Recientemente, el presidente Danilo Medina anunció un ambicioso plan que intenta combatir la pobreza extrema que afecta a 180 mil dominicanos que residen en las 14 provincias más vulnerables.
La buena noticia llega tres semanas después de que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Humano divulgara un estudio que indicaba que unas 27 provincias de República Dominicana se mantienen en categorías inferiores en términos de desarrollo humano.
En uno de mis artículos, decía que más que mostrarnos pesimistas porque un organismo internacional como el PNUD nos dice qué tan aguda es la pobreza que arropa a gran parte de la población dominicana, debíamos mirar este informe como una oportunidad para seguir avanzando por la ruta del progreso y el bienestar colectivo.
Y qué oportuno resulta que el gobierno haya decidido afrontar la situación de pobreza de cientos de familias que viven en puntos geográficos de nuestro país hasta donde aún no llegan las mieles de las riquezas nacionales.
Este anuncio nos llena de aliento y esperanzas, porque se trata de comunidades históricamente olvidadas por todos los gobiernos que hemos tenido desde que nacimos como Estado-Nación.
Muy pocos dudan de que el crecimiento económico registrado por República Dominicana en los últimos años, y muy especialmente en la gestión de Danilo Medina, ha sido extraordinario y sostenido.
Los indicadores dados a conocer por el Banco Central revelan el robustecimiento del producto interno bruto (PIB), como consecuencia directa del buen comportamiento de las diversas variables que sirven de parámetro para medir el crecimiento económico dentro de una nación. “Vamos bien” es la consigna que se enarbola desde el gobierno, basada en las alentadoras cifras que se desprenden del ritmo positivo de sectores en constante crecimiento, como la industria turística, la construcción, minería y la intermediación financiera.
Sin embargo, no obstante las bondades derivadas de estas cifras, el presidente Medina es más que consciente de la necesidad urgente de conciliar el crecimiento económico y el adecentamiento de los niveles de vida de miles de personas, a quienes durante décadas se les ha negado el acceso a bienes y servicios de calidad y en cantidad suficientes.
Y es esta actitud del estadista plenamente convencido de su misión, lo que ha despertado en Danilo Medina el interés de poner en vigencia el Plan Integral Focalizado para el Combate a la Pobreza Extrema “Progresando Unidos”.
Esta iniciativa tiene varios aspectos interesantes, pero entre ellos vale la pena destacar dos que están focalizados en vertientes tan fundamentales como la educación y la salud.
Según este plan, el gobierno pretende apoyar 71 mil estudiantes del nivel básico y 33 mil del nivel medio, como forma de garantizar su asistencia y rendimiento en la escuela. De esta manera, se entiende que es posible combatir la deserción escolar y romper el círculo vicioso de la pobreza interferencial.
Y a través del programa Progresando Unidos, serán integradas 229 mil personas a las Unidades de Atención Primaria de Salud y al Régimen Subsidiado del Seguro Nacional de Salud.
Alguien desde el manejo de la cosa pública tenía que romper con el círculo vicioso de solo vender números fríos que en nada se compadecen con la realidad cruda y amarga de importantes segmentos excluidos de siempre.
Danilo Medina lo hizo de nuevo. Enhorabuena, señor Presidente.
