En más de “cuchumil” ocasiones la Junta Central Electoral (JCE) ha explicado su posición en torno a las primarias y lo ha hecho en todos los espacios posibles. Desde las visitas de cortesía que con frecuencia recibe su presidente, los foros y seminarios en que ha participado, las reuniones con los miembros de las comisiones bicamerales que estudian los proyectos, hasta en las Audiencias Públicas que de manera solemne convoca a los partidos políticos. Ha sido tan insistente la JCE con este tema que en cinco ocasiones ha entregado al Congreso Nacional, sea a través de senadores o diputados, estas propuestas que define con vital para el avance del proceso democrático. Pero en la más reciente de las explicaciones, la que hizo a los presidentes, secretarios generales y delegados políticos en su auditorio principal el pasado miércoles, no había sido tan resuelta. Y, como dicen nuestros campesinos, “hay que pelar el chivo donde se mata”. El doctor Julio César Castaños Guzmán parecía contar los pelos, uno por uno, para que de una vez y por todas, nuestros políticos entiendan a lo que se están enfrentando.

Advirtió del alto costo y riegos para la democracia que representa la implementación de primarias simultáneas con padrón abierto que se pretende sean organizadas por esa institución.
Planteó que para que sea razonable y posible la organización de las primarias abiertas, simultáneas, obligatorias de los 26 partidos y los tres movimientos, se necesita el cumplimiento objetivo de cinco condiciones, que identificó como consenso, recursos, logística, tecnología y tiempo.

También sostuvo que la variable tiempo es la más importante, ya que es inamovible y los procesos han de darse en ocasión a lapsos conocidos que no son en principio “modificables”. En esa misma audiencia explicó que en total en esas primarias se gastarían cuatrocientos cuarenta y cuatro millones de pesos en las mesas electorales y el personal que en ellas laboraría.

Los presentes, sin importar qué método de selección de candidatos creen que es correcto, abrían los ojos en forma de espanto. Pero el presidente de la JCE y sus técnicos llamaron al pan pan y al vino vino. Y terminó con esta cita: “La ley… solo puede ordenar lo que es justo y útil para la comunidad…” (Art. 40.15 de la Constitución). ¡El que quiera oír, que oiga y el que quiere ver, que vea!

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