El traspaso de estudiantes de la educación pública a la privada ha sido un movimiento frecuente y normal en todos los niveles educativos del país.

En el argot periodístico, ese trasiego no era noticia. Desde mediados de los años 60 era común que los padres, aun los de bajos ingresos, procuraran inscribir a sus hijos en colegios privados. Había varias razones para tomar la iniciativa, y las más argumentadas eran la calidad de la enseñanza y la pérdida de tiempo en las escuelas públicas.

El anuncio que hizo el viernes último el ministro de Educación, Andrés Navarro, de que durante el año 2017 pasaron 60 mil estudiantes de colegios privados a escuelas públicas, sí es noticia importante, pues estaría indicando una revalorización de la escuela pública en el sistema educativo dominicano.

Plantear que es el inicio de un proceso masivo de vuelta a la escuela pública, es muy prematuro, casi aventurado. Pero si se analizan los factores al menos de costos que representa estudiar en una escuela pública de la modalidad tanda extendida, entonces se puede pensar en regreso posible.

Según cálculos del Ministerio de Educación, las facilidades que ofrece la tanda extendida en alimentos, libros, matriculación y costo de mensualidades representan un ahorro anual sobre los 69 mil pesos por cada alumno para una familia de ingresos medios.

Para una familia con tres o cuatro hijos en edad escolar el ahorro podría ser de entre 207 mil o 227 mil pesos al año, un valor que bien pudiera representar el inicial para adquirir un apartamento económico. Cuando se tiene un ahorro en compras de libros de textos por 9,000 pesos en cada año lectivo y 30 mil en inscripción, la carga financiera del hogar se aligera. La comida y merienda gratis en la tanda extendida representan otros importantes ahorros monetarios.

Es de todos conocido que la tanda extendida todavía no es de aplicación universal en el sistema de educación pública. Lograr ese objetivo es una meta para el año 2020. Cumplirla en el tiempo fijado no necesariamente significará que el sistema estará genuinamente en condiciones de seguir atrayendo estudiantes del sector privado.

Siempre habrá núcleos exclusivos que se quedarán. Pero para los que busquen moverse, la calidad de la enseñanza pública debe ser la divisa que los mueva.

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