Cuando a unos padres les dice que su hijo tiene una condición “especial”, muchos caen abatidos por la noticia, ya que tener una hija o hijo con limitaciones motoras o psicopedagógicas implica un reto, no solo por la situación del infante, sino por lo que conlleva desarrollar sus limitaciones.
¿Cuándo se considera a un infante como “especial”? Pues el espectro que abarca este concepto es bastante amplio, ya que comprende a los niños y niñas con condiciones especiales a desarrollar que van desde una discapacidad física/orgánica, psicopedagógica y/o socioemocionales.
Según explica Clarissa Guerrero, especialista en terapia infanto-juvenil, la característica principal de los niños con necesidades especiales es que requieren una ayuda especial, sea con algún dispositivo, terapia, acomodaciones en el aula y/o medicamento que permita el aprendizaje.
¿Cómo actuar?
Los padres son los responsables de la formación de sus hijos, tengan o no una condición especial, pero tan pronto se identifique el tipo de necesidad que presenta el niño, estos deben aceptar (aunque sea doloroso) la discapacidad del infante, y luego informarse para sacar provecho de la situación.
“De esta manera serán capaces de proporcionar la ayuda necesaria para que el desarrollo de su hijo o hija se facilite. Es importante que los padres estén conscientes de que el hecho de un niño tener una necesidad especial no significa que esté penalizado totalmente para desarrollarse y aprender.
Simplemente necesitará una ayuda extra en este sentido”, comenta Guerrero, sobre cómo deben los padres afrontar la noticia.
Luego de tener conocimiento de qué aspectos se deben trabajar, lo más importante es mantener un monitoreo constante del desarrollo del niño según su edad, para asegurar que este sea lo más equilibrado posible. Pero esto siempre dependerá de la condición que el niño presente, detalla la experta, quien pone como ejemplo el hecho de que no se puede tener las mismas expectativas a nivel de aprendizaje de un niño que tenga algún tipo de retraso mental que aquel que tiene una condición normal.
Y es que según estimaciones obtenidas de varios informes internacionales indican que al menos un niño de cada diez nace con una discapacidad grave o la adquiere posteriormente, de tal modo que, en ausencia de los cuidados apropiados, el desarrollo del niño puede verse obstaculizado.
Entonces… ¿cómo educarlos? ¿qué tipo de atenciones se le debe dar? Guerrero explica que los ajustes en la educación dependerán de la necesidad que presente el niño. En ocasiones se hacen acomodaciones en el aula en donde dichos niños acuden, allí deben contar con una asistente que les guía aparte de la profesora; en otras ocasiones los colegios hacen adaptaciones curriculares según la condición y algunas veces con el simple monitoreo entre el colegio y los padres pueden mantener controlada la condición del infante.
“Lo que resulta clave en estos casos es la constante comunicación y cooperación bidireccional entre los padres y la institución educativa”, dice la psicóloga.
El mayor reto
El mero hecho de tener un hijo y criarlo representa un reto, pero este se hace todavía más grande cuando junto a esto se deben desarrollar las habilidades de un niño o niña especial. Esto acompañado con las responsabilidades económicas, laborales y familiares.
Pero para Guerrero en estos casos el mayor reto es un total compromiso y constancia de parte de los centros educativos y los padres para poder trabajar como un equipo.
“Muchas veces nos encontraremos con un estancamiento, e incluso hasta un retroceso en el aspecto de aprendizaje de los niños con necesidades especiales, pero lo importante es poder persistir en la tarea contando siempre con un conjunto de especialistas multidisciplinarios (de aprendizaje, desarrollo, conducta, entre otros) que son los que guiarán el proceso”, agrega.
En fin, los padres no deben ver a su hijo como una carga o un castigo. Es cierto que un niño o niña con una condición especial requiere de un esfuerzo extra, pero no implica que no puede ser una persona feliz, activa y capaz de superar o dominar sus limitaciones. Todo depende del empeño y el amor que se le demuestre.
La experta
Clarissa Guerrero
Especialista en Terapia Infanto-Juvenil
“Es importante que las necesidades de los niños se trabajen en equipo y de manera constante… el hecho de que un niño sea especial no significa que esté penalizado totalmente en cuanto a su desarrollo y aprendizaje. Simplemente necesitará una ayuda extra, y es responsabilidad de sus padres proveerle dicha ayuda”.
Es una situación que nos compete a todos
En cuanto a los centros especializados que atienden a niños con discapacidades, Guerrero considera que existen pocas entidades que tienen sus puertas abiertas para este tipo de niños en comparación con la demanda en el país.
Por tal razón es que el “peso” es mayor para los padres, quienes tienen que aprender junto a sus hijos para poder sacarlos adelante.
“El Estado, desde su posición, debe ayudarse del sector privado a hacerse de la colaboración de especialistas en las diferentes áreas que puedan ayudar a desarrollar programas y consideraciones generales para las escuelas y colegios que poco a poco puedan ir abriéndose a estos retos”, apunta Guerrero.