No importa la avalancha de triunfos que tenga un alma, cuando las ráfagas del desánimo le persigan pueden acorralarle y empañar su visión de futuro. Muchos ruedan como caracol al vaivén de pensamientos acusadores y derrotistas, dejando atrás oportunidades en la orilla, simplemente porque la fortaleza emocional que los sustentaba fue estrangulada por fuerzas oscuras, esas que cuidadosamente preseleccionan sus víctimas. Levántate y decide mantenerte aunque no entiendas hoy el por qué de tanta oposición. Quienes te adversan se escudan en posturas tontas y obstinadas, y finalmente terminarán desmoronándose por dentro, actúan así sólo por temor a lo que descubrirían si tuvieran el valor de ser ellos mismos. Es más fácil culpar que entender, evadir que cuidar, confrontar que confrontarse. ¡Resiste, que tu enemigo huirá si no desistes!