Julio César Martínez, José Antonio Tejada, Manuel Santana, Fernando Cabral y Leslie Cooper son cinco personas con historias diferentes. No se conocen, pero tienen una realidad que los une: fueron abandonados a su suerte en un hospital de la capital, como ocurre a muchos dominicanos y extranjeros de diferentes edades.
Julio César, de 76 años, se coloca cada mañana en uno de los pasillos de las salas de internamientos del hospital Darío Contreras en espera de que uno de sus dos hijos acuda a recogerlo; pero sus esperanzas se alejan, ya que su condición de salud es cada vez más precaria.
A Martínez todavía le queda un poco de lucidez. Recuerda que nació en Santiago, que tiene dos hijos, uno de ellos llamado Julito Martínez, y que antes de llegar al hospital, hace un año, vivía en la avenida Isabel Aguiar, #59, de Santo Domingo Oeste.
Manuel Santana tiene 42 años y es nativo de Villa Mella, Santo Domingo Norte. Hace dos años fue llevado al hospital Francisco Moscoso Puello por una hermana a la que identifica como Miguelina, luego de que una valla publicitaria lo dejara parapléjico. Desde entonces, ningún familiar le visita y vive del hospital y de la caridad de las enfermeras y los voluntarios que le dan asistencia, pues no puede comer ni valerse por sí mismo.
Leslie Cooper, es de nacionalidad panameña, fue encontrado por los bomberos en una de las calles de la ciudad y llevado al Darío Contreras. Tenía una herida en su brazo derecho la cual le provocó un absceso que motivó la amputación de ese miembro. A este hombre, la voz se le ha apagado y entre lo poco que dice afirma que el hospital es su casa y que nadie lo saca de ahí.
Y es que los casos de personas y niños abandonados en los hospitales son cada vez más frecuentes, según afirman los directores y encargados de departamentos de trabajo social de diferentes centros asistenciales, quienes califican la acción como un drama muy serio.
Por lo general, las personas son llevadas a los hospitales por los bomberos, Cruz Roja, policías, familiares y particulares. Algunos llegan heridos por caídas y accidentes de tránsito, otros padecen problemas mentales y no saben quiénes son ni de dónde vienen.
En la actualidad, en el Darío Contreras hay tres personas abandonadas, en el Robert Reid Cabral hay dos niños menores de seis años y otros dos adultos en el Moscoso Puello. Estos casos también se presentan en los hospitales Luis Eduardo Aybar y en el Vinicio Calventi de Los Alcarrizos, aunque no en la actualidad.
Casos más comunes
El promedio de personas abandonadas que manejan los hospitales va de entre seis a 20 cada año, y en su mayoría son envejecientes del sexo masculino y nacionales haitianos sin documentación.
El director del Darío Contreras, Héctor Quezada, explica que a estas personas se les ingresa al centro como desconocidos y cuando logran recuperarse de sus problemas de salud se busca a los familiares, que casi nunca aparecen, obligando al hospital a hacerse cargo de ellos.
“Esto es una carga para el hospital, porque no podemos tirarlos a la calle. Algunos duran años ocupando una cama que tanto necesitamos. Hay que limpiarlos cuando defecan, darle alimentos y cariño”, sostiene Quezada.
El especialista se queja de que en los casos de extranjeros abandonados, las embajadas cooperan poco para dar con el paradero de los familiares, lo que hace más difícil la situación.
De su lado, el director del hospital infantil Robert Reid Cabral, Emilio Mena Castro, dice que en este momento tienen dos niños que fueron dejados por sus padres en el centro y aún no han logrado ubicarlos. Luego de un tiempo, los niños son entregados por el Departamento de Trabajo Social al Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani). Mena indica que en lo que va de este año han sido abandonados cuatro niños.
Alberto Díaz, director del Vinicio Calventi, indica que en este centro los casos de abandono no son muy comunes. En lo que va de año sólo ha ocurrido un caso.
Queja común
Los directores de centro y encargados de trabajo social se quejan de que en el país no existe una institución intermedia que acoja a estas personas. Explican que en los asilos públicos no reciben pacientes con trastornos mentales, discapacidad motora y para entrar deben superar los 65 años. En el hospital psiquiátrico no son recibidos si no los lleva un familiar.
Difícil situación
Héctor Quezada
Director Darío Contreras
“En el hospital Darío Contreras se ha dado el caso de que personas abandonadas por sus familiares han durado hasta nueve años. Algunos mueren y tenemos que sepultarlos. Es un drama penoso. En el hospital los voluntarios hacen mucho por estos pacientes”.
Fany Arias
Trabajo Social Moscoso Puello
“Trabajar con las personas abandonadas en el hospital es algo que hacemos con el corazón, sin importar el riesgo al que nos exponemos cuando salimos a buscar a un familiar y nos enfrentan. Esta labor es como un rayo de luz en una noche oscura”.
José Antonio Tejada
Paciente abandonado
“Me trajeron al Darío Contreras por un accidente hace tres meses. Mis familiares viven en Herrera, pero nadie viene a verme. Han ido a buscarlos, pero dicen que no me conocen. Tengo fe de que van a venir y me van a ayudar para que me operen y pueda caminar”.