El cuerpo necesita descansar después de todo un día de actividad. El sueño es la mejor forma de hacerlo, ya que con ello se propicia un relax absoluto donde los músculos se relajan con mínima actividad. Es en este momento cuando el organismo se recupera del esfuerzo llevado a cabo a lo largo de la jornada.Lograr un correcto descanso en las horas que destinamos a dormir es fundamental para conseguir una buena salud.
La mayoría de estudios e investigaciones han demostrado que dormir una media de ocho horas diarias es muy recomendable para el organismo, pero, ¿qué sucede cuando dedicamos mucho más tiempo a dormir?
Muchas son las personas que dedican más de ocho horas al sueño. Dormir demasiado hace que el cuerpo se relaje en exceso, y es que los biorritmos bajan y la velocidad metabólica también.
El organismo se vuelve más lento, y cada vez la persona se siente más cansada y con menos ganas de afrontar el día a día. Esto es lo que se conoce como sensación de letargo, ya que la mayoría de las acciones que se realizan se ralentizan debido a la prolongación del tiempo en el que el organismo apenas tiene actividad.
El exceso de sueño también aumenta el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares, es decir, infartos, anginas de pecho y derrames cerebrales.
De acuerdo con los expertos dormir demasiadas horas hace que la circulación y la actividad cardíaca se vuelvan lentas. Si prolongan las horas de sueño, se alarga esa actividades, lo que conlleva a una menor capacidad de respuesta del organismo, ya que la circulación es más lenta, y por lo tanto, la cantidad de sangre que se recibe es menor. Esta situación hace que el individuo se sienta decaído y tenga una sensación de cansancio perpetuo, ya que el cuerpo apenas se ha repuesto de tanto tiempo de sueño.
Algunas enfermedades provocan sueño
De acuerdo con Luis Felipe Encarnación, otorrinolaringólogo y experto en medicina del sueño a excepción de la narcolepsia, que es una enfermedad que produce un sueño excesivo, tener demasiado sueño es casi siempre una consecuencia de otra enfermedad, como la depresión. También el estatus socioeconómico y el stress pueden aumentar la necesidad de dormir por más tiempo. Dice que otras enfermedades como la apnea obstructiva del sueño produce interrupciones repetidas de la respiración que llevan a la personas a despertarse y tener un sueño no reparador.
El especialista explica que la principal causa de somnolencia diurna son los trastornos del ritmo circadiano, lo que provoca que la persona sienta sueño en horas en las que debería estar plenamente despierta. Esto se debe a una mala higiene del sueño, es decir, no tener hábitos saludables para un buen dormir.
Encarnación dice que las enfermedades que se han asociado con dormir en exceso son los trastornos cardiovasculares, la diabetes, los trastornos siquiátricos y la obesidad.
“No podemos dejar de lado el deterioro de la calidad de vida del paciente que duerme demasiado, situación que desencadena en problemas laborales y escolares, llegando a afectar su vida social al no poder cumplir con los compromisos y exigencias de la vida en familia y en comunidad”, dijo el galeno.
Es importante saber controlar las horas que se dedican a dormir, en ningún caso hay que excederse, ya que todo tiene su justa medida y de nada servirá dormir de más, pues no es bueno para la salud.
Dormir poco también afecta
A menudo no somos conscientes de lo importante que es dormir y descansar bien; tanto, que vernos privados de sueño hace que nuestro sistema inmunológico entre en acción, dando lugar al mismo tipo de respuesta que tiene lugar tras la exposición al estrés.
La falta de sueño hace que el organismo active la respuesta fisiológica del estrés, conocida como “lucha” o “huida”. Los biorritmos del cuerpo están marcados principalmente por el sueño y no respetarlos significa estar bajos de energía, alteración de las ganas de comer y estar malhumorados. Además, algunas investigaciones han relacionado la restricción de sueño con el desarrollo de algunas enfermedades como: obesidad, diabetes e hipertensión.
Dormir poco tiene repercusión sobre nuestra salud, sobre todo en tres campos, entre ellos: pérdida de memoria, déficit de concentración y aumento de la irritabilidad. Además, la persona que duerme poco, tiene mayor riesgo de fatiga durante el día, lo que provoca una menor alerta y ante situaciones críticas que requieren de toda nuestra atención, éstas se ven afectadas, como por ejemplo conducir, lo que puede provocar un mayor número de accidentes.
El tiempo de sueño depende de la edad
Luis Felipe Encarnación dijo que la cantidad de horas necesarias de sueño varían según determinaciones genéticas y según la edad de la persona.
Explica que el recién nacido debe dormir alrededor de 16 horas al día, y esa necesidad irá disminuyendo hasta que se establezca el promedio propio de los adultos, que es de ocho horas diarias. El galeno comenta que al llegar a la vejez las horas de sueño disminuyen aún más, y llegan a necesitarse solo cinco horas, tiempo que ayuda a reparar por completo el organismo de las actividades cotidianas realizadas.