La armonía, la belleza y la seguridad se combinan en las construcciones modernas, sin alterar el diseño

La seguridad siempre fue un factor que el hombre tomó en cuenta en las edificaciones desde que abandonó las cavernas. De hecho, la humanidad en sus orígenes buscó refugio en cuevas para obtener protección de los elementos naturales y de las fieras. A esto hubo de añadir posteriormente la seguridad para defenderse de sus propios congéneres.

Edificaciones como castillos, fuertes, recintos militares y murallas expresan mejor que otras tipologías el deseo de obtener seguridad y protección contra enemigos que acosaban a poblaciones enteras y a veces las diezmaban en sus ataques. En estos edificios podemos distinguir claramente características arquitectónicas singulares que expresan esa voluntad de defensa: torreones, murallas altas y de gran espesor, almenas, fosos, puentes levadizos, aspilleras, enrejados, estacados.

La primera decisión de diseño de un edificio preparado para la defensa, normalmente comienza con la selección de su ubicación. Los sitios elevados, desde los cuales se pudiera dominar el paisaje, son ideales para divisar al enemigo desde lejos y por el mayor alcance que los proyectiles lanzados desde allí pueden tener. Además, se preferían zonas libres de vegetación boscosa en sus alrededores, que pudiesen servir de albergue a los enemigos.

Estas consideraciones pertenecen al arquitecto Henri De Mondesert, entrevistado sobre cómo está afectando a la estética de las edificaciones la necesidad de protegernos ante la inseguridad ciudadana que vivimos. “Algunas de las características inherentes a edificios militares, en ocasiones, llegaron a trasladarse a la arquitectura doméstica (caso de los castillos), pero en raras ocasiones llegaron también a dejar su huella en la arquitectura religiosa, debido a conflictos que afectaron ocasionalmente diversas zonas del planeta. Así, podemos ver la singular arquitectura de la catedral de Albi (Francia) que más parece una fortaleza que una iglesia con sus imponentes torreones en ladrillo, expresión del conflicto religioso con la secta de los cátaros, que afectó la región del suroeste de Francia entre los siglos X y XIII” abunda De Mondesert.

“En nuestro país podemos seguir la evolución de la arquitectura doméstica desde la época de los indios que habitaban la isla, sin tener mucha información del período precolonial, debido a la carencia de escritura en ese período. Es de presumir que la seguridad de la vivienda indígena era bastante precaria en materia de protección contra los elementos naturales, ya que las dos expresiones conocidas de la vivienda aborigen (el bohío y el caney) estaban construidas con materiales deleznables.

La seguridad personal y de bienes en ese período probablemente no era un problema mayor, ya que en la sociedad indígena se practicaba una especie de comunismo primitivo, donde los bienes producidos por la recolección, por la caza y por la pesca eran compartidos por todos. No existía gran diferencia social ni económica.

Con la llegada de los europeos a la isla, el modo de vida y de relaciones sociales cambia”, amplia el arquitecto.

Asegura que la inclusión del tema seguridad en el proceso de diseño se ha vuelto imperativa por razones de mercado. El potencial adquirente de una vivienda o apartamento toma en cuenta actualmente las características en materia de protección que le ofrece el vendedor. Si no cumple con sus expectativas puede cambiar su decisión a la hora de elegir o proveerse por sí mismo de los dispositivos o servicios de seguridad que juzgue necesarios.

La seguridad en las edificaciones es abordada entre el arquitecto y los especialistas en este tema cuando se trata de un proyecto concebido desde los inicios del proceso de diseño, para poder ofrecer las mayores garantías para su vivienda a un costo razonable. “Al inventario de recursos de los cuales el arquitecto disponía desde la antigüedad para hacer un local más seguro, han venido a sumarse los provistos por diferentes ciencias tales como la electrónica y la domótica, las cuales mediante dispositivos discretos, como alarmas y cámaras de circuito cerrado, contribuyen a disminuir el impacto visual de otros recursos tradicionalmente empleados”, destaca De Mondesert.

De todos modos, aconseja recurrir a una persona entrenada en diseño arquitectónico para poder conjugar de la manera mejor posible los elementos constructivos que permitan hacer más segura la edificación de cualquier índole.

Consideraciones estilísticas y estéticas, además de seguridad, serán los factores primordiales que deberá tomar en cuenta el diseñador para ofrecer un proyecto seguro, coherente y en consonancia con el uso al cual se destinará la edificación.

¿Qué tipo de edificación está siendo más afectada en su estética por el tema de la seguridad?
En la estratificación de clases económicas, en nuestra sociedad se presentan diferencias de ingresos abismales entre los segmentos de más altos ingresos y los más bajos. Este aspecto, unido a la debilidad de nuestras instituciones, da por resultado que la mayor parte de las construcciones de nuestro país sean informales, ya que entre los propietarios de viviendas y locales comerciales de más bajos niveles (que son la mayoría) no tienen posibilidad de pagar los honorarios por diseño arquitectónico ni dirección técnica de la obra, así como tampoco permitirse pagar las consultas y soluciones que ofrecen los especialistas en materia de seguridad. Además, las construcciones de este segmento de la población no reciben los correspondientes permisos, ni inspecciones de los organismos públicos que garanticen un mínimo de seguridad ante la ocurrencia de eventos naturales como ciclones y terremotos.

La falta de intervención de profesionales del diseño y de la construcción en las edificaciones realizadas en el sector informal hace que la gente acuda también a soluciones improvisadas en procura de un mínimo de seguridad. De ahí la profusión de rejas, verjas, alambradas, portones enrollables metálicos de dudosa estética, que han producido en nuestra ciudad el caos visual, haciendo de la que fue una de las ciudades más limpias y organizadas de América, un ejemplo de desorden e improvisación, principalmente en sus barrios periféricos.

¿Cuáles elementos son los más resistentes y, por ende, seguros en materia de seguridad?
Las verjas perimetrales, alambradas, rejas, la misma estructura de una edificación compuesta por muros y techos sólidos de difícil penetración y vallas electrificadas, la calidad y solidez de las puertas y ventanas; y los medios activos, los cuales alertan de la presencia de un intruso, tales como alarmas, luces con sensores de movimiento y cámaras de circuito cerrado de televisión. El grado de resistencia de un elemento no significa necesariamente que sea el más seguro.

El proyectista deberá estudiar el tipo de seguridad requerido para la obra en función de la tipología, uso, emplazamiento y otros factores que puedan incidir en la selección de los medios que la arquitectura y la tecnología ponen a nuestra disposición. Las respuestas arquitectónicas van acorde a cada necesidad.

¿Varían los elementos conforme sea la vivienda?
Lo que varía es la escala o en algunos casos el modo de abordar el problema a nivel de diseño.

Posiblemente un edificio o una mansión situada en medio de un gran jardín requerirán más puntos de control y vigilancia que una pequeña vivienda, pero básicamente el especialista en seguridad se concentrará en el estudio de los puntos vulnerables de la propiedad.

La seguridad de la propiedad comienza con la defensa del perímetro, comúnmente una verja o una valla que la rodea en algunos casos (cuando se trata de edificaciones aisladas) o abarca solamente una parte del polígono del terreno (si son viviendas pareadas o en hilera), en la cual se encuentran los accesos vehiculares o peatonales. El diseño de estos accesos ha ganado importancia en nuestro país debido al aumento de la delincuencia y porque, precisamente, muchos asaltos se producen en el momento de llegada a la vivienda por parte de los inquilinos o propietarios de éstas.

Los portones vehiculares y peatonales son elementos arquitectónicos importantes en toda modalidad de proyectos de viviendas y su gran visibilidad exige un cuidadoso diseño en los aspectos estético, de seguridad y funcional, de modo que el proyecto no se vea afectado negativamente.

El diseño de puertas y ventanas ha sido a lo largo de la historia de la arquitectura un punto crucial, no solamente en el aspecto estético de la edificación sino también para su buen funcionamiento. Las puertas y las ventanas son una especie de “filtro” de una edificación. Estos elementos deben permitir el paso controlado de la luz y el viento.

¿República Dominicana está a la vanguardia en tema de seguridad en las edificaciones?
El tema de la seguridad ha ido adquiriendo importancia en la medida en que la inseguridad ciudadana aumenta, sobre todo en el diseño de proyectos residenciales multifamiliares, ya sean estos conjuntos residenciales de baja escala o de torres de apartamentos.

Solamente basta ver entre las características de los diversos proyectos ofertados por el mercado inmobiliario cómo los elementos de seguridad adquieren cada vez más importancia: portones accionados por control remoto, cámaras de seguridad, alarmas y en ocasiones hasta las rejas o puertas blindadas.

La imagen de nuestra ciudad ha sufrido un deterioro progresivo, en parte mediante el uso de verjas opacas que ocultan las edificaciones y jardines privados, produciendo un efecto antiestético de cerramiento.

Un ejemplo: el ensanche Naco fue concebido hace alrededor de medio siglo como una urbanización de viviendas unifamiliares basado en el concepto de ciudad-jardín, sin verjas. Este ejemplo evidencia cuán ligado está el problema de la seguridad a los niveles de delincuencia de un país. La comparación de las imágenes del ensanche Naco de esa época y las de hoy nos recuerda el deterioro en materia de seguridad que ha vivido el país, pero también el deterioro de sus instituciones, que se han mostrado ineficaces a la hora de combatirla.

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