Valdez, la espigada central de la selección nacional de voleibol, mantiene su nivel tras 22 años con la tricolor

Annerys Valdez tiene 22 años en la selección nacional de voleibol femenino de mayores. Ella sigue jugando al máximo nivel después de ese tiempo y con un rol de principalía. Valdez sabe que el momento de decir adiós indefectiblemente llegará, pero su marcada intención es retirarse bajo sus propios términos, no cuando sus condiciones estén visiblemente mermadas. “Me quiero retirar a mi manera, por eso trabajo como trabajo”, declaró la espigada central a elCaribe. “Trabajo para cuando llegue el momento salir por la puerta grande. Estoy segura que ese momento va a llegar. Los deportistas tenemos un punto en el que ya no podemos seguir, aunque uno quiera seguir. Me voy cuando entienda que ya no pueda”, agregó.

Esa es la postura de una

atleta que ha servido a su patria a través del deporte desde finales de 1996 y que ha formado parte de grandes momentos protagonizados por el equipo nacional de damas, como aquella famosa medalla dorada de 2003 durante los Juegos Panamericanos de Santo Domingo o como las cinco preseas de oro seguidas en Juegos Centroamericanos y del Caribe, una saga que inició en El Salvador 2002.

Este par de logros se unen a otras grandes conquistas de la tropa tricolor en las que la joven de Villa Mella ha estado en su dilatada carrera en la cúspide, una clara muestra de que se está ante una potable candidata a entrar al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano. “No sé si tengo los números, eso es algo que la prensa debe saberlo, no yo”, apunta sobre su posible entrada al templo de los inmortales. “Claro que me gustaría estar, eso es lo máximo para cualquier atleta. Ahí es que de verdad se reconoce el trabajo que uno hace como atleta”, agrega.

Sin embargo, Annerys tiene una posición que la engrandece como voleibolista: no le gustaría ocupar su nicho en la inmortalidad antes que una de las grandes del voleibol dominicano. “No me gustaría estar en el Salón de la Fama antes que Mayo Sibilia”, apunta. “Tengo mucha gente que me ha ayudado en mi carrera, pero ella fue mi profesora, es una heroína, porque casi todas las jugadoras hemos pasado por las manos de Mayo y ella se merece el Salón de la Fama. Me siento triste de que no esté. Hay muchas que están y han sido entrenadas por Mayo”, reflexiona.

El trabajo es la base

Valdez recién cumplió los 37 años de edad y su espíritu de continuar en el primer nivel y su amor por el juego siguen como el primer día.

Su firme compromiso con su cuerpo es altamente valorado por los técnicos del equipo nacional, incluso por el director del proyecto de selecciones nacionales en femenino, Cristóbal Marte. Ella no deja de mencionar a Dios a la hora de hablar sobre sus cualidades y su longevidad como atleta. Sin embargo, tiene una palabra clave: trabajo. “El trabajo trae sus frutos”, señala Valdez, quien hizo una pausa durante un entrenamiento para conversar con elCaribe. “Hay que tener disciplina, cuidarse mucho, saber que prácticamente uno vive de su cuerpo. Hay que cuidarse, entrenar fuerte, descansar y alimentarse bien; el descanso es fundamental, no abusar del cuerpo de uno. Yo me siento privilegiada”, expresa.

El relevo generacional dentro del combinado tricolor es evidente desde hace varios años, mientras el proyecto no se detiene de producir voleibolistas de gran talento. Aunque es probable, incluso, que en la posición de Annerys no se vislumbre un proyecto como ella en términos de calidad y longevidad. Sin embargo, eso es algo con lo que la propia Valdez no está de acuerdo y deja claro que en las categorías menores hay un grupo de jugadoras con mucho más talento que el suyo. “Hay mejores que yo, hay mucho talento en el proyecto”, sostiene. “En el sub-23, en el sub-20, viene mucho talento. Todo depende de cada atleta, que es lo que siempre digo, porque el trabajo es primordial. No es solo el talento, si no trabajas el talento se queda a un lado”, concluyó Valdez.

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