Lourdes Contreras siempre estuvo vinculada con organizaciones que procuraban la igualdad de los derechos humanos, sobre todo de las mujeres

Lourdes Contreras es coordinadora del Centro de Estudios de Género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), donde procura cambiar la forma de pensar de la sociedad dominicana, en especial de las mujeres, respecto a la desigualdad de género y su impacto en diferentes ámbitos.

Su infancia, aunque feliz, estuvo marcada por las asechanzas de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, que fue creando en ella un espíritu de lucha que perseguía el cumplimiento de los derechos humanos.

Contreras nos cuenta lo difícil que fue para ella trasladarse en el año 1970 junto a dos de sus hijos, uno de ellos con apenas dos meses, a España, huyendo de la situación que se vivía durante el gobierno de Joaquín Balaguer.

Aunque está consciente del desafío que enfrentan las mujeres actualmente en diferentes estratos de la sociedad, al ser comparadas con los hombres, Contreras reconoce que la lucha por la igualdad de derechos se está fortaleciendo cada vez más.

1. Nacimiento
Nací el 13 de enero de 1945 en Santiago. Mi madre, Ana Mercedes Pérez, fue maestra, y mi padre, Darío Contreras Ureña, fue empleado de un comercio. Tuvieron cinco hijas, de las que soy la mayor. Mis hermanas son Gilda, Miguelina, Diana y Ana Mercedes. Tuvimos la dicha de nacer en un hogar con mucho amor, y con padres que nos infundieron valores humanos.

2. Infancia
Tuve una infancia feliz, muy acorde con lo que se estilaba en el momento. Mis recuerdos de la niñez todos son alegres, vinculados a la relación de mi familia ampliada. O sea, las hermanas de mi mamá, una de las cuales tenía una finca en Santiago, adonde íbamos. Esa infancia vinculada al territorio, a las plantas, a los animales, muy hermosa. Me crié en eso, y aprendí de eso; pero sobre todo de mi madre maestra, de una mujer dedicada a enseñar, a forjar generaciones. Definitivamente eso me marcó, a tal punto que más adelante me incliné también a seguir los caminos del magisterio.

3. Formación profesional
Comencé a ir a la escuela cuando apenas tenía 3 años. Mi madre me contó que en ese entonces, cuando mis vecinas salían hacia sus escuelas, yo solía caerles detrás, porque también quería estudiar. Mi educación básica la realicé en el Colegio Salvador Cucurullo, una escuela anexa a la normal. Siempre fui la más joven en las aulas donde estaba, ya que cuando estaba en básica me volaron cursos. Al llegar al octavo grado fui al Liceo Ulises Francisco Espaillat, pero el bachillerato lo compartí con el Colegio Sagrado Corazón, de monjas Dominicas, donde me gradué, precisamente en una época convulsa en el país: 1961. Justamente el 30 de mayo estaba tomando exámenes finales. Tras haber realizado mis estudios secundarios, me enfrenté entonces al reto de trasladarme hasta Santo Domingo, y aunque mi papá se oponía a que yo saliera de Santiago, lo logré en enero de 1962. Estudié Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

4. Inicios en la lucha
Cuando entré a la UASD, de inmediato busqué la forma de integrarme a movimientos estudiantiles, aunque ya venía de movimientos estudiantiles y femeninos en Santiago, pues había sido parte de la construcción de la Federación de Mujeres Dominicanas allá en Santiago. Cuando llegué a Santo Domingo me integré a Fragua, una organización joven que era muy combativa y luchadora. Hice siempre mi conexión a favor de los derechos de las mujeres y las luchas sociales, pero especialmente a aquellas que tenían que ver con la libertad de las mujeres.

5. Antitrujillista
Yo estuve desde mi infancia muy conectada con la lucha antitrujillista, porque mi familia estaba totalmente opuesta a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. En mi casa vivíamos la lucha contra el régimen. Mi abuelo, los hermanos de mi abuelo, todos eran antitrujillistas. Incluso, toda la familia de mi mamá estaba en el exilio por estas razones. El 30 de mayo del 61, en mi casa hubo un momento de fiesta puertas adentro, debido a que ya se había eliminado la dictadura. Recuerdo que mi madre cerró todas las puertas y las ventanas, ella se puso un vestido rojo y puso música para celebrar a escondidas del vecindario, porque aún así tenía temor.

6. Primer trabajo
Mi primer trabajo fue junto a mi padre, pues él tenía un negocio. Después que salió del comercio donde era empleado, montó su propio negocio. Yo entré para llevarle la contabilidad y el manejo de las cuentas. Me daba una compensación muy mínima, pero ahí fortalecí mi responsabilidad laboral. Cuando terminé mis estudios universitarios de Filosofía y Letras con mención en Historia y Literatura, a mí lo que me gustaba era el pensamiento, el debate de ideas, nunca me pasó por la mente en cuál área debía buscar trabajo relacionado con mi carrera. En ese entonces mi interés era el ayudarme a construir pensamiento. Yo no estaba preocupada por un empleo, realmente tengo que confesarlo. Uno de mis primeros trabajos fue en el Ayuntamiento del Distrito Nacional.

7. Familia
Este año cumplo 55 años de relación con Narciso Isa Conde. Sin duda, me casé con un revolucionario comprometido con la lucha por las transformaciones sociales del país. Enfocado en los cambios al socialismo, con el cambio en las relaciones de propiedad de los medios de producción. Eso me complementó, porque siendo estudiante yo ya estaba compenetrada con esos temas, sobre todo con la lucha contra los remanentes del trujillismo. Recuerdo, incluso, que cuando era pequeña mi mamá me entraba en un closet junto a una radio a escuchar Radio Habana, para llamarla cuando mencionaran Santo Domingo, Trujillo o República Dominicana. A partir de ahí nació en mí un espíritu por conocer la realidad de nuestro país, y enfrentar la dictadura. Nuestros hijos son Pavel Ernesto, Narciso Rafael y Ricardo, quienes nos hicieron abuelos de cuatro criaturas. Todos ellos lo representan todo para mí.

8. Satisfacciones
Mis grandes satisfacciones siempre han estado conectadas con cómo me recuerda la gente. Cuando me dicen que gracias a mí cambiaron su forma de pensar respecto a algún tema, o que por mis ideas o recomendaciones conocieron mejor la realidad social y política del país. Eso es lo que yo siempre valoro más. Además, cuando los estudiantes valoran mi papel como docente y me hacen saber que influí positivamente sobre ellos, como en el tema de la desigualdad de género y la brecha de género, eso es muy importante. Evidencia, en gran medida, el impacto que tiene uno como ser humano.

9. Régimen de Balaguer
La época más difícil, sin duda, fue el régimen Balaguerista, la época más sangrienta, específicamente el año 70, cuando mi marido llevaba dos años en la clandestinidad, desde que se eligió a Balaguer a partir de la intervención militar norteamericana, cuando en julio del 66 se impuso con unas elecciones fraudulentas. Vino una época muy dura, de violaciones a los derechos humanos, de asesinatos, pero de muchos luchadores. Pero el momento más alto de ese tiempo fue el año 70, cuando se divulgó una lista de revolucionarios que el régimen de Balaguer tenía la decisión de liquidar. El 24 de septiembre asesinaron a Amín Abel Hasbún, el mes anterior habían asesinado a Otto Morales, y sabíamos que el tercero era mi marido. Era una situación muy difícil, porque acababa de nacer mi segundo hijo, y las condiciones de ocultación de mi marido cada vez se ponía más difícil, porque había menos posibilidades de hogares que quisieran esconderlo. En esa época se da mi salida del país, como emigrante política. Fue el momento más duro, porque mi marido se fue dos meses antes a España. En diciembre de 1970 mi esposo me avisó que podía salir con mis dos hijos, uno con tres meses de nacido, y el otro con dos años. Ambos en mis hombros, y yo con mi mochila.

10. Lucha de las mujeres
Las conquistas de cualquier país en el mundo están relacionadas con la capacidad de los pueblos de revelarse contra la opresión y contra la explotación. Veo que se desarrollan capacidades en nuestra sociedad, vinculadas a las luchas de las mujeres, enfocadas en transformar las relaciones que tienen con los hombres. Y las luchas de las mujeres las apoyo sin importar lo que esto implique. La prioridad debe ser que las mujeres se enfoquen en descubrir las características de las desigualdades de salarios en el mundo laboral, las desigualdades de reconocimiento. La brecha de género nos afecta a todos, pero el momento actual evidencia que las mujeres están menos dispuestas a aceptar las diferentes manifestaciones de la desigualdad.

El impacto de la desigualdad

“La brecha entre hombres y mujeres, que se expresa en todos los ámbitos, solo se logra reducir de manera progresiva, con la fuerza que desarrollen las mujeres en contra de esas situaciones. Se trata de una lucha de nosotras con nosotras mismas, para entenderla, para desarrollar la capacidad de comprender las raíces de esa situación. Y desarrollar convencimiento de que eso es justo y adecuado, las propias mujeres en ese entorno, con sus familias. El siguiente entorno, esa situación concéntrica, de yo con mi pareja, y mi entorno social es lo que va a desarrollar el núcleo central de las transformaciones en favor de la lucha. Esa lucha tiene que ser descubierta y vista en todas sus manifestaciones, de tipo numérico, estadísticas que evidencian que la situación de las mujeres es diferente a los hombres. La diferencia sexual ha generado desigualdad social entre hombres y mujeres. Lograr que la sociedad se dé cuenta de que no es justo, de que no es correcto, que debe ser comprendido por los hombres y las mujeres, dándose cuenta de que van a ser lesionados, porque son favorecidos por la desigualdad en la medida en la que sienten, declaran y aceptan que haya sacrificios de las mujeres en relación con los niveles de vida, cuando sienten que una mujer está obligada a servirle la comida, cuando son cosas para compartir. Debe ser realidad compartida. En la medida en que eso sea comprendido por los hombres y mujeres, esa brecha será cerrada. En la medida en que tenemos hogares sanos estamos generando las riquezas que le da valor al producto interno dominicano en términos de lo más importante que tiene un país, que son su gente”.

Desigualdad
“En la medida en que todas nuestras mujeres dedican su tiempo y esfuerzos al hogar, están generando riqueza que no se expresa en términos económicos y monetarios. Eso es desigualdad”.

Hogares
“El reconocimiento de que el trabajo de las mujeres, las que dinamizan la llamada economía del hogar, que al final de cuentas echa adelante una familia, se está olvidando”.

Barrera
Cada uno de nosotros tiene un grado de responsabilidad a la hora de reducir la barrera que nos priva de los derechos humanos”.

Grupos
Estuve desde pequeña ligada a las organizaciones sociales que buscaban ver una sociedad más justa para todos”.

Magisterio
La docencia fue una oportunidad, gracias a mi madre me motivé, estoy convencida que esta es una de las carreras más valiosas”.

Medidas
El Estado necesita articular mejores estrategias para lograr la verdadera igualdad de género y la igualdad de derechos”.

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