La carita de alegría de Laura María lo dice todo. Está feliz por una razón mucho más que especial: ya son casi las 10:00 de la mañana y es hora del desayuno escolar.
El sol ardiente que suele arropar las penurias de la zona fronteriza del país descansaba a esa hora sobre la escuela Santo Domingo Savio, en Barahona.
La niña de 9 años, de tez morena y ojos marrones, hacía fila para recibir su merienda matutina. “Me gusta mucho el moro de guandules y salchicha”, expresó Laura María, llevándose las manos a la cara, para tapar su timidez.
En la cocina de la escuela, Marileyda Urbáez sudaba copiosamente. Delante de tres grandes anafes encendidos, agitaba con un cucharón tres enormes calderos repletos de moro con guandules, el desayuno favorito de Laura María, quien cursa el quinto curso.
Doña Marileyda Urbáez forma parte del grupo de cocineras que cada día tienen la grata responsabilidad de cocer los alimentos que consumen los 816 alumnos de la escuela Santo Domingo Savio.
En este centro educativo, el desayuno escolar adquiere una característica que realmente lo hace distinto al de otras regiones del país.
A los niños se les da arroz acompañado con sardina, coditos y salchichas.
También le cocinan arroz con maíz y algunos días reciben un vaso de leche.
Aunque es un plato que tradicionalmente los dominicanos consumen al mediodía, a la hora del almuerzo, para muchos de estos niños significa la única comida que verán durante todo el día y posiblemente hasta la noche.
Eso explica la cara de contenta de Laura María y de sus amiguitos y compañeros de curso.
“Nosotros tenemos un alimento para estos muchachos para reforzar todo lo que es conocimiento y nutrición”, expresa Awilda Peña, directora de la escuela.
Comenta que su satisfacción al ver la felicidad de estos niños es realmente indescriptible. La merienda que alegra la vida de estos pequeños es igualmente distribuida a los estudiantes de la tanda vespertina, a partir de las 3:45.
La escuela Santo Domingo Savio es del tipo parroquial. Es decir, está apadrinada por la Iglesia católica, que enfoca su trabajo social en familias con escasas posibilidades económicas.
Dentro de las tres categorías del Programa de Alimentación Escolar (PAE) definido por el Ministerio de Educación, el que ofrece esta escuela de Barahona es el PAE Fronterizo. Los otros dos son el PAE Real y el PAE Urbano-Marginal.
Una necesidad
La idea de dar arroz en horas de la mañana tiene gran significación para niños provenientes de familias pobres, pero deseosas de insertar a sus hijos en el mundo del conocimiento.
En las zonas limítrofes del país no son pocos los niños que acuden a las escuelas sin desayunar y sin un peso en los bolsillos para comprar sus meriendas a la hora del recreo.
Por esta razón, los condimentos para preparar el desayuno (y almuerzo para muchos niños) llegan religiosamente a este centro educativo al inicio de cada mes.
“A los niños se les suministra sus raciones todos los días. Aparte de eso, se les da una leche fortificada que tiene una serie de ingredientes que el niño necesita para nutrirse”, explica Rafael Mañón, coordinador del PAE para la regional 01 de educación, que comprende las provincias de Barahona y Pedernales.
Mañón está seguro de que la calidad de estos alimentos es excelente y calificada por estudios que lo avalan para nutrir a los niños con edad escolar. “Estamos satisfechos”, dijo.
Una tarea realizada con amor y gran dedicación
La preparación del desayuno para los estudiantes de la escuela básica Santo Domingo Savio inicia bien temprano en la mañana. Un grupo de complacientes mujeres comparte las tareas propias de la cocina, situada cerca del comedor.
Cerca de las 9:00 de la mañana, el arroz está casi listo para servir. Antes de esto, un personal se encarga de organizar el comedor. La distribución del desayuno se hace por cursos y los niños son acompañados por los profesores responsables de cada nivel.
