El documental vive un “boom” en Latinoamérica, ha evolucionado hacia una enorme diversidad de temas y se ha convertido en un instrumento de influencia social, en particular para crear “una masa crítica en torno a los Derechos Humanos”.

Esa es la opinión del historiador y crítico de cine uruguayo Mirito Torreiro, para quien los documentales han pasado de ser un reflejo de la sociedad a provocar una reflexión más profunda sobre asuntos cruciales de la historia latinoamericana. Un ejemplo claro es el de Argentina, donde el cine documental ha
realizado una exhaustiva revisión, eso sí, tardía, de sus periodos más oscuros, explicó a Efe Torreiro, quien ofreció en la sede madrileña de Casa de América la conferencia “Entre el yo y el nosotros”.

Autor de libros como Imagen, memoria y fascinación. Notas sobre el documental en España (2001) o Documental y vanguardia (2005), y seleccionador de la sección de documental del Festival de cine en español de Málaga, Torreiro marca el cambio de tendencia de este género en Latinoamérica a mediados de los noventa. Al abrigo del desarrollo de legislaciones de cine y de programas de apoyo cinematográficos, el documental ha tomado un gran impulso, no solo en Argentina, Brasil o México, sino en países con poca tradición, como República Dominicana, Perú o Nicaragua.

Cada año se producen unos 350 documentales en Latinoamérica y además con una variedad de temáticas que los acercan a las producciones internacionales.

Posted in A & E

Más de gente

Más leídas de gente

Las Más leídas