Francisco Sanchís, “sin maquillaje” en el cine

“Pienso que el ser humano tiene que ser bueno, entregarse en cuerpo y alma por completo en lo que hace, porque, al final, son los resultados lo importante y el ser humano no se puede valorar por su preferencia sexual”.

“Pienso que el ser humano tiene que ser bueno, entregarse en cuerpo y alma por completo en lo que hace, porque, al final, son los resultados lo importante y el ser humano no se puede valorar por su preferencia sexual”.

Bajo esta premisa, Francisco Sanchís se ha involucrado en diferentes roles en el quehacer artístico, como el baile, la comunicación y la actuación, tanto en el teatro como en el cine; y le ha dado buenos resultados, pues ha desarrollado una carrera que pocas veces se ha visto involucrado en algún escándalo.

El comunicador y actor, a quien se verá en el cine desde el 12 de julio, en Jugando a bailar, su cuarta película junto a Roberto Ángel Salcedo, (la primera fue Lotoman, de Archie López), vuelve a interpretar un personaje gay, y aunque está consciente de que la gente piensa una serie de cosas, cree que el hecho de que un personaje sea de una manera particular de comportarse o de una preferencia sexual, no significa que sea malo o bueno, “porque al final lo que hace a un ser humano diferente de otro son sus intenciones; además, eso es parte de la sociedad”.

“Creo que es una forma de mandar un mensaje de que existen diferentes tipos de personas, diferentes tipos de comportamientos, de naturaleza, de preferencia; aquí somos muy cuidadosos en todas las películas que he participado con Roberto Ángel, no solo en mis personajes, sino con todos, de que primero, la película tenga un mensaje positivo, en esta oportunidad hacia los niños y hacia la familia, sobre la unión”, asegura Sanchís.

Además, mantiene la idea de que el hecho de incorporarlo dentro del mundo del cine es una manera de enseñarle a la población, con el séptimo arte, a respetar, a entender que todo el mundo tiene derecho.

“Sobre todo, que se utilice un lenguaje, tanto verbal como corporal, que no sea ofensivo, sino que sea divertido, pero que al final también produzca una reacción en la audiencia”, expresa Sanchís al recordar que Roberto Ángel siempre le escribe personajes pensados en él, basados en su vida personal, como se proyecta, o en su vida profesional.

Asegura que, aunque sean personajes basados en él, trata de darles un toque diferente, de hacerlo más ecléctico, intenso y temperamental, pero sin llegar a ridiculizar y a la burla.

Confiesa que una de sus pasiones es la actuación, que la disfruta mucho, desdoblarse, adaptarse a situaciones que se dan dentro de las escenas, porque son personajes individuales, que al final están buscando que el resultado sea bueno, que tenga un mensaje.

Una carrera en el arte

Francisco Sanchís se involucró desde muy joven en el quehacer artístico. Por muchos años fue parte del cuerpo de baile de Casa de España, instructor en concursos de bellezas; hace 20 años inició en la televisión su programa Estaciones Sociales, y también participó en varias obras de teatro, como Las abejas tienen ganas, escrita y dirigida por Mery Collado.

“Lamentándolo mucho, no seguí en el teatro, primero porque quien escribía y dirigía las obras ya no está viviendo en el país.
Era nuestro motor, era el centro para auparnos a que nos involucráramos en la producción también”, dijo Sanchís, quien ha participado en las películas Mi suegra y yo, Súper Papá y en El plan perfecto. Considera que en el cine ha tenido grandes experiencias, “ya que gracias a Dios en las películas en las que he estado han sido muy exitosas, han tenido buenas críticas”.
Asegura que mientras se le dé la oportunidad, seguirá tratando de desarrollarse en esa parte, pero en producciones que tengan un equipo, una historia, una estrategia publicitaria para poder llegar.

“Jugando” a dirigir una escuela de ballet

En esta ocasión, Francisco Sanchís interpreta a ‘Don Ricky’, el dueño de una escuela de ballet que está pasando por una crisis, y que decide realizar una función benéfica para recaudar fondos, en la cinta Jugando a bailar.

“Es un personaje muy psicorrígido, autoritario, le gusta controlar las situaciones de lo que está pasando a su alrededor, pero en el fondo es un ser humano muy solidario que entiende que esta academia es su vida y está a punto de perderla, trata de que todo el que trabaja a su alrededor se involucre en esta gala benéfica y se produce una situación muy divertida”, precisó el comunicador, quien inició su relación laboral con Salcedo como jurado de los reality shows de su programa.

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