Cuando el amor muere es porque ambos amantes lo lastimaron con sus acciones y lo descuidaron

Dicen que el amor es “ciego”, y parece que algo hay de cierto en esta frase, ya que cuando nos enamoramos no vemos muchas cosas, ni siquiera escuchamos consejos. Al enamorarnos, nos entregamos en cuerpo y alma.

Hay una hermosa canción de José José que dice que el amor no termina, sino que cambia de casa, otros aseguran que el amor tiene diferentes formas de expresarse y que con el paso del tiempo se modifica.

Quienes hemos amado podemos afirmar que es el mejor estado y deseamos perdure por siempre, como se sentencia en el sacramento del matrimonio: “hasta que la muerte nos separe”.
No siempre suele ser así. “El enamoramiento es un estado emocional caracterizado por una fuerte atracción hacia otra persona, que suele confundirse con el amor”, explica la psicóloga clínica Lissette Cabrera.

Dice que el enamoramiento nos genera un intenso placer, al punto de cambiar la composición química de nuestro cuerpo produciendo endorfinas. De ahí la fascinación que experimentamos.

“Esa primera etapa que conocemos como enamoramiento dura entre ocho a quince días y en ella priman las emociones, que nos invaden rápidamente de manera intensa. Se siente un fuerte anhelo de contacto físico e intimidad con el otro, temor a ser rechazado, descuido en las situaciones cotidianas, falta de concentración, pensamientos regulares e intensos de la persona enamorada”, abunda la también terapeuta familiar.

Explica que si la relación permanece en el tiempo nos encontramos con una segunda etapa que se conoce como amor romántico, cuya duración es de tres a cuatro años, donde han mermado las emociones iniciales y se da paso al apego.

“El amor romántico es una construcción donde tenemos expectativas sustentadas en nuestra cultura patriarcal, donde al amor romántico perjudica seriamente la igualdad”.

Después de cuatro años las parejas estarían en condiciones de llegar a una tercera etapa que, siguiendo el concepto de Otto Kenrberg, se denominaría amor sexual maduro, catalogado como el verdadero, dada su profundidad y estabilidad, nos explica la psicóloga.

Ya no más idealización

“La intimidad, pasión y compromiso son elementos que al interactuar van conformando la manera de relacionarnos con nuestra pareja. La relación de pareja es una construcción, y como tal, nos vamos adentrando en el mundo emocional del otro, sumado a que va mermando la etapa del enamoramiento y del amor romántico”, abunda la psicóloga.

Es cuando se comienza a ver al otro como un ser humano, con sus luces y con sus sombras. Ya no más desde la mirada de la idealización que caracteriza la primera de las diferentes etapas que conforman el enamoramiento.

Dentro de una relación existen amenazas que pueden provocar una ruptura “nos referimos a los enemigos conocidos como los ´jinetes del Apocalipsis´ que son, el desprecio, la crítica, la defensiva y el encierro”, explica Lissette Cabrera.

Asegura que las causas de los problemas maritales o de pareja suelen ser muy variadas, que van desde los de convivencia, dificultades a la hora de conciliar horarios y de pasar tiempo juntos.

“Desequilibrio en el reparto de tareas comunes, responsabilidad y falta de habilidades en la comunicación”, sostiene.

Sugiere ir haciendo ajustes y caminar de la mano en igualdad de responsabilidades y de oportunidades.

“Poderlo plantear en la mesa de los acuerdos y entender que es muy importante el equilibrio y la simetría. Si uno de los dos entra a un mundo distinto y no va haciendo los ajustes pudiera abrirse una brecha y la relación se tornará frágil. Ya no habrá conexión”, subraya. “Aprender sobre el fracaso puede impedir cometer los mismos errores”, por ende, prevenir que no muera el amor.

Mapas de amor

Si la base de la relación no fue algo predeterminado por terceros o de conveniencia económica, el amor en la pareja puede ser vigilado haciendo ajustes ante la dificultad, “pero más que todo, haciendo lo que Gottman llama mejorar tus mapas de amor, cultivar el cariño y la admiración por tu pareja, acercarse al otro, dejar que tu pareja te influya, resolver los problemas solubles, salir del estancamiento y crear un sentido de trascendencia”, indica. En su opinión, la mayoría de los desacuerdos matrimoniales no tienen solución. Asegura que las parejas se pasan años intentando cambiarse el uno al otro, cuando lo importante es comprender las diferencias esenciales que provocan el conflicto.

Etapas del amor

“Nadie puede hacerte infeliz y nadie puede hacerte feliz,” así lo sostiene Joan Garriga en ‘El buen amor en la pareja’. En ese orden, la doctora Susan Campell plantea cinco etapas predecibles del amor, y ellas son: romance (somos tan parecidos); lucha por el poder (somos tan diferentes); estabilidad (podemos aprender el uno del otro); compromiso (somos un equipo) y renacimiento de la pareja (somos uno solo), amplía Lissette.

En base a esto -continúa- el amor es algo relacional y como tal tenemos y debemos de invertir en nosotros y en nuestra pareja. También, “ocuparnos de nosotros mismos nos hace afianzar nuestra autoestima, crear sentimientos de respeto y admiración de nuestra pareja hacia nosotros. “El amor es recíproco y el amor se siente porque se traduce en acciones, no en promesas ni en la construcción del amor romántico”, asevera.

Hasta la belleza cansa

La belleza es uno de los mitos que nos han vendido para mantener una buena relación de pareja, pero según estudios, lo importante es el ancla y tendón de Aquiles de la relación”, indica.
Recomienda invertir en uno, capacitarse, desempeñar un oficio que nos haga feliz, buscar la pasión en la pareja, porque el componente de la admiración genera respeto que, sumado a la intimidad, pasión y compromiso, puede dar como respuesta una buena relación de pareja.

Lissette Cabrera, psicóloga.

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