Santiago. La falta de controles de seguridad y las dificultades debido a la tardanza en los trabajos de intervención del hospital regional José María Cabral y Báez facilitaron la sustracción millonaria del almacén de medicamentos. Desde hace un tiempo, permanece dañado el aparato que permite a los empleados mediante una clave, penetrar a dicho espacio de almacenamiento de medicina. Además, en esa zona se carece de seguridad militar o policial. La falta de espacio ante los inconvenientes en la reconstrucción del hospital Cabral y Báez, que inició en el año 2013, obliga a colocar una parte de los medicamentos en los pasillos.

Decena de cajas de suero, permanecen colocadas en el primer nivel del centro de salud, frente a las oficinas administrativas.

Otras en los pasillos que dan acceso hasta la morgue y el área donde son atendidos los pacientes con VIH. Hasta el momento se estima en aproximadamente cinco millones de pesos las pérdidas en medicamentos sustraídos.

Sin embargo, aunque se informó que fue suspendido todo el personal de dicha área de almacén de medicamentos, casi todos continúan laborando con regularidad. El hermetismo con que se maneja el caso impide que los trabajadores puedan hablar al respecto sobre el proceso investigativo. El almacén de medicamentos está ubicado en el primer nivel del edificio.

La pasada semana, el director del centro hospitalario, Ernesto Rodríguez, acudió a la fiscalía y la dirección Cibao Central de la Policía Nacional para solicitar abrir una investigación. Una fuente dijo que además había solicitado que sea la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (PEPCA) que asuma las pesquisas para determinar la magnitud.

Se dijo que entre los medicamentos sustraídos hay uno de alta peligrosidad y se trata de un potente analgésico, debido a que puede ser utilizado para la elaboración de drogas sintéticas, aunque la dirección del centro de salud no ha querido referirse al respecto.

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