Casi todos los padres han sentido la frustración de tener que lidiar con un pequeñito cuando le está dando una rabieta, de esas donde se hala el cabello, da patadas, se tira al piso o estrella cosas. Aunque esto puede ser bochornoso y difícil para los padres, esto es un comportamiento normal.¿Por qué lo hacen? Los niños aún no pueden usar palabras para expresar sus sentimientos y emociones. Cuando están cansados, frustrados o enojados y no lo pueden comunicar con palabras, se enojan y muchos lo hacen continuamente si reconocen que sus padres lo premiarán para que esto no ocurra.
Las rabietas suelen comenzar a los dos años, cuando los niños empiezan a desarrollar su independencia y no les gusta que sus padres les digan qué hacer o no les dejen hacer lo que quieren. No entienden el concepto de “después” puedes hacerlo, por el contrario, lo que quieren, lo quieren ¡ahora! y si no lo consiguen, la forma de reaccionar es a través de una rabieta.
Las situaciones más habituales en las que suelen producirse las rabietas son cuando los niños están haciendo algo y sus padres ordenan hacer otra cosa, cuando se les dice que no a algo que quieren, si por ejemplo están cansados o tienen hambre y fruto de pequeñas frustraciones se molestan y su reacción desencadena en una rabieta. Los niños también utilizan las rabietas para llamar la atención o manipular las decisiones de los padres, en este caso se estaría ante una rabieta voluntaria.
Si lo hacen en público
Muchos padres temen a las rabietas en lugares públicos; sin embargo, no debes dejar que tu hijo sienta esta preocupación. Si dudas en llevarlo a la tienda de la esquina, para evitar que tenga una rabieta porque quiere dulces, o si lo tratas de forma extra cuidadosa cuando hay visitas por si el trato ordinario provoca una explosión, se dará cuenta de lo que está pasando. Una vez que su hijo se dé cuenta de que sus enojos genuinamente incontrolables tienen un efecto en tu comportamiento hacia él, es probable que aprenda a usarlos y entre en un estado de rabietas semideliberadas típicas de niños de cuatro años cuyas rabietas no se han manejado con eficacia.
El papel de los padres
Casi siempre es más fácil impedir las rabietas que controlarles luego que han comenzado. Si los padres sospechan que una rabieta viene o que el niño tiene el hábito de dasatarlas durante una experiencia específica o durante la misma hora del día, existen muchas medidas que se pueden tomar para evitarlas. Por ejemplo, distraiga al niño o busque algo que le pueda causar atención, use el sentido del humor para distraerlo, lo que puede ser beneficioso para usted también, permita que su niño tenga opciones para escoger, esto permitirá que tenga control sobre cosas de poca importancia, lleve al niño a un sitio tranquilo y háblele con calma y con voz suave aliéntelo para que exprese sus emociones con palabras.
Otras sugerencias son mantener una rutina diaria que le dé a l pequeño suficiente tiempo para descansar y permanecer activo y premiarlo cuando pida algo sin rabietas. Es importante tener en cuenta que en una situación como la propia rabia puede llevar al niño a golpearse o hacerse daño, por eso no debe dejarlos solos ni un instante.