WASHINGTON. En su primer año de mandato en EE.UU., Donald Trump ha atemorizado a millones de indocumentados al llevar al papel su discurso antiinmigrante con planes ansiados por los conservadores como cancelar DACA y TPS, aunque ha chocado con la realidad a la hora de materializar medidas como el muro con México.

El magnate neoyorquino dejó sentadas las bases de su política migratoria desde el día en el que anunció su candidatura a la Presidencia, en junio de 2015, al proponer levantar un “gran muro” en la frontera con México, país desde donde mandaban, en su opinión, “drogas, el crimen y los violadores”.

Desde entonces se sucedieron promesas de endurecer la política migratoria para obtener más logros sobre este tema que lo alcanzado por otros políticos en los últimos 50 años, y en un año ha dado pasos para lograrlo.

Cinco días después de llegar al cargo firmó dos órdenes ejecutivas para detener al mayor número posible de indocumentados y deportarlos sin demora y retirar fondos federales a las ciudades que rechazaran colaborar en este objetivo.

A la espera de los fondos del Congreso para llevarlas a cabo, el “efecto Trump” sí quedó patente en una reducción del 26 % en la llegada de inmigrantes a la frontera.

El temor a sus medidas era palpable fuera del país, pero también entre los 11 millones de indocumentados que se calcula viven en el país.

Los inmigrantes con permiso temporal como los “soñadores” amparados bajo la Acción Diferida (DACA) y aquellos que pidieron el Estatus de Protección Temporal (TPS) también han sido víctimas de las políticas migratorias de la Casa Blanca este año.

En septiembre Donald Trump anunció la cancelación de DACA, que amparaba a 690.000 jóvenes, aunque un tribunal federal anuló temporalmente esta medida y a finales de año decidió no renovar el TPS a 195.000 salvadoreños, 58.000 haitianos, 5.500 nicaragüenses y un millar de sudaneses.

Posted in Destacado, Internacionales

Más de destacado

Más leídas de destacado

Las Más leídas