Gracias al pragmatismo de adoptar el sistema de producción capitalista, la China ha logrado despegar económicamente, lo que le ha dado el estatus de una súper potencia. Este extraordinario resultado se debió, en gran parte, a las inversiones occidentales que aportaron capital y know-how y a la apertura del mercado norteamericano. Solo con ese gigantesco mercado podía levantarse ese gigantesco país, valga la redundancia.

Los líderes chinos comprendieron algo no comprendido por los “izquierdistas” tropicales del patio: En el contexto del modelo económico adoptado, la creación de bienestar para las masas solo ocurrirá si los salarios aumentan, y para lograrlo, la demanda de trabajadores debería crecer mas rápidamente que la oferta.
Siendo así, la China adoptó la política de una familia, un hijo. ( En el caso dominicano, hemos planteado una política menos traumática para la restricción de la oferta de la mano de obra: el control efectivo de la frontera y la inmigración). Al referirnos a la decisión tomada por el Partido Comunista Chino, hemos dicho una familia, un niño, y no una familia, una niña. Esto así, pues las políticas vigentes en los últimos 70 años, por más duramente impuestas, chocaron con una cultura milenaria de más de 4000 años.

El resultado de este choque fue la más grande política abortiva del planeta, orientada en contra de las niñas. En el 2014, los hogares rurales eran el 50% del total, y las familias chinas preferían el nacimiento de un niño, que ayudara en las labores agrícolas. En los centros urbanos, esta preferencia obedecía a que los varones perpetúan el apellido y mantienen su familia cerca de sus padres, mientras que las hembras deben integrarse a la familia del esposo. Un estudio expresa que como “ resultado de los infanticidios femeninos y los abortos basado en el género, en la actualidad hay enrtre 30 a 40 millones más hombres que mujeres en la China.” En consecuencia, “habrá millones de hombres que no podrán tener una familia estable propia,” en opinion de Adrienne Germain of the International Women’s Health Organization. La gravedad del problema ha llevado al gobierno chino a corregir rumbo, naturalmente luego de que los salarios tienen años subiendo y el status de potencia de China está garantizado.

Siendo así, la lección china no es muy edificante para quienes defienden el derecho de las mujeres a no ser discriminadas, sin mencionar a aquellos que creen en la santidad de la vida, y que de niguna manera estarían de acuerdo con una política masiva de abortos contra niñas. La china progresó y se levantó, pero hirió su alma. Muchos restarán importancia a este hecho, maravillados por el evidente progreso material. Pero semejante herida sicológica afectará las relaciones de los chinos consigo mismos y con los demás.

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