El fotógrafo José Cuevas, sobreviviente del accidente en el que murieron la periodista Rosario Olivo y el chofer Julio Holguín, atribuyó la tragedia al exceso de velocidad.Narró que tanto él como el camarógrafo Nelson Roberto Santamaría, “Greña”, pidieron antes de pasar a recoger a Olivo, que les cambiaran de chofer porque Holguín siempre andaba “como un loco”. Dijo que cuando el vehículo se accidentó viajaba a más 160 kilómetros por hora. Ambos sufrieron heridas leves y se recuperan en el Hospital Traumatológico de La Vega.
La clase periodística se solidarizó con los familiares de los trabajadores de la prensa, cuyos restos fueron velados en la Funeraria Blandino y sepultados en el cementerio Cristo Redentor.
Las condolencias provenían desde los más altos ejecutivos de medios de comunicación y personajes de la vida política, hasta sus compañeros de labores del Centro de Información Gubernamental (CIG), quienes definieron a Rosario Olivo como una mujer alegre, trabajadora y responsable, simpre amiga y solidaria. Su madre, Milagros de Jesús, lloraba inconsolable la pérdida de su hija y aseguró que era era un sostén de la familia.
La mañana del accidente, Rosario se dirigía a la provincia de Santiago a cubrir las inauguraciones del presidente Leonel Fernández y a su salida prometió a su madre que regresaría temprano para acompañarla a practicarse unos exámenes para una operación de garganta. “Mami, yo llego tempano, de cinco a seis de la tarde”, fue lo último que dijo la periodista a su progenitora. Miguel Ortega, subdirector del CIG, informó ayer que el Gobierno entragará un apartamento a cada familia enlutada.