La gira oficial de Donald Trump por Asia, la primera que realiza como presidente de los Estados Unidos y la más larga -11 días- que haya hecho algún mandatario estadunidense en los últimos 25 años por ese continente coincide con el aniversario de su elección el pasado 8 de noviembre.

El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, fue el primer jefe de Estado al que Trump recibió posterior a ganar las elecciones. Lo hizo en la lujosa torre de apartamentos del entonces recién electo presidente situada en Nueva York, y a la sazón, iba Abe camino a la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-pacífico (APEC) que se celebraba al día siguiente en Lima, Perú.

Esta vez, Trump ha llegado a Tokio como puerta de entrada a Asia justamente un año después de ese acontecimiento y justo cuando el primer ministro Abe ha resultado reelecto para un nuevo período al frente del ejecutivo.

Parece ser un gesto de reciprocidad llegar primero a Japón en estas circunstancias, pues desde allí, luego de visitar Corea del Sur y China, Trump ha arribado a Vietnam para participar, como Abe un año atrás, en la Cumbre del Foro APEC, que se celebra en la ciudad vietnamita de Danang. De allí partiría a Filipinas a reunirse con quien llegó a llamar a Barack Obama “Hijo de P…” el presidente Rodrigo Duterte.

Sin embargo, aun cuando Washington habrá querido –a lo mejor- conferir coincidencia de propósito a aquella visita del Shinzo Abe a Donald Trump en Nueva York a solo días de ser electo, existe una agenda muy clara que ha llevado a Trump a visitar por un periodo de tiempo relativamente amplio estos países asiáticos.

La celebración de la Cumbre del Foro de APEC ha sido quizás el pretexto perfecto, pues allí se discutirían elementos relativos al comercio en los cuales existen serias diferencias con quien ocupa la oficina oval actualmente. Solo para rememorar, El Trans-Pacific Partnership, (TPP), aquel que abandonó Trump no bien asumir el poder, tiene sus antecedentes o inicios de negociaciones en la cumbre de APEC realizada en Los Cabos, México, en el año 2002.

De modo que este Foro podría ser visto posiblemente como el escenario en el que los Estados Unidos rompió, contrario a lo que había sido la práctica, con un ambicioso y polémico tratado que buscaba dar forma al mayor bloque económico del mundo.

Paradójicamente, fue China, que también es Estado Miembro de APEC, como lo es Estados Unidos y 18 países más, quien con su discurso en defensa del libre comercio, de los bloques comerciales y en contra de la estrenada política de Trump de autoaislamiento y proteccionismo comercial, se convirtiera en este escenario en adalid de la apertura comercial y de la globalización.

Aprovechó Xi Jinping esta actitud de Washington para potenciar su propuesta de revigorizar la “Ruta de la Seda” y la creación de otros mecanismos financieros en los que China tendría un liderazgo indiscutible. En cierto modo, con la actitud de Washington de renegar a lo que antes defendía con la administración de Obama, estaba Trump entregando en ‘bandeja de plata” la influencia de los Estados Unidos en el comercio mundial.

De modo que esta reunión anual de los veinte países que componen APEC, en los que se cuentan México y Canadá –países con los que Estados Unidos renegocia el NAFTA- era una oportunidad para traer a la mesa y dejar claros algunos elementos en los que Trump dice no claudicará, como es la defensa al interés primario de los Estados Unidos y a la salvaguardia de un comercio favorable para las arcas norteamericanas.

De ahí que Japón y otros diez países más han indicado, justo después de la visita de Trump a Tokio, que continuarán avanzando en la aplicación de lo negociado y acordado en el TPP, esperando que en un futuro los Estados Unidos pueda unírseles. Por supuesto, China no forma parte de este grupo.

Otro de los puntos de esta importante gira es el tema de la crisis en la península coreana y la importancia que para los Estados Unidos tiene el reforzar los lazos estratégicos y los compromisos regionales de cara a contrarrestar los desmanes del régimen de Corea del Norte.

Sin lugar a dudas esta gira tendrá un peso determinante en la respuesta regional ante cualquier tipo de acontecimiento que pueda generarse a partir de la retórica belicista que mantiene Washington y Pyongyang con respecto al programa nuclear y a los ensayos balísticos y lanzamientos de misiles que lleva a cabo Kim Jon-Un.

Estados Unidos sabe muy bien que los ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur y Japón y las referencias a su ostensible poder militar arrollador son insuficientes para resolver el tema de la península coreana si no se apoya firmemente en el liderazgo de China y Rusia en la zona.

Parece ser ese el motivo por el cual en esta gira Trump ha tenido un trato muy elogioso hacia China y hacia la influencia de Xi Jinping. Aun cuando ha sido palpable que el régimen de Corea del Norte desatiende con frecuencia los llamamientos a la calma y al diálogo expresados desde Pekín, es un hecho que la colaboración de China, junto con el pragmatismo conservador de Japón y Corea del Sur, evitarán cualquier desbordamiento de pasiones en la zona, a no ser que suceda un accidente fatal capaz de desencadenar un conflicto nuclear de consecuencias imprevisibles.

De modo que, esta gira de Trump por Asia parece abrir otro capítulo de las relaciones de Washington con la zona, en donde la influencia de los Estados Unidos ha ido perdiendo puntos a favor del avance de China.

Resulta paradójico que es justamente ese liderazgo de China el que podría ahorrarle a los Estados Unidos la ocurrencia de situaciones lamentables si colaborase de forma comprometida para traer a la mesa del diálogo al régimen de Pyongyang.

La asistencia de Trump a la cumbre del Foro APEC le ha permitido también conversar con el presidente ruso Vladimir Putin, justamente cuando en suelo estadounidense continúan las investigaciones –incluso detenciones- por la posible injerencia rusa en las elecciones en las que resultó vencedor.

Al final de esta gira Trump participaría en la reunión de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés), que organiza Manila, con cuyo presidente –Duterte- se reuniría el lunes 13.

En términos generales la visita de Trump a esta zona del planeta en estos momentos resulta de mucha importancia pues, no solo baja tensiones con China, sino que con Pekín, Japón y Corea del Sur y hasta con Rusia muestra unidad ante Corea del Norte y podría ser esta la llave que lleve a negociaciones prometedoras un posible diálogo con Pyongyang.

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