Muchos niños que han dejado los pañales, de repente amanecen mojados una mañana. Esto no es nada extraño, miles de familias enfrentan esta clase de situaciones, pues se trata de algo muy común que, en ocasiones, puede durar hasta los 8, 9 y 10 años.
Los doctores no saben a ciencia cierta qué causa estos accidentes nocturnos ni por qué de repente dejan de hacerlo. Por lo general, se trata de parte del desarrollo natural y los niños dejan de hacerlo con el tiempo. La mayoría de estas situaciones no son una señal de un problema médico o emocional mayor.
La enuresis nocturna, como se le conoce a esta condución, puede tener un sinnúmero de causas emocionales. Por ejemplo, cuando un niño pequeño comienza otra vez a orinarse en la cama después de meses o años de no hacerlo, se sospecha que estos síntomas están causados por nuevos temores o inseguridades. Por lo general, sucede después de algún acontecimiento en que el pequeño se haya sentido inseguro: el traslado de la familia a otra localidad, la pérdida de un ser querido o la llegada de un nuevo bebé a la familia.
A veces la enuresis vuelve a manifestarse después de un período de continencia más o menos largo, quizás debido a que el proceso de aprendizaje para ir al baño ha sido muy intenso y le ha causado demasiado estrés.
De todas maneras, el mojar la cama puede ser un tema estresante para las familias. Los niños se sienten avergonzados y hasta culpables de hacerlo y su ansiedad aumenta cuando sus amiguitos les invitan a pasar un fin de semana en su casa o cuando van de vacaciones junto a otros niños. Los padres, a menudo se sienten incapaces para afrontar esto y conseguir que sus hijos dejen de mojar la cama mientras duermen.
Esta condición puede durar un tiempo, pero al proveer de apoyo emocional y reafirmación a los niños, se les puede ayudar a sentirse mejor hasta que el problema desaparezca por sí solo, como sucede en la mayoría de los casos.
¿Cómo enfrentarlo?
Si usted reasegura a su niño que mojar la cama es algo normal como parte de su crecimiento y que no es algo que durará para siempre, él se sentirá bien y no habrá mayor problema. Puede ser de gran ayuda que él escuche acerca de miembros de la familia que también tuvieron que enfrentar esta lucha cuando eran pequeños. Recuérdele a su pequeño ir al baño una última vez justo antes de acostarse. Trate de que no ingiera muchos líquidos durante las horas cercanas a irse a dormir y que los líquidos que tome en la tarde no deben contengan cafeína. Algunos padres tratan de llevar a sus hijos al baño a mitad de noche para evitar que mojen la cama y otros utilizan sistemas motivacionales, como premios, en las noches en que no mojan la cama.
También puede recurrir al uso de alarmas, lo que ayudará a condicionar al niño a que contraiga el esfínter y se levante al baño a terminar de vaciar la vejiga. Su mecanismo de acción puede incluir que el cerebro aprenda a aligerar el sueño, o que el músculo que forma la vejiga (llamado detrusor) aprenda a relajarse durante el sueño, aumentando así su capacidad. Por lo general, varias noches después del uso de la alarma muchos niños se despertarán de forma espontánea. Se recomienda suspender la alarma cuando el pequeño es capaz de mantenerse seco toda la noche a pesar de tener una ingesta de líquidos normal.
Cuando su hijo despierte y las sábanas están mojadas no le castigue, no le grite ni le dé una nalgada. Haga que él o ella le ayude a cambiar las sábanas y explíquele que eso no es un castigo sino parte del proceso. Seguramente hará que su niño se sienta mejor al saber que al menos puede ayudar en algo cuando moja la cama.
¿Cuándo acudir al pediatra?
Si empieza abruptamente a mojar la cama en las noches o esto viene acompañado de otros síntomas, pudiera ser una señal de otra condición médica, de manera que entonces será conveniente consultar con el médico. Llame al pediatra si su niño: de repente empieza a mojar la cama luego de haber mantenido noches secas consistentemente por al menos 6 meses, empieza a mojar la ropa durante el día, se comporta mal en la escuela o en la casa, se queja de una sensación de quemazón o dolor cuando orina, tiene que orinar frecuentemente, bebe o come más de lo usual, se le hinchan los pies o los tobillos o sigue mojando la cama luego de los siete años de edad.