El jueves 21-6-2007 escribí: “De una cosa debe estar seguro el presidente (Fernández), en su incomprensible búsqueda de la reelección, y es que sin importar cuánto él y sus funcionarios hagan para perder las elecciones, los errores de la oposición serán siempre mayores y menores, por ende, las posibilidades de sus contrarios. Estaría consciente de que el poder presidencial es de por sí suficiente para adelantarse en la carrera y llegar primero, a menos que una grave lesión se lo impida. La experiencia diaria le confirmaría que sus adversarios no alcanzan a entender el alcance de ese poder. Se deja subestimar porque pone a los demás en desventaja. Al creérsele débil e inseguro, va al encuentro mejor preparado, con lo que consigue asestar los primeros y mejores golpes. Tiene, por lo demás, todo el tiempo a su favor, mientras observa desde su privilegiada condición cómo los demás tropiezan y conducen al borde del desfiladero.

“Por más líos en los que él se meta, adquiriendo aviones de combate sin concurso, agregando impuestos sobre impuestos, extendiendo como si fueran vacaciones los viajes presidenciales, y gastando en un metro lo que el país no tiene, la falta de visión de sus adversarios convierte sus errores en ganancias. Los sinsabores de la oposición y la ansiedad del que está abajo, divide a sus contrarios. Ante los ojos del país, los opositores se desgarran incapaces de aceptar las reglas democráticas.

“Propuestas de nuevas opciones electorales, disminuyen en perspectivas las posibilidades de un triunfo opositor. Como el Balaguer joven que se le pretende, ha aprendido a esperar el fallo en la acera de enfrente. Si todo sigue como va, no tendría entonces que desfallecer y agotar campañas extenuantes, ni apelar al uso exagerado de recursos públicos, como ha sido la tradición. Le bastaría con sus contrarios para preservar el reino del león en la selva política en que vivimos”.

Posted in La columna de Miguel Guerrero

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas