Ana Tholenaar.

Ana Tholenaar (Anny)nació en San Pedro de Macorís, hija de Francis Johanne Tholenaar, inmigrante holandés que en la década del 40 vino a trabajar para el Central Romana y aquí se quedó atrapado por la magia de esta tierra y de su gente; y Ana Victoria Carbuccia, oriunda de SPM, quienes procrearon cuatro hijos: Anny, Mariucha (fallecida) Frank y Jean.

Anny se forjó como una sólida y competente profesional, con un ejercicio de más de 30 años, iniciando en su natal SPM y luego trasladándose a Santo Domingo, donde se estableció definitivamente como terapeuta familiar. Se destacó en su carrera tanto aquí, en su país, como en otros países del área, donde se le reconoció su trayectoria como una excelente pedagoga, terapeuta, así como innovadora en la aplicación de las nuevas corrientes de la sicoterapia individual y de grupos, impartiendo continuos cursos y talleres sobre Análisis Transaccional, del que era pionera en RD junto a su socia Martha Beato, con quienes descubrimos los “estados del yo”, el PAN (Padre, adulto y niño) en la nueva teoría, para la época, de Erick Berne, siquiatra canadiense.

Anny… hoy brindo por ti, parodiando el título de la famosa canción. Gracias por haber nacido en esta tierra, por haberte conocido y ser tu amiga, por la profesión que ejerciste tan brillantemente. En la despedida final de tu cuerpo físico la tristeza que me invade es inmensa… pero qué bueno sentir esta tan humana emoción en el alma ante la pérdida de esta mujer brillante, gozona de la vida, honesta en su accionar…. mujer de valores, buena amiga y excelente familiar.

Perdón Anny por todo el sufrimiento que padeciste en los últimos años, por la lucha en la búsqueda de tu salud; cuestiono a las fuerzas oscuras que a veces dominan nuestro universo, ¿por qué tuviste que sufrir tanto?. Anny, vivirás por siempre entre nosotros, gracias por haberle dado tanto a tu patria, gracias por el legado dejado a tus hijos, Jaimito y Ricardo (Rico); nietos , familiares y tantos dominicanos que nos beneficiamos de tu saber, de tu preparación profesional , de tu inmaculada trayectoria, de tantos valores que adornaron tu existencia en tu paso por esta vida. Sentimos imperecedero orgullo de ti, amiga. Agradezcamos a Dios por habernos regalado esta joya de persona que fue Ana Tholenaar. ¡Paz eterna!

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