El presidente Danilo Medina durante su discurso en Jamaica
El presidente Danilo Medina durante su discurso en Jamaica

El presidente Danilo Medina expresó este martes en Jamaica, que en estos momentos El Caribe está ante una grandísima oportunidad para presentarse como como un destino unificado en el mercado global del turismo.

Durante su discurso en Montego Bay, Jamaica, donde participa en la Conferencia sobre Alianzas para el Turismo Sostenible, el mandatario dominicano resaltó que todo apunta a que el 2017 será el octavo año consecutivo de crecimiento  continuo del turismo en El Caribe, con un sólido 4% en relación con el año anterior y todo indica que esta tendencia continuará.

“En el caso de la región del Caribe esto es crucial, porque actualmente somos la región que más depende de los ingresos del turismo en sus economías”, resaltó.

El gobernando puso como ejemplo a la Republica Dominicana, para la cual el turismo está produciendo más del 25% de las divisas que  genera la economía.

“Esto no quiere decir, por supuesto, que los dominicanos vayamos a dejar de promocionar la República Dominicana, o que los jamaiquinos dejen de promocionar a Jamaica como destino.  Se trata sencillamente de reconocer que hay un mercado mayor más allá. Hay un visitante que quiere acumular más de una experiencia en su viaje, conocer la riqueza y diversidad de nuestras culturas y aprovechar su visita a este lado del mundo para viajar a distintos lugares”, indicó Medina.

El presidente dominicano agregó que “eso nos abre, como ustedes saben bien, un gran espacio para lo que en lenguaje técnico se llama turismo multidestino.  República Dominicana, Trinidad y Tobago, Barbados, Jamaica, Santa Lucía, Cuba, Puerto Rico y todas las islas que componen esta bella región tenemos un enorme potencial si somos capaces de tejer una red de ofertas que permita a los clientes explorar todo el atractivo que se suma  alrededor del clima, la cultura y la experiencia que les ofrece El Caribe”.

“En ese sentido, en el día de hoy mi país ha firmando con Jamaica un acuerdo de cooperación de turismo multidestino, con el propósito de potenciar esta oferta conjunta. Por supuesto, nuestro objetivo es que a este le sigan muchos otros acuerdos entre las naciones del Caribe, que nos permitan desarrollar todo nuestro potencial”, resaltó. 

A continuación el discurso íntegro del presidente Danilo Medina en Jamaica:

 

Discurso del Excelentísimo Señor Presidente de la República Dominicana, Lic. Danilo Medina en la Conferencia sobre Alianzas para el Turismo Sostenible.

Jamaica, 28 Noviembre 2017

Honorable Señor Andrew Holness,

Primer Ministro de Jamaica;

Honorable Señor Allen Chastanet,

Primer Ministro de Santa Lucía;

Honorable Señor Taleb Rifai,

Secretario General de la Organización Mundial del Turismo;

Honorable Señora Cecile Fruman,

Directora de Comercio y Práctica de Competitividad Global, en representación del Banco Mundial;

Honorable Señor Alexandre Meira Da Rosa,

Vicepresidente para América Latina y El Caribe del Banco Interamericano de Desarrollo;

Distinguidos Miembros de las Instituciones Cooperantes para la organización de esta conferencia;

Honorables Miembros de las Distintas Delegaciones Internacionales presentes;

Distinguidos Miembros del Gobierno de Jamaica;

Señoras y señores,

Es un placer estar aquí en esta bella ciudad de Montego Bay y es un honor visitar la que para los dominicanos es y será siempre la hermana nación de Jamaica.

Quiero agradecer al Honorable Primer Ministro, Andrew Holness, tanto su invitación personal, como la organización de esta Conferencia sobre Alianzas para el Turismo Sostenible.

Como saben, el turismo es una de las maneras más directas de tejer nexos de unión entre los seres humanos, fomentando el intercambio de ideas y de experiencias.

Y es también una forma de crear conexiones entre países que hasta hace poco no se conocían, pero que pueden tener un gran futuro en común.

Veo aquí a muchos de los líderes de este gran intercambio global, veo a los grandes impulsores del sector del turismo, tanto públicos como privados.

Y eso me alegra, porque el turismo, además de ser un creador de experiencias, es un gran motor de desarrollo para los países que lo acogen.

Lo cierto es que, en solo seis décadas, el turismo ha pasado de ser una pequeña industria de lujo a convertirse en un fenómeno de masas mundiales.

Según las cifras de la Organización Mundial del Turismo, en 1950 el turismo movía 2 mil millones de dólares a escala global, en el año 2000 llegó a los 495 mil millones de dólares y, siguiendo esta curva de aceleración ascendente, en el 2015 había alcanzado ya un billón y medio de dólares. Esto supone el 10% del Producto Interno Bruto Mundial.

En el 2016, más de 1.200 millones de turistas viajaron por el mundo y, según cifras de la Organización Mundial del Turismo para el año 2030, se proyecta que se alcance la cifra de los 1.800 millones de personas.

Para que nos hagamos una idea, esto quiere decir que el turismo ocupó en el año 2015 el tercer lugar en las exportaciones mundial, después de los combustibles y productos químicos, y por delante de los productos de automoción y los alimentos.

Esto es especialmente importante para los países menos desarrollados, donde el turismo representa alrededor del 7% de las exportaciones de bienes y el 30% de las exportaciones de servicios.

Por todo ello, el impacto económico de este fenómeno es hoy tan grande que, de manera directa o indirecta, es responsable de aproximadamente uno de cada diez puestos de trabajo en el mundo, generando oportunidades de progreso para naciones de todas las latitudes.

Si analizamos por regiones este crecimiento del turismo encontramos que el año pasado Asia y el Pacífico crecieron un 9% seguida de África, con un aumento del 8% y, las Américas, que creció 3%.

En Europa, la región más visitada del mundo y por tanto el mercado más consolidado, el crecimiento fue de un 2%, y la única región que perdió visitantes, un 4%, fue Oriente Medio debido a la inestabilidad política de la región.

En definitiva, el turismo se ha distinguido por un crecimiento prácticamente ininterrumpido a lo largo del tiempo, a pesar de crisis ocasionales, demostrando siempre su fortaleza y resistencia como fuente generadora de ingresos.

Por supuesto, no es menos cierto que un crecimiento exponencial de esta naturaleza viene acompañado de otros retos y amenazas. Por eso es tan importante que nos detengamos a reflexionar.

Señoras y señores,

Este año 2017 que está a punto de terminar fue declarado por las Naciones Unidas como Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo.

Una decisión que celebramos y que ha contribuido notablemente a poner de relieve la necesidad de pensar en el largo plazo y reconocer que el futuro de este sector no debe dejarse a la improvisación.

Desde el inicio del Año Internacional del Turismo Sostenible han tenido lugar, cada mes, decenas de actos descentralizados, en diferentes puntos del mundo, pero todos alineados en torno a un propósito común.

Lograr que esta industria creciente y llena de oportunidades se oriente cada vez más a la definición de turismo sostenible. Es decir, a un turismo que mantiene un equilibrio entre los intereses sociales, económicos y ecológicos; un turismo que integra las actividades económicas y recreativas con el objeto de buscar la conservación de los valores naturales y culturales.

Los temas sobre los que se ha debatido son muchos, diversos e interesantes. Desde el futuro de los resorts y del turismo gastronómico, al papel de la comunicación en el turismo sostenible, las iniciativas de conservación de la fauna y de las costas o la necesidad de asegurar un turismo accesible a las personas con discapacidad. Este calendario ha reunido a empresarios del turismo de todo el mundo y de todos los tamaños, a organizaciones no gubernamentales, académicos, funcionarios y técnicos de instituciones multilaterales.

Adicionalmente a las reuniones de las Comisiones Regionales y la Asamblea General, se celebraron actividades a mayor escala.

Por ejemplo, en Manila se dio una  Conferencia Mundial sobre Estadísticas del turismo sostenible, lo cual es indispensable si queremos tener datos objetivos sobre los cuales avanzar hacia nuestra metas.

En septiembre Montreal acogió la Conferencia Mundial sobre Turismo Sostenible para el Desarrollo y la Paz y en Madrid se realizó una mesa Redonda sobre Turismo Urbano Sostenible, algo que sin duda interesa a las grandes capitales europeas, pero también a los países emergentes que buscan diversificar su oferta.

Además, antes de la Clausura del Año Internacional del Turismo Sostenible tenemos aún en agenda la Conferencia Mundial de la OMT y de la UNESCO sobre Turismo y Cultura, en la ciudad de Mascate del sultanato de Omán.

Participar, de una u otra forma en estas actividades, talleres y seminarios ha sido y es una gran oportunidad para miles de personas vinculadas al mundo del turismo y también para los distintos actores implicados en la toma de decisiones.

Son muchos los conocimientos, las experiencias, los estudios, los datos y las capacidades que se han puesto en nuestras manos gracias a la celebración de este año Internacional del Turismo Sostenible.

Se ha abierto ante nosotros una gran oportunidad para reflexionar conjuntamente sobre el largo plazo y para comenzar a planificar desde ahora las medidas concretas que nos llevarán a construir el sector turístico que queremos dejar a las próximas generaciones.

Necesitamos un turismo que tenga en cuenta la toma de decisiones locales, generando empleos para las comunidades y respetando su identidad e intereses.

Necesitamos un turismo que fomente el respeto en todas sus formas, que no se transforme en una industria extractiva y cuyos beneficios se repartan de manera equilibrada.

Y entiendo que este año Internacional del Turismo Sostenible está dotándonos de las herramientas para movilizarnos desde los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil para trabajar juntos por estos objetivos.

Nuestra misión ahora es que el final de este año sea apenas el comienzo.

El comienzo de una agenda de trabajo nacional, regional y mundial mucho más intensa y coordinada para avanzar hacia el futuro del turismo.

En este sentido consideramos positivo que la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS de las Naciones Unidas, contemplen el turismo sostenible como una de sus metas.

Quiero enfatizar también que esta meta de transformación del turismo no debe verse como una ruptura drástica con el modelo existente. Entiendo que en realidad lo que debe ocurrir es una evolución natural.

Lo países de la región del Caribe, por ejemplo, no dejaremos de ser visitados en buena parte para disfrutar del sol y la playa. Ese es uno de nuestros grandes atractivos, después de todo.

Sin embargo, sabemos también que a esa experiencia podemos añadir muchas otras. Podemos ofrecer turismo de aventuras, turismo ecológico, turismo histórico y cultural, turismo culinario, turismo religioso y turismo de salud. En fin, una lista interminable de opciones que van mucho más lejos.

Pero además, las herramientas con las que contamos ahora deben permitirnos evaluar y planificar los futuros desarrollos  que pondremos en marcha en cada lugar y sus consecuencias en todos los ámbitos.

Tenemos que hacerlo para garantizar la sostenibilidad económica y medioambiental, y para que los ingresos turísticos lleguen a un mayor número de comunidades.

Debemos atender las necesidades de los turistas actuales y de millones de personas que viven del turismo, pero también debemos asegurar las necesidades económicas y sociales del resto de la población, así como la integridad cultural y ecológica de nuestros frágiles ecosistemas, que son en definitiva el patrimonio que dejaremos a las generaciones futuras.

En mi país, la República Dominicana como en otras muchas partes del mundo, quedan todavía muchas regiones con atractivos naturales y culturales excepcionales que aún no se han desarrollado plenamente, tales como el suroeste y el noroeste de la república.

Pero sabemos que en esos lugares debemos apostar por un turismo sostenible, de baja densidad. Una experiencia que mantiene un equilibrio entre los intereses sociales, económicos y ecológicos.

Porque, además, cada vez son más los turistas conscientes de la necesidad de integrar su experiencia vacacional con la conservación de los valores naturales y culturales de la zona.

La apuesta por la sostenibilidad turística, en todas sus formas, será beneficiosa desde todos los puntos de vista y, no me cabe duda, será también fuente de ingresos y desarrollo para nuestros pueblos.

Amigos y amigas

A los presentes nos unen oportunidades conjuntas y, porqué no decirlo, también grandes desafíos globales.

Desafíos en los que el turismo, paradójicamente, puede ser tanto un agravante si se maneja mal, como una solución si se gestiona bien.

La respuesta ante problemas de salud, como el brote de zika o ante desastres naturales, como huracanes o inundaciones, deben recordarnos la necesidad de la planificación y de coordinación permanente entre nuestros países.

De la misma forma, tenemos la responsabilidad de trabajar conjuntamente en la búsqueda de soluciones regionales a problemas comunes, como el manejo de residuos, la generación de energía limpia o la conservación de nuestros mares y océanos.

Y, por supuesto, debemos dar los pasos necesarios para que, tanto nuestros países como nuestro sector turístico estén plenamente preparados para adaptarse al cambio climático.

Por eso, nos alegra que el sector del turismo se haya comprometido con la meta de reducir un 5% en sus emisiones de CO2.

De hecho este próximo día 29 mi país, la República Dominicana albergará un taller sobre el papel del turismo en el marco de la Iniciativa Climática Internacional.

También por eso, es de máximo interés que, especialmente los países más vulnerables, tengamos una sola voz en foros como la Cumbre “Un Planeta” que se celebrará en París en torno al cambio climático.

Es hora de que el mundo conozca las dificultades que debemos superar frente a desastres naturales cada vez más frecuentes y que nos apoyen en la labor de mitigación y reconstrucción.

Señoras y señores,

Antes de terminar esta intervención me gustaría centrar la atención en nuestra región Caribeña.

El año pasado recibíamos grandes noticias.

El turismo en la región del Caribe creció más rápido que el promedio mundial y fruto de ello, por primera vez, superamos la cifra de 25 millones de visitantes[1].

Todo apunta a que el 2017 será el octavo año consecutivo de crecimiento  continuo del turismo en El Caribe, con un sólido 4% en relación con el año anterior y todo indica que esta tendencia continuará.

En el caso de la región del Caribe esto es crucial, porque actualmente somos la región que más depende de los ingresos del turismo en sus economías.

Para darles un ejemplo, para la Republica Dominicana el turismo está produciendo más del 25% de las divisas que genera nuestra economía.

Estamos, por tanto, ante una grandísima oportunidad. Sobre todo si logramos posicionar “El Caribe” como un destino unificado en el mercado global.

Esto no quiere decir, por supuesto, que los dominicanos vayamos a dejar de promocionar la República Dominicana, o que los jamaiquinos dejen de promocionar a Jamaica como destino.

Se trata sencillamente de reconocer que hay un mercado mayor más allá. Hay un visitante que quiere acumular más de una experiencia en su viaje, conocer la riqueza y diversidad de nuestras culturas y aprovechar su visita a este lado del mundo para viajar a distintos lugares.

Eso nos abre, como ustedes saben bien, un gran espacio para lo que en lenguaje técnico se llama turismo multidestino.

República Dominicana, Trinidad y Tobago, Barbados, Jamaica, Santa Lucía, Cuba, Puerto Rico y todas las islas que componen esta bella región tenemos un enorme potencial si somos capaces de tejer una red de ofertas que permita a los clientes explorar todo el atractivo que se suma  alrededor del clima, la cultura y la experiencia que les ofrece El Caribe.

En ese sentido, en el día de hoy mi país ha firmando con Jamaica un acuerdo de cooperación de turismo multidestino, con el propósito de potenciar esta oferta conjunta. Por supuesto, nuestro objetivo es que a este le sigan muchos otros acuerdos entre las naciones del Caribe, que nos permitan desarrollar todo nuestro potencial.

Desde los Gobiernos hay mucho que podemos hacer para promocionar el turismo en la región: cielos abiertos, facilitación migratoria, mejores y más eficientes aeropuertos e incentivos fiscales y, por supuesto promoción conjunta.

Igualmente, hay mucho que puede empezar a hacer el sector privado: turoperadores, agencias de viaje, aerolíneas, navieros y otros actores deberían ver el gran beneficio que pueden obtener si empiezan desde ya a diseñar productos multidestino atractivos.

Amigas y amigos,

Nuestro país es, podríamos decir, un país extrovertido. Y lo es no solo por la alegría de nuestra gente y nuestra hospitalidad para recibir extranjeros, sino también por nuestra predisposición a ampliar nuestros horizontes.

Los dominicanos apostamos por la apertura al mundo, pero apostamos sobre todo, por la colaboración y el trabajo conjunto para lograr mejores resultados.

Queremos trabajar con todos ustedes para transformar el sector turístico no sólo en motor de crecimiento, sino en motor del crecimiento sostenible.

Pongamos todos nuestros mejores valores en juego para que el turismo no sea solo más empleo, sino también empleo formal y de calidad para el progreso de nuestros pueblos.

Hagamos que no solo sea más divisas e ingresos, sino ingresos para todos los sectores y todo el territorio, de manera equilibrada.

Todos los aquí presentes tenemos la responsabilidad, no solo de participar, sino también de liderar esta transformación que está viviendo el turismo.

No les quepa duda: sus prioridades son también las prioridades de la República Dominicana.

Vamos a seguir apostando por un turismo que recoja los tres valores que nos proponen las Naciones Unidas: Viajar, disfrutar y respetar.

¡Muchas gracias!

[1] Según el informe de la Organización Mundial del Turismo.

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