La veterana cronista exhorta a las nuevas generaciones a salir a la calle y contactar las fuentes directamente

Carmenchu Brusiloff completará la veintena de profesionales de la comunicación que hasta ahora han recibido el máximo reconocimiento a la trayectoria periodística desde que se instituyó el Premio Nacional de Periodismo en el año 1994.

La veterana cronista social de nacionalidad española pero dominicana de adopción, quien próximamente será reconocida por el presidente de la República por sus aportes en los medios de comunicación en las áreas de sociales, turismo, investigación y reportajes, conversó con elCaribe sobre sus inicios, precisamente en este diario, de la mano de su madre, María Ugarte y sus mayores satisfacciones en 46 años de carrera.

¿El hecho de que su madre fuera la primera mujer en ejercer el periodismo en el país tuvo que ver en su inclinación hacia esta profesión?
El ser periodista no fue una decisión. Fue llegando sin darme cuenta desde que mi madre entró al periodismo en 1948, en El Caribe. En ocasiones la acompañaba a alguna de las actividades. Tengo una foto incluso de una noche en la cual ella cubría las incidencias de un hombre en huelga de hambre en el Parque Independencia. Ya adolescente, en vacaciones iba al periódico a ayudarla en la organización de las colaboraciones escolares que llegaban para una sección creada por ella. En el Colegio Santo Domingo colaboraba con el periódico escolar.

¿Qué legó su madre en usted?
Mi madre fue mi modelo como mujer profesional, trabajadora, independiente, íntegra, honrada.

¿Cómo fueron sus inicios y cómo ha cambiado la forma de ejercer esta profesión?
A fines de la década del 60 empecé a traducir para El Caribe artículos sobre moda publicados en The New York Times. Además de otros temas, como todos los artículos sobre el caso Watergate, publicados por The Washington Post. Y, como algo que caía por su peso, empecé a escribir. Primero sobre la moda en Santo Domingo, en el suplemento cultural. De ahí también al propio periódico, donde se me permitió, incluso, realizar trabajos, entrevistas y reportajes relacionados con la mujer. Estos se constituyeron en una fuente de datos en una época en que no se había hecho nada en materia de asuntos femeninos. En cuanto a un trabajo de investigación, también en El Caribe, sobre estudiantes universitarios de provincias en la capital, recibió el Premio Arturo Pellerano Alfau. Era la primera vez que se publicaba un trabajo sobre dicho tema. Me pasé casi un mes recopilando información, yendo a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y a la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), y a otras instituciones, así como a viviendas en barrios marginados donde muchos residían.

Hacer alusión al cambio de forma de hacer periodismo obliga a citar el periodismo digital, las redes sociales, etcétera. Son de gran ayuda, agilizan la labor, pero siempre hay que ir a las fuentes directamente. El periodista se está acomodando demasiado con la computadora, el celular… Hay que salir a la calle. Vivirla. Y eso en periodismo escrito está siendo abandonado por muchos. Afortunadamente no por todos.

¿Cuál ha sido la entrevista más difícil que le ha tocado hacer?
La más difícil fue la del exsecretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, en su primera visita al país. Me preparé de antemano leyendo un libro que me prestó don Rafael Herrera, director del Listín, pero el tono de voz de Kissinger me impedía entender con claridad lo que decía. Llevé libreta, bolígrafo y una grabadora, además de otra grabadora de Héctor Herrera, quien tomaba las fotografías. Cuando regresamos al Listín, en las grabadoras lo que más se escuchaba eran las olas del mar y la brisa que azotaba la terraza, en Casa de Campo, donde nos habíamos reunido. Gracias a la memoria de elefante de don Rafael, quien estaba en la entrevista, pude completar frases y elaborar correctamente el artículo.

¿Alguna vez sintió miedo durante una cobertura?
Un día en que habían militarizado Ciudad Nueva y la Zona Colonial salimos Ruddy González y yo a hacer un reportaje. Mientras caminábamos por la calle El Conde, Ruddy levanta su cámara para tomar una foto. El guardia que estaba al frente sube su ametralladora y la enfoca directamente hacia la cabeza de Ruddy. ¡Baja esa cámara, baja esa cámara! Fue casi un grito que le pegué a Ruddy. El susto lo pasamos.

¿Cuál ha sido su mayor reto a nivel profesional?
Al crearse el periódico Hoy, su director, Virgilio Alcántara me designó Editora de Temas, la sección de Sociales. Era la primera vez que en un periódico dominicano se designaban Editores de secciones. Como mujer, me tocó ser la primera. Me dio la oportunidad de diversificar lo que en ese entonces la sección de Sociales significaba. Es decir, limitadas a la cobertura de recepciones, cocteles, desfiles de moda. Aquí empezó, además, la formación de un equipo de periodistas de sociales: Jacqueline Ventura, en ese entonces estudiante de la UASD. Y la colaboración de Norys Sánchez. Siendo editora pude dar entrada a una sección de poemas y dibujos de gente joven, entrevistar a personalidades como Víctor Espaillat, publicar artículos escritos en forma literaria, crear la página de Rostros… Y crear, junto a Ezio Valentino, la revista Cartel, para encartar en el periódico. Tuvo una sola edición porque teniendo nosotros que buscar los anuncios se nos hizo cuesta arriba que la revista obtuviera ganancias. Mi gran reto como editora lo tuve, sin embargo, en el Listín Diario. Era también la primera editora que con ese título era designada en este periódico. Todavía en el Listín no había editores. En 1984 se formó el equipo de Sociales: Jacqueline, Norys y yo. Meses después se nos unía José Miguel Veras y al corto tiempo Matilde Fabián. Aquí el abanico de temas que podíamos cubrir apenas tenía límites. El director, Rafael Herrera, nos respaldaba. Abrimos páginas relacionadas con la salud, secciones de viajes y turismo, de alimentación, entrevistas a distintos profesionales, incluyendo mujeres y hombres en política, medio ambiente, decoración… Logramos que la tradicional cronista social no fuese ya encasillada en la crónica rosa, sin por ello abandonar la cobertura de actos sociales en los cuales intentábamos aprovechar el contacto para conseguir entrevistas o informaciones exclusivas. Amén de comprender que un acto social permitía proyectar cultura, información comercial, como la apertura de una empresa…

¿Qué significó el exilio para usted?
Nací durante la Guerra Civil, en Santander, España, una ciudad que estaba siendo castigada por los bombardeos. Huimos hacia Asturias y poco tiempo después, mi madre y yo embarcamos en un carguero hacia Francia. Mi padre se nos unió más tarde. En 1940 él se dirigió hacia República Dominicana, nosotras a España. Meses después nos reuníamos con él. El exilio me ha hecho sentir la dicha de tener dos patrias.

Contacto directo
Siempre hay que ir a las fuentes directamente. El periodista se está acomodando demasiado con la computadora, el celular. Hay que salir a la calle”.

Dos patrias
El exilio me ha hecho sentir la dicha de tener dos patrias. Dos nacionalidades: la española y la dominicana”.

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