Conectar personas y empresas mediante una mejor inversión en infraestructura

Una infraestructura de alta calidad es clave tanto para elevar los niveles de productividad como para mejorar la inclusión social. La conectividad física y digital facilita las interacciones sociales y la movilidad laboral, permitiendo a las personas&#8

Una infraestructura de alta calidad es clave tanto para elevar los niveles de productividad como para mejorar la inclusión social. La conectividad física y digital facilita las interacciones sociales y la movilidad laboral, permitiendo a las personas sacar mayor provecho de sus competencias, esfuerzo y experiencia.
Esa conectividad, así como una mayor eficiencia logística, son también fundamentales para respaldar el comercio de bienes y servicios a través de las cadenas de valor y de ese modo difundir los beneficios económicos del comercio. Pese a los notables avances de las últimas décadas, la cantidad y calidad de las infraestructuras en los países de América Latina aún son una barrera para el crecimiento inclusivo.

América Latina ha avanzado mucho en la provisión de acceso básico a servicios en determinados ámbitos, como el suministro de agua y electricidad. Aun así, la región ocupa una posición relativamente baja en varios indicadores internacionales de infraestructura, como el ranking de Competitividad Global (WEF, 2015). Por calidad percibida de las infraestructuras, América Latina obtiene, para el período 2015-16, una calificación de 3.3 puntos en una escala de 1 a 7 (en la que una puntuación mayor significa mejor calidad de las infraestructuras). Dicha calificación se sitúa muy por debajo de la media de la OCDE (que es de 5.3 puntos) y es inferior a la de las economías emergentes de Asia (4.7 puntos).

La debilidad de los enlaces de transporte constituye, en particular, un impedimento para el incremento de la productividad y la inclusión social en la región (OCDE/CAF/CEPAL, 2013). La calidad del transporte carretero no está a la altura de los estándares habituales en países típicos de ingresos medios. A ello se une la fuerte preferencia en la región por esta modalidad de transporte frente a otras (la concentración del transporte carretero en América Latina es 15 veces mayor que en Estados Unidos) lo cual impide que la región avance hacia un modelo de crecimiento más verde e incrementa los costos de logística al obstaculizar el desarrollo de opciones de transporte co-modal. Esto reduce la competitividad de los países y su participación en las cadenas de valor nacionales, regionales y mundiales. En la región los costos logísticos representan entre 18-35 % del valor de un producto, cuando en los países de la OCDE ese porcentaje ronda el 8 %.

La calidad y el tamaño de los puertos de América Latina son reducidos, mientras que la ausencia de operadores de carga exclusivos a menudo genera complicaciones logísticas e impide la exportación de productos perecederos. Por otra parte, el transporte ferroviario se concentra exclusivamente en el comercio a granel. Abordar estas limitaciones «fronteras adentro» requiere, por tanto, el mismo o incluso un mayor grado de atención política que los acuerdos de libre comercio que muchos países de la región han estado impulsando. En el período 2012-14, la relación entre costos de flete y aranceles en la región de América Latina era aproximadamente de 9, en comparación con una relación media inferior a 3 en la OCDE (OCDE/CAF/CEPAL, 2015).

Del mismo modo, para aprovechar mejor algunas de las recientes iniciativas de integración regional, como la Alianza del Pacífico, se necesita reforzar la conectividad entre las economías latinoamericanas.

Simultáneamente, la inversión en sistemas de transporte público contribuiría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la congestión urbana, y aumentaría la conectividad rural, mejorando con ello el bienestar y ayudando a mitigar desigualdades territoriales. Al mejorar el acceso a los mercados de trabajo y a las oportunidades de educación y formación, un mejor transporte público impactaría de forma positiva tanto la productividad laboral como la inclusión social.

Ahora bien, las brechas en infraestructura digital también llaman la atención. La penetración media de la banda ancha en América Latina en 2013 era del 35 % para Internet móvil y 9 % para Internet fijo, frente a 72 % y 28 % en el promedio de la OCDE, respectivamente (Gráfico 6.1). Contar con una infraestructura digital suficiente en cantidad y calidad es clave para la integración en las cadenas de valor mundiales y para aprovechar la próxima revolución de la producción. Por otra parte, los avances en conectividad e infraestructuras de telecomunicaciones también ayudan a mejorar la inclusión social. Las redes sociales, por ejemplo, permiten a los gobiernos comunicarse de forma más eficaz con los ciudadanos y, al mismo tiempo, las herramientas digitales (p, ej., peticiones en línea, aplicaciones móviles) permiten a los ciudadanos participar más activamente en la vida política. Las tecnologías digitales también han favorecido el desarrollo de cursos en línea masivos abiertos, que mejoran el acceso a oportunidades educativas y de formación. Con su Estrategia Digital Vive 2014-18, Colombia ha puesto el desarrollo de aplicaciones y contenido nacionales al servicio de las necesidades de los grupos de menores ingresos y Bolivia ha incorporado la promoción del desarrollo de contenido local como un objetivo clave de su programa nacional de telecomunicaciones para la inclusión social.

Las brechas de infraestructura de América Latina se pueden cerrar con más y mejores inversiones. La inversión total en infraestructuras en la región no alcanza el 3.5 % del PIB. Para satisfacer las necesidades de infraestructura en el mediano plazo ese porcentaje tendría que elevarse a casi 6.2 %, mientras que lograr un parque de infraestructuras similar al de países asiáticos como Corea del Sur y Malasia requeriría significativamente más (Perrotti y Sánchez, 2011; CEPAL, 2014). Esto exigirá una mayor inversión del sector público, apoyada por la asignación de fondos provenientes de la producción de materias primas, como en Colombia (OCDE, 2013c), o por el diseño de reglas fiscales que reasignen saldo presupuestario público a la inversión, como en Perú (Carranza, Daude y Melguizo, 2013). La inversión del sector privado, tanto nacional como extranjero, también desempeñaría una función clave. La financiación china ya se ha convertido en una importante fuente de financiación de infraestructuras en algunos países de la región y es previsible que su importancia aumente en las próximas décadas (OCDE/CAF/CEPAL, 2015).

También existen retos de gobernanza relacionados con la inversión en infraestructuras. En primer lugar, alinear las inversiones en infraestructuras requiere la adopción de un enfoque más estratégico y transversal de la planificación de las inversiones. Los gobiernos de América Latina tienen dificultades, debido a las divisiones sectoriales y a la insuficiente coordinación entre niveles de gobierno, para desarrollar estrategias integrales que orienten la inversión. En segundo lugar, finalizar los proyectos a tiempo y respetando el presupuesto exige reforzar las capacidades del sector público en todas las etapas, desde el diseño y aprobación del proyecto hasta su ejecución. También son necesarios marcos reforzados para asegurar un buen gobierno corporativo de las empresas públicas, que en la mayoría de los países de América Latina desempeñan un papel clave en sectores como energía y transporte. Hay que hacer más para perfeccionar el marco de políticas de inversión en infraestructuras, como mejorar el análisis de la relación calidad-precio en las fases preliminares de los contratos de concesión, y el diseño del sistema de contabilización fiscal para que no se favorezca inapropiadamente a las concesiones en detrimento de los proyectos públicos (OCDE, 2015f). Se debería hacer más para evitar costos fiscales inesperados derivados de Asociaciones Público-Privadas (APPs). Por ejemplo, 50 de los 61 contratos de concesión vial firmados hasta 2010 en Colombia, Chile y Perú se han renegociado al menos una vez, lo que resulta en un total de más de 540 renegociaciones (Bitran, Nieto-Parra y Robledo, 2013). Algunos países de la región (como Chile, Colombia, El Salvador, México y Perú) ya han revisado su legislación en materia de APPs y concesiones y han creado nuevos organismos o unidades especializadas en APPs en el seno de instituciones ya existentes. Esto debería ayudar a movilizar más efectivamente las inversiones del sector privado.

Otras medidas de política que podrían reducir los costos de transporte aprovechando al máximo las infraestructuras ya existentes serían aplicar una política de logística integrada, facilitar instalaciones modernas de almacenamiento, mejorar la eficiencia de los procedimientos aduaneros y de certificación, usar las TIC en los procesos de logística y promover la competencia en el sector del transporte (OCDE/CAF/CEPAL, 2013).

Principales recomendaciones

• Aumentar la inversión en infraestructuras de transporte para mejorar la conectividad, dando prioridad a opciones de transporte co-modales.
• Conceder prioridad a la inversión en infraestructura digital, especialmente banda ancha y datos, y promover el intercambio y reutilización de datos.
• Reforzar los mecanismos de gobernanza para la planificación integrada de la inversión en infraestructuras, la coordinación entre sectores y niveles de gobierno, y la identificación de modalidades de entrega y plazos realistas.
• Fortalecer la transparencia y la integridad de los marcos para la inversión en infraestructuras.
• Aumentar la eficiencia y eficacia de las fases preliminares de los contratos de APPs mediante un análisis de la relación calidad-precio y la agilización del proceso de concesión de licencias de uso y explotación del suelo, ambientales y sociales.

La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) ha publicado la serie “Mejores Políticas”, escrita por un grupo de colaboradores, asesorados por Gabriela Ramos y Juan Yermo. Esta es la sexta y última entrega.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas