Quince pacientes de un odontólogo en EEUU enferman del corazón

NEWARK, New Jersey, EE.UU.— El primer desmayo de su hijo ocurrió hace dos años en junio, recuerda René Del Grosso. Su preocupación creció con cada recurrencia, acentuada por el hecho de que los médicos no podían determinar una causa.

NEWARK, New Jersey, EE.UU.— El primer desmayo de su hijo ocurrió hace dos años en junio, recuerda René Del Grosso. Su preocupación creció con cada recurrencia, acentuada por el hecho de que los médicos no podían determinar una causa.

Fueron necesarios cuatro meses de exámenes para revelar que se trataba de una forma de endocarditis, una inflamación con frecuencia de lento de desarrollo del recubrimiento interno de las cámaras y válvulas cardiacas.

Y aún más preocupante, la fuente era un odontólogo del condado Morris quien, según una investigación del Departamento de Salud del estado, ha sido vinculado a infecciones cardiacas en al menos otros 14 pacientes, la mayoría de los cuales tuvieron que tener una cirugía cardiaca y uno de los cuales murió. El odontólogo, John Vecchione, aún tiene permitido ejercer su labor bajo términos de una orden de consentimiento firmada el mes pasado.

Los Del Grosso fueron un catalizador involuntario para la investigación a Vecchione, dijo James Lynch, un abogado que representa a la familia. Un especialista en enfermedades infecciosas en el Hospital Morristown Memorial que examinó a Ryan Del Grosso en el otoño de 2014 se percató que había atendido a otro paciente con diagnóstico similar a quien Vecchione le había realizado una cirugía bucal.

Pocas semanas después, el Consejo de Odontología del estado notificó al Departamento de Salud un caso de diciembre de 2012, con lo que la cifra aumento a tres.

Durante una visita al consultorio de Vecchione en noviembre de 2014, inspectores de salud locales y estatales encontraron «múltiples violaciones de seguridad», incluido el uso de un solo frasco de medicamento para múltiples pacientes, el almacenamiento y uso de jeringas sin envoltura, mala higiene de manos y la utilización de productos no estériles como dispensadores de alcohol de uso múltiple.

En una visita de seguimiento realizada en enero de 2015 se encontró que Vecchione había realizado cambios a sus procedimientos, pero que «aún se notaban deficiencias».

El informe final del departamento de salud publicado el mes pasado descubrió 15 pacientes que desarrollaron endocarditis enterocócica después de haber sido sometidos a cirugía bucal con anestesia intravenosa en el consultorio de Vecchione entre diciembre de 2012 y agosto de 2014. Doce pacientes requirieron cirugía cardiaca, y uno murió por complicaciones. El informe dice que la magnitud del brote «probablemente es mayor que la cifra de casos detectada».

La incidencia de endocarditis enterocócica después de una cirugía bucal es inusual, según el informe: aproximadamente 1,5 casos por cada 100.000 pacientes al año a nivel nacional. Los pacientes atendidos en el consultorio de Vecchione en 2013 y 2014 tuvieron casi 250 veces más probabilidades de desarrollar la infección bacteriana, se concluye en el texto.

Del Grosso se pregunta si la pesadilla de su hijo pudo haber sido evitada si los reguladores hubieran actuado con mayor rapidez después de que se descubrió el caso de diciembre de 2012. Pero bajo las normas del estado, un caso aislado de endocarditis e infecciones enterocócicas no tiene que ser reportado a las autoridades de salud pública, según el informe del Departamento de Salud.

Para Ryan Del Grosso, ahora de 25 años, la vida no ha vuelto a la normalidad. Después de una cirugía cardiaca en el Hospital Presbiteriano de Nueva York, tuvo que ser confinado a su casa durante unos tres meses para recibir medicamentos. La dura experiencia le ocasionó algo de pérdida auditiva y tinnitus (zumbidos en el oído) agudo, lo que le dificulta dormir la mayoría de las noches hasta la madrugada, dijo su padre.

«Ha sido horrendo para él», agregó René Del Grosso. «Y mirar al hijo de uno, como padre, cuando uno no puede hacer nada al respecto. Y la peor parte es que nada de esto tenía que suceder».

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