En 2004, Daniel Cabrera llevó esperanza a los Orioles de Baltimore. En su temporada de novato, el derecho llenó todas las expectativas posibles con récord de 12-8, aunque al final su promedio de carreras limpias subió a 5.00.
Entonces, el gigante de seis pies y siete pulgadas de apenas 23 años fue considerado un pitcher con mucho futuro. Sin embargo, la realidad de hoy es que Cabrera, de 31 años, está feliz porque recuperó su carrera en Triple A este verano, tras casi dos años fuera del béisbol.
“Trabajé duro este verano. He podido recuperarme y estoy listo para seguir avanzando. Fue una temporada excelente ya que tenía tres años sin poder lanzar 100 entradas y esta vez lo logré”, explicó. Cabrera puso marca de 7-8 con 4.23 en 24 aperturas con las sucursales Triple A de los Piratas de Pittsburgh y los Cascabeles de Arizona, franquicia con la cual terminó la campaña. En 132 innings cedió 134 imparables con 42 boletos y 88 ponches.
Ahora, el nativo de San Pedro de Macorís es agente libre. “Como no me subieron (a Grandes Ligas) al final de la temporada quedé como agente libre y hay varias puertas abiertas en este momento”, comentó.
La espera de los Orioles
Los Orioles esperaron por Cabrera durante un tiempo considerable. Durante cinco años en la rotación de los pájaros de Maryland, el dominicano compiló record negativo de 48-59 con 5.05. Eran años duros para Baltimore y un lanzador joven con mucha velocidad, pero descontrolado se convirtió en una presa para las fuertes baterías ofensivas de la división Este de la Liga Americana.
Dueño de una fuerte bola rápida, curva sobre el promedio y un eficiente cambio de velocidad, a Cabrera le fallaba el comando con frecuencia durante su época de aprendizaje en Baltimore.
En 2005, llegó a los Orioles Leo Mazzone, quien había ganado reputación como un coach de pitcheo con influencia en el éxito de fenómenos como Tom Glavine, Kevin Milwood, Jon Smoltz y Greg Maddux.
Los números de Cabrera (10-13, 4.52) experimentaron cierta mejoría ese año. Una cifra interesante fue la de 8.88 ponches conseguidos por cada nueve entradas, pero su nivel de desarrollo siempre estuvo lejos de la condición de estelar a la que había apostado su equipo.
Tras la temporada 2008, Cabrera probó la agencia libre y firmó un contrato de un año por 2.6 millones con los Nacionales de Washington. Allí las cosas no fueron bien y el equipo lo cesanteó en agosto. En el 2010, dio tumbos con los Medias Blancas de Chicago y los Angelinos de Anaheim antes de entrar en un limbo que puso a pensar a muchos que Cabrera estaba retirado.
Regreso al ruedo vestido de rojo
El pasado domingo, Cabrera abrió el primer partido de la temporada por los Leones del Escogido ante los Tigres del Licey. No lanzaba en la Liga Dominicana desde la temporada 2009-10, pero realizó un excelente entrenamiento con los rojos, presentando una magnífica condición física.
“Me siento en condiciones de ayudar al Escogido este invierno y he encontrado un buen ambiente aquí”, aseguró Cabrera, quien aceptó una carrera y dos hits en tres entradas ante Licey el domingo.
En su última incursión en la pelota dominicana, con el uniforme de los azules, Cabrera tuvo 0-2 con 4.03 en la serie regular de la temporada 2009-10. De por vida, presenta 1-5 con 3.44 en la liga dominicana.
“Licey es un equipo más. No hay un sentimiento especial contra ellos. Lo que me interesa es salir bien de cada presentación y ayudar a mi equipo”, explicó.
Cabrera está llamado a ser uno de los principales abridores del Escogido en la primera parte de la estación. En la temporada pasada, los Leones contaron con una excelente actuación de Jorge Sosa, quien vivía una situación similar a la de Cabrera.
El trabajo de Sosa le permitió firmar un contrato con los Dragones de Chunichi en la Liga de Japón.