Día de las Madres

Este fin de semana por encima de negatividades y problemas, el país agasaja a las madres. Gran celebración de todas partes, es interesante conocer que existe desde la antigüedad. Rea era la madre de Zeus, Poseidón y Hades y los antiguos griegos…

Día de las Madres

En los tiempos de las utopías, cuando las juventudes de todo el mundo levantaban banderas libertarias y gritaban a todo pulmón la necesidad de la revolución, se traía consigo una serie de conceptos que trataban de diferenciar su actitud con la…

Día de las Madres

En los tiempos de las utopías, cuando las juventudes de todo el mundo levantaban banderas libertarias y gritaban a todo pulmón la necesidad de la revolución, se traía consigo una serie de conceptos que trataban de diferenciar su actitud con la…

Día de las Madres

En los tiempos de las utopías, cuando las juventudes de todo el mundo levantaban banderas libertarias y gritaban a todo pulmón la necesidad de la revolución, se traía consigo una serie de conceptos que trataban de diferenciar su actitud con la…

En el Día de las Madres

La celebración del Día de las Madres se inicia en Grecia donde se consagraba a Rea,  diosa madre de Júpiter, Neptuno y Plutón.

Día de las Madres

En los tiempos de las utopías, cuando las juventudes de todo el mundo levantaban banderas libertarias y gritaban a todo pulmón la necesidad de la revolución, se traía consigo una serie de conceptos que trataban de diferenciar su actitud con la…

Este fin de semana por encima de negatividades y problemas, el país agasaja a las madres. Gran celebración de todas partes, es interesante conocer que existe desde la antigüedad. Rea era la madre de Zeus, Poseidón y Hades y los antiguos griegos la celebraban. Romanos instituyeron las fiestas en honor a Cibeles, la Gran Madre, diosa de dioses. Católicos honran a la Virgen María, madre de Jesús. Pero fue en Estados Unidos donde nació lo que conocemos hoy como Día de las Madres, iniciativa de Anne Jarvis hija, quien en 1907, dos años después de fallecer su madre, activista social, creó un memorial e inició una campaña para que el Día de las Madres fuera reconocido. El primero fue el 9 de mayo de 1914. l

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En los tiempos de las utopías, cuando las juventudes de todo el mundo levantaban banderas libertarias y gritaban a todo pulmón la necesidad de la revolución, se traía consigo una serie de conceptos que trataban de diferenciar su actitud con la mentalidad del capital. Uno de esos principios diferenciadores era la celebración de días específicos, sentimentales, pero que venían cargados de todo lo que buscaba el capitalismo salvaje: “aumentar el gasto de la población para sacarle ventajas multimillonarias a los sentimientos de la gente”.
Así, entre estos días “sobre importantizados por el capital” se destacaban el de los Reyes Magos, el seis de enero; San Valentín, el 14 de febrero; los de la Semana Santa y por supuesto el último domingo del mes de mayo, Día de las Madres, para República Dominicana, porque en otros países la celebración tiene otras fechas y motivos. Pero el caso nuestro, y refiriéndonos a estos tiempos pasados, el Día de las Madres entraba en esa categoría de “fechas del comercio”, que eran aupadas para aumentar sus ventas. Muchos de esos conceptos levantados en esos tiempos, que algunos llaman de la “Guerra Fría”, pudieron ser erróneos.

Pero éste de los días especiales para levantar algunos sentimientos, continúan siendo una treta de quienes manejan las actividades comerciales a nivel mundial. ¿Acaso entregar un regalo a una madre, a la que durante varios meses tú no tienes presente, te hace sentir un hijo o hija ejemplar? Con la madre se celebra cada día. Con solo hacerle una llamadita telefónica, llevarle un ramo de flores, brindarle una comida que sea de su agrado, o recordar anécdotas de sus años vividos.

Ni hablar de lo que pudiste ser para ella en tus tiempos mozos, en lo que tu comportamiento social se convertía en un orgullo materno. Decíamos en esos tiempos que la mejor satisfacción para nuestras madres, eran esas proclamas de voz en cuello que ellas hacían para defender la honra y el buen comportamiento de sus hijos, frente a los desafíos que siempre ha tenido esta sociedad para los jóvenes, sin importar su estrato social. Estas reflexiones no detendrán que miles y miles de personas acudan a los centros comerciales a buscar “su regalo” para sus madres, pero no tengo dudas “de que en su día” ellas se sentirán más contentas con ver llegar a sus hijos, que con el regalo que lleven en las manos.

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En los tiempos de las utopías, cuando las juventudes de todo el mundo levantaban banderas libertarias y gritaban a todo pulmón la necesidad de la revolución, se traía consigo una serie de conceptos que trataban de diferenciar su actitud con la mentalidad del capital. Uno de esos principios diferenciadores era la celebración de días específicos, sentimentales, pero que venían cargados de todo lo que buscaba el capitalismo salvaje: “aumentar el gasto de la población para sacarle ventajas multimillonarias a los sentimientos de la gente”. Así, entre estos días “sobre importantizados por el capital” se destacaban el de los Reyes Magos, el seis de enero; San Valentín, el 14 de febrero; los de la Semana Santa y, por supuesto, el último domingo del mes de mayo, Día de las Madres, para República Dominicana, porque en otros países la celebración tiene otras fechas y motivos. Pero el caso nuestro, y refiriéndonos a estos tiempos pasados, el Día de las Madres, entraba en esa categoría de “fechas del comercio”, que eran aupadas para aumentar sus ventas. Muchos de esos conceptos levantados en esos tiempos, que algunos llaman de la “Guerra Fría”, pudieron ser erróneos. Pero éste, de los días especiales para levantar algunos sentimientos, continúan siendo una treta de quienes manejan las actividades comerciales a nivel mundial. ¿Acaso entregar un regalo a una madre, a la que durante varios meses tú no tienes presente, te hace sentir un hijo o hija ejemplar? Con la madre se celebra cada día. Con solo hacerle una llamadita telefónica, llevarle un ramo de flores, brindarle una comida que sea de su agrado, o recordar anécdotas de sus años vividos. Ni hablar de lo que pudiste ser para ella en tus tiempos mozos, en los que tu comportamiento social se convertía en un orgullo materno. Decíamos en esos tiempos que la mejor satisfacción para nuestras madres eran esas proclamas de voz en cuello que ellas hacían para defender la honra y el buen comportamiento de sus hijos, frente a los desafíos que siempre ha tenido esta sociedad para los jóvenes, sin importar su estrato social. Estas reflexiones no detendrán que miles y miles de personas acudan a los centros comerciales a buscar “su regalo” para sus madres, pero no tengo dudas “de que en su día” ellas se sentirán más contentas con ver llegar a sus hijos, que con el regalo que lleven en las manos.

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En los tiempos de las utopías, cuando las juventudes de todo el mundo levantaban banderas libertarias y gritaban a todo pulmón la necesidad de la revolución, se traía consigo una serie de conceptos que trataban de diferenciar su actitud con la mentalidad del capital. Uno de esos principios diferenciadores era la celebración de días específicos, sentimentales, pero que venían cargados de todo lo que buscaba el capitalismo salvaje: “aumentar el gasto de la población para sacarle ventajas multimillonarias a los sentimientos de la gente”. Así, entre estos días “sobre importantizados por el capital” se destacaban el de los Reyes Magos, el seis de enero; San Valentín, el 14 de febrero; los de la Semana Santa y, por supuesto, el último domingo del mes de mayo, Día de las Madres, para República Dominicana, porque en otros países la celebración tiene otras fechas y motivos. Pero el caso nuestro, y refiriéndonos a estos tiempos pasados, el Día de las Madres, entraba en esa categoría de “fechas del comercio”, que eran aupadas para aumentar sus ventas. Muchos de esos conceptos levantados en esos tiempos, que algunos llaman de la “Guerra Fría”, pudieron ser erróneos. Pero éste de los días especiales para levantar algunos sentimientos, continúan siendo una treta de quienes manejan las actividades comerciales a nivel mundial. ¿Acaso entregar un regalo a una madre, a la que durante varios meses tú no tienes presente, te hace sentir un hijo o hija ejemplar? Con la madre se celebra cada día. Con solo hacerle una llamadita telefónica, llevarle un ramo de flores, brindarle una comida que sea de su agrado, o recordar anécdotas de sus años vividos. Ni hablar de lo que pudiste ser para ella en tus tiempos mozos, en lo que tu comportamiento social se convertía en un orgullo materno. Decíamos en esos tiempos que la mejor satisfacción para nuestras madres, eran esas proclamas de voz en cuello que ellas hacían para defender la honra y el buen comportamiento de sus hijos, frente a los desafíos que siempre ha tenido esta sociedad para los jóvenes, sin importar su extracto social. Estas reflexiones no detendrán que miles y miles de personas acudan a los centros comerciales a buscar “su regalo” para sus madres, pero no tengo dudas “de que en su día” ellas se sentirán  más contentas con ver llegar a sus hijos, que con el regalo que lleven en las manos.

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La celebración del Día de las Madres se inicia en Grecia donde se consagraba a Rea,  diosa madre de Júpiter, Neptuno y Plutón. Los romanos llamaron a esta celebración Hilaria cuando la adquirieron de los griegos, y la honraban el 15 de marzo, en el templo de Cibeles. La cultura mesoamericana, antes de la llegada de los europeos, incluía celebraciones a la maternidad. Los cristianos de la iglesia primitiva transformaron esa celebración a la Diosa Madre en honor a la Virgen María, madre de Jesús.

En el siglo XVII se celebraba en Inglaterra el domingo de las madres, donde los niños acudían a cultos religiosos y luego llevaban a sus casas regalos a sus progenitoras. En Estados Unidos, en 1872, Julia Ward promueve un día especial para celebrarlo y posteriormente Anna Jarvis  inicia un movimiento, que fija el segundo domingo de mayo, a partir del 1914. Universal el día, aunque varía según el país. En 1926 Trina de Moya, esposa de Horacio Vásquez, y autora del himno a las madres, junto a Ercilia Pepín, excelsa educadora de Santiago y otros, propulsaron un movimiento para dedicarle un día. Instituido por la ley 370, es el 30 de mayo de ese año, el que corresponde a la primera celebración.

Migajas de amor con que las madres sacian su sed de ternuras, de comprensión, de compañía y de quien quiera escuchar sus historias de vida. Seres que se desgastan por el ejercicio de la maternidad, que nos dan sus pechos, con el torrente de nutrientes y anticuerpos y en el que Dios provee además, el sublime amor materno.

A ti, que me enseñaste el amor y la ternura y me trasmitiste tu pasado infinito. Tú que conocías de antemano mis luchas, secretos, angustias, silencios y para todo tenías el antídoto de las  sonrisas que siempre iluminaban tu comprensivo rostro y el corazón dispuesto a la entrega incondicional. La paz y bondad de tu mirada aun iluminan mis pensamientos, como si estuviera en tus benditas entrañas, madriguera protegida donde hiciste mi vida. Madres que enseñan el idioma del alma, lenguaje para comunicarnos con ellas cuando ya no están; vías para transportar lo íntimo que sale de las profundidades, que eternizan el puente de plata entre nuestras existencias. Encendiste mis pensamientos  y alejaste el misterio, pintando de sonrisas mi vida, al abrigo de tu protección. Me inyectaste tu inmortal amor, bondad sin límites  y perpetuo sentido de servicio y justicia. Con el ejemplo marcaste mi vida y con tu bondadosa filosofía de vida y la honradez, la fidelidad, el compromiso  y el trabajo como normas, me contagiaste de justicia. En ti, Isbelia Paulus, madre mía, agradecido las honro a todas.

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En los tiempos de las utopías, cuando las juventudes de todo el mundo levantaban banderas libertarias y gritaban a todo pulmón la necesidad de la revolución, se traía consigo una serie de conceptos que trataban de diferenciar su actitud con la mentalidad del Capital. Uno de esos principios diferenciadores era la celebración de días específicos, sentimentales, pero que venían cargados de todo lo que buscaba el capitalismo salvaje: “aumentar el gasto de la población para sacarle ventajas multimillonarias a los sentimientos de la gente”.

Así, entre estos días “sobre importantizados por el Capital” se destacaban el de los Reyes Magos, el seis de enero; San Valentín, el 14 de febrero; los de la Semana Santa y por supuesto el último domingo del mes de mayo, Día de las Madres, para República Dominicana, porque en otros países la celebración tiene otras fechas y motivos. Pero el caso nuestro, y refiriéndonos a estos tiempos pasados, el Día de las Madres, entraba en esa categoría de “fechas del comercio”, que eran aupadas para aumentar sus ventas. Muchos de esos conceptos levantados en esos tiempos, que algunos llaman de la “Guerra Fría”, pudieron ser erróneos.

Pero éste de los días especiales para levantar algunos sentimientos, continúan siendo una treta de quienes manejan las actividades comerciales a nivel mundial. ¿Acaso entregar un regalo a una madre, a la que durante varios meses tú no tienes presente, te hace sentir un hijo o hija ejemplar? Con la madre se celebra cada día. Con solo hacerle una llamadita telefónica, llevarle un ramo de flores, brindarle una comida que sea de su agrado, o recordar anécdotas de sus años vividos.

Ni hablar de lo que pudiste ser para ella en tus tiempos mozos, en lo que tu comportamiento social se convertía en un orgullo materno. Decíamos en esos tiempos que la mejor satisfacción para nuestras madres, eran esas proclamas de voz en cuello que ellas hacían para defender la honra y el buen comportamiento de sus hijos, frente a los desafíos que siempre ha tenido esta sociedad para los jóvenes, sin importar su extracto social. Estas reflexiones no detendrán que miles y miles de personas acudan a los centros comerciales a buscar “su regalo” para sus madres, pero no tengo dudas “de que en su día” ellas se sentirán  más contentas con ver llegar a sus hijos, que con el regalo que lleven en las manos.

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