso del PRM, principal partido de oposición, Abinader y Carolina se perfilan como los dos rostros de ese nuevo ciclo, pero ambos están anclados y presionados por la fuerza, la influencia y la solidez del liderazgo de Hipólito Mejía, que tampoco quiere entregar de manera fácil su espacio y su poder político.

El signo de los tiempos y la realidad de cómo marcha la nación, nos llevan a pensar que no será tan fácil que tanto Danilo, Leonel, como Hipólito, entiendan en la actualidad que ellos son los responsables principales de que surja un nuevo tipo de liderazgo político, que abran esos espacios y apoyen de manera personal a un heredero. Sin embargo, confiamos y oramos para que esos tres líderes sepan dar el paso correcto en el tiempo preciso.

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