El Comité Político del PLD se reúne hoy para decidir la posición de esa entidad sobre la ley de partidos. Es una reunión de una gran trascendencia pues lo que se decida allí, es casi seguro que será lo que aprobará el Congreso. Por eso, los líderes del PLD, en especial Danilo y Leonel, deben saber manejarse y pactar, dirimir sus diferencias con humildad y buscar que se apruebe la ley más conveniente y efectiva para este tiempo.

Desde el punto de vista orgánico, nunca he sido militante del PLD. Pero desde el año 1999, cuando mi gran amigo Javier González, ido a destiempo, me presentó a Danilo Medina y su proyecto presidencial, lo asumí y he sido parte activa de los seguidores del actual presidente y del proyecto de nación del PLD. Por eso creo que este partido debe seguir siendo un referente de actuación política para favorecer a los mejores intereses de la nación y a las grandes mayorías. En ese orden, estoy convencido de que la reunión de hoy va a concluir con un gran pacto de sus líderes y con una propuesta al país de una ley de partidos justa, ecuánime y que llenará las amplias expectativas que se han creado.

Para eso los miembros del CP deben retornar un poquito a Juan Bosch. Y en especial, a lo que él plantea debe ser un partido. En su libro “El Partido, Concepción, Organización y Desarrollo”, publicado en 1983, el líder histórico de los peledeístas expresa lo siguiente: “Los partidos no tienen que ser mayoritarios, lo que tiene que tener un partido político no es una mayoría de miembros, sino una gran autoridad moral sobre el pueblo”. Y precisaba: “…lo que necesitamos en el PLD no son cientos de miles de miembros, sino capacidad política y mucha capacidad de sacrificio”.

De eso se desprende que, de acuerdo al creador y principal doctrinario del PLD, un partido debe mantener siempre su identidad y actuar con capacidad política en todo momento. Por eso, ante estos tres aspectos conflictivos de la ley de partidos, Danilo y Leonel deben actuar asumiendo su papel de líderes inspirados en Bosch.

Pienso que en lo primero que deben ponerse de acuerdo es en mantener las primarias de los partidos con su propio padrón, pero evitando que un partido pueda influir en la escogencia de otro. Eso es lo que le da identidad e integridad de cuerpo a cualquier organización. Si se decide que todas las primarias se realicen el mismo día, supervisadas por la junta, los militantes de cada partido deberán confirmar seis meses antes al organismo, vía electrónica, que son militantes de esa organización. Y en la convención solo podrán votar los que hayan reconfirmado su militancia.

Ese procedimiento impide que las direcciones de los partidos se inventen un padrón a última hora, buscando derrotar a un sector adverso. También impide que los militantes de un partido puedan votar en otro, pues solo tendrán derecho a votar en el que fueron confirmados como miembros.

En lo referente a la cuota de la mujer, el PLD debe asumir una posición de avanzada, no de retroceso. Las mujeres han sido marginadas históricamente de los puestos y funciones principales de los partidos y del Estado. Ya es tiempo de abrir más el espacio de las mujeres, y el PLD debería llevar la vanguardia en eso. Lo correcto sería que se ampliara hasta un 50% la cuota femenina en los puestos de elección popular. Eso es hacer justicia con las mujeres.

En cuanto a los aportes económicos, es necesario poner un límite razonable en el monto que se pueda aportar a la campaña de un candidato. Y ser estricto en su cumplimiento, pues así logramos que quienes ganen sean los de mayor calidad y capacidad, no los que posean más dinero, que muchas veces no pueden ni siquiera justificar.

La suerte está echada y estoy convencido que hoy, nuevamente, el PLD saldrá más unido y más fortalecido.

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