CIUDAD DE MEXICO (AP) — México vivió el sábado una violenta jornada con al menos 17 muertos en sucesos de impacto en varios puntos del país, los más graves en el estado occidental de Michoacán y su vecino del sur, Guerrero.
En Michoacán fueron halladas nueve personas calcinadas dentro de una camioneta en el municipio de Cuitzeo, en el norte del estado, en una zona cercana a ductos de Petróleos Mexicanos, informó la fiscalía estatal.
En el lugar, las autoridades encontraron «indicios con relación a posibles tomas clandestinas de combustible», por lo que investigan si existe relación entre dichas tomas y los nueve fallecidos.
En el vecino estado de Guerrero, la procuraduría estatal reportó el sábado el asesinato a tiros de siete personas, cinco adultos y dos menores, en dos viviendas contiguas ubicadas en las inmediaciones de Tepecoacuilco de Trujano, un municipio del norte del estado a 15 kilómetros de Iguala, la ciudad tristemente famosa por la desaparición de 43 estudiantes en 2014.
«Según vecinos del lugar, entre las 3 y 4 de la mañana de hoy (sábado) escucharon detonaciones de arma de fuego y por temor no se dio parte a ninguna autoridad», explica el comunicado oficial, que no ofrece explicaciones sobre posibles móviles del crimen, aunque esa zona es un foco importante de violencia vinculada al crimen organizado.
Los fallecidos se dedicaban a la recolección de latas de aluminio, señalaron las autoridades, y algunos medios locales añadieron que eran miembros de una misma familia.
Por otra parte, en un barrio céntrico, acomodado y tradicionalmente tranquilo de la Ciudad de México, la colonia Nápoles, fue localizado el cuerpo de una mujer completamente desnuda y golpeada, con «traumatismo craneoencefálico y fractura de mandíbula», indicó la procuraduría capitalina.
Desde que se incrementó la violencia en todo el país, la Ciudad de México era considerada un reducto de tranquilidad. Sin embargo, en los últimos tiempos zonas tranquilas y acomodadas han sido escenario de situaciones que, aunque esporádicas, han alertado a la población, como la aparición de algún decapitado, pequeñas balaceras en lugares recreativos o el brutal multihomicidio de cuatro mujeres y un periodista hace un año en la colonia Narvarte.
Más allá del habitual goteo de crímenes y asesinatos que cada día se dan en un punto u otro de México, este mes se han multiplicado sucesos violentos de más impacto en distintos lugares del país.
El fin de semana pasado dos alcaldes fueron asesinados, uno de ellos en Guerrero, cerca de la frontera con Michoacán, y el otro en Chiapas, en el sur de la nación.
Además, en solo dos semanas de julio asesinaron a cinco familias en diferentes lugares tanto en el sur, en Oaxaca, como en el norte, en Tamaulipas, sucesos sin relación aparente pero en los que los criminales no dudaron en ultimar a padres, hijos o hermanos, usualmente baleados en sus domicilios.
De confirmarse que los 7 asesinados del sábado de Guerrero son parientes, ese sería el sexto multihomicidio familiar.
Según las últimas cifras oficiales, los homicidios en México aumentaron un 15,4% en el primer semestre de 2016 con respecto al mismo periodo del año anterior hasta alcanzar los 9.413 asesinatos de enero a junio.
Aunque estos datos todavía están por debajo de los de 2011, el año en el que se batieron todos los récords de violencia en el país desde que se inició la guerra frontal contra el crimen organizado, los números constatan que los homicidios crecen de forma continua y que los esfuerzos del presidente Enrique Peña Nieto por reducirlos han sido prácticamente infructuosos.
