Teatro Cúcara Mácara nació en 1981 como una dependencia del Teatro Experimental Popular, en el cual se presentaban obras, generalmente con un contenido para adultos. Pero es a partir de los años 90 cuando su presidente, Basilio Nova, se da cuenta de que más del 90% del público que asistía a una obra eran niños y niñas, esto lo hizo reflexionar sobre los temas que en lo adelante allí se expondrían. Hoy en día el teatro lleva por nombre “Fundación Teatro Cúcara Mácara”, cuyo propósito es el de hacer un teatro divertido, entretenido y de nuevo estilo para niños, niñas y jóvenes. También, en este centro docente y cultural se imparten clases de danza, cultura, teatro, música, títeres, pintura, entre otros cursos para niños a partir de los cuatro años. De 1983 a 1987, el teatro mantuvo una cartelera dominical de presentaciones fijas de teatro y de títeres para los más pequeños, los cuales se presentaban en la Sala de la Cultura del Teatro Nacional, espacio éste que brindó un lugar para la sana diversión de hijos y padres.

¿Se considera dramaturgo, autor, director o el conjunto de todas?
No me puedo llamar dramaturgo per se, porque no soy escritor, pero he tenido que hacer dramaturgias, no solamente como actor, o la dramaturgia del director, sino que he tenido que hacer dramaturgias, adaptaciones, versiones de cuentos clásicos para adultos, para llevarlo al teatro. Vamos a decir que soy una mezcla de todo, pero he tenido que hacer dramaturgia. Entonces, sí puedo considerarme una especie de dramaturgo combinado.

¿Escribe las escenas de la obra?
Bueno, muchas de las que son para teatro para niños las escribo yo, lo adapto o lo versiono, pero generalmente me gusta hacer textos de autores de calidad, porque si el texto es bueno, entonces tendremos un buen trecho recorrido. Más del 50% de un buen montaje radica en una buena selección de texto. Yo prefiero montar un texto de un autor reconocido, que montar un texto mío.

¿Cómo se da el proceso creativo de una obra?
Empieza primero por una acertada escogencia del texto; segundo, por el abordaje mismo del texto, a qué técnica corresponde, y tercero, el elenco con que se va a hacer ese montaje. Eso, lógicamente, uno hace que sea combinación, también con el aspecto de la parte técnica y todo lo que tenga que ver con el espectáculo escénico; si se hace una buena combinación de esto, se tiene garantizado un buen espectáculo.

¿Cómo se determina el proceso de selección de un personaje?
Eso es lo más fácil a la hora de montar una obra. Si el actor tiene el perfil, el director no tendrá que hacer mucho esfuerzo. Me gusta trabajar y romper los esquemas, porque no es fácil que el actor caiga en un cliché, en un amaneramiento, a una facilidad de trabajo. El actor tiene que ser como ese gusanito que pica la manzana o el mango y penetra hasta llegar a lo último de su pulpa. Generalmente eso no se hace en el teatro infantil. Abordar un texto de la manera original lleva un compromiso mayor, porque no hay teatro más difícil que el teatro para niños, niñas y jóvenes, es el público más exigente, porque el público adulto es muy indulgente, aunque no le guste la obra se queda hasta el final y a veces hasta por cortesía y por educación aplaude; el niño no, si no le gusta se duerme o llora, empieza a correr por el teatro, de modo que es un trabajo fuerte el del actor, mantener atrapado a ese monstruo que se llama el público infantil.

¿Cuál ha sido su mayor experiencia?
He tenido muchas experiencias, buenas, aleccionadoras y malas. Una aleccionadora fue la primera vez en 1982, en la Sala de la Cultura del Teatro Nacional, empezamos una cartelera fija para títeres los domingos a las cinco de la tarde, presentábamos ese día Blanca Nieves y los 7 Enanitos. Como mi mayor experiencia es el público infantil, no se puede menospreciar su capacidad de observación y mucho menos su inteligencia, es el público más exigente, el más demandante, pero también el más colaborador si el producto que se le presenta es bueno.

¿En qué ha cambiado el teatro desde sus inicios?
Antes contábamos con una cartelera enorme de cine. Por los años 80 y 90 había mucho respaldo de los medios de comunicación, radio, televisión, periódicos, periodistas del área de sociales y de cultura publicaban fácilmente un reportaje a página completa. Contábamos con el respaldo de los programas El gordo de la semana, Sábado de Corporán, 7×7 Roberto, Sabadísimo, entre otros, y hoy en día eso no se da. Al teatro le falta publicidad, nos faltan críticos que publiquen espectáculo teatral, y eso hoy no lo tenemos, eso ha ido restando publicidad. Aunque hoy en día hay más salas que antes, hay menos difusión. En los periódicos son más restringidos los espacios para reportajes sobre teatro, los directores, jefes de redacción, editores de las secciones de espectáculos no le dan la importancia de antes. Desde 2008 hay un anteproyecto de ley de teatro que se lo presentamos a finales de diciembre del año pasado a una diputada, quien lo está estudiando y que piensa someterlo al Congreso.

¿Qué proyectos hay para este 2017?
Estamos convocando para este año al 8vo. Festival que será del 17 al 29 de noviembre en los principales teatros del país, como el Teatro Nacional, Teatro Regional de Santiago, en el Mauricio Báez, Bellas Artes, Centro Cultural de España, Bávaro, San Juan de la Maguana, Moca y en el Colegio Babeque. Ya seleccionamos grupos de España, Israel, Argentina, Colombia, México, Puerto Rico, o sea, de países de Europa y de América Latina; es decir, que cada año abrimos más el espacio para el festival, el cual hacemos sin ánimo de lucro.

Consideración
No hay público más exigente que el infantil, porque el niño no guarda reparos en decir que no le gusta, y si está a gusto se hace fotos con el elenco”.

Reclamo
Demandamos que los medios presten su colaboración para construir un verdadero público para el teatro dominicano, como lo tienen otros países como México, Argentina, Bogotá, donde hay mucho teatro”.

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