CARACAS — Las autoridades venezolanas anunciaron el lunes el desmantelamiento del grupo dirigido por el expiloto rebelde Óscar Pérez tras un enfrentamiento en una barriada al oeste de Caracas, donde fue localizado el exoficial, prófugo desde que atacó en helicóptero edificios gubernamentales el año pasado.
Más temprano, Pérez, quien se hizo notar al atacar desde un helicóptero edificios gubernamentales a fines de junio, difundió en su cuenta de Twitter un vídeo en el que se observa con el rostro lleno de sangre y un fusil a su lado.
El exoficial aseguró que las fuerzas de seguridad lo mantenían cercado en el lugar donde estaba escondido junto otras personas y que le estaban disparando.
“Nos vamos a entregar”, grita Pérez, de 36 años, mientras se escuchan al fondo algunas detonaciones de armas de fuego. “No quieren dejar que nos entreguen, nos quieren asesinar”, agrega.
En otra grabación, el expolicía aseguró que se encontraba en la barriada de El Junquito y que estaba negociando. Versiones de prensa señalaron que esa zona había sido tomada desde temprano por decenas de policías y que algunas ambulancias llegaron al lugar.
El expiloto tomó protagonismo el año pasado en las redes sociales al llamar a los venezolanos a salir a las calles a protestar contra el gobierno, una exhortación que coincidió con manifestaciones antigubernamentales en Caracas y otras ciudades del país.
Desde la clandestinidad, Pérez difundió el 19 de diciembre en las redes sociales un video desde una supuesta instalación militar en la que aparecían algunos presuntos militares maniatados y con las bocas cubiertas con adhesivo.
Horas después de la difusión de la grabación, el presidente Nicolás Maduro anunció al país que fue asaltada una instalación militar a las afueras de la capital por un supuesto grupo terrorista y ordenó a la fuerza armada responder con dureza esas acciones.
Por su parte, el director de la policía judicial, Douglas Rico, difundió el 21 de diciembre en su cuenta de Twitter una fotografía de Pérez en la que lo identificó como “terrorista, asesino, enemigo público N 1” y se ofreció una recompensa por su captura.
El exactor de una película policial atacó el 27 de junio las sedes capitalinas del Ministerio de Relaciones Interiores y del Tribunal Supremo de Justicia desde un helicóptero de la policía judicial que había robado de una base aérea militar de Caracas. En esa oportunidad el expolicía destacó que sus acciones fueron cuidadosamente planeadas para no ocasionar víctimas.