El día 14 del próximo mes de julio, Fermín Nieves, de 71 años, cumplirá un año de haber sido asesinado a balazos por su hijo Ramón Arturo. Don Fermín padecía de una crisis nerviosa y su vástago lo mató a tiros, supuestamente molesto porque no quería tomarse el medicamento indicado para contrarrestar sus achaques.
Fermín Vivía en el kilómetro 12 de la carretera que comunica las provincias San Pedro de Macorís y La Romana, al este de la capital. Allí terminó sus días, acribillado por su propio hijo.
Al mes siguiente del fallecimiento fatal de don Fermín, en agosto del 2011, Edwin Rodríguez mató a balazos a su abuela María Caridad Reyes, de 90 años, e hirió a sus hijos Randy Victoriano y Arisleydy. Y como si fuera poco, les repartió tiros a su esposa Helenia Vargas y al perro de la casa, a quienes dejó gravemente heridos.
Este hecho ocurrió en Las Charcas, de Santiago. Consultados por la Policía, los vecinos de esta familia dijeron que Edwin Rodríguez tenía la costumbre de golpear a su familia, y que ese día “se le metió el diablo y comenzó a matar”.
La anciana de 90 años y el señor Fermín están incluidos en los 3 mil 21 homicidios ocurridos en el país entre enero del 2011 y el primer trimestre de este año.
En este registro hay 42 homicidios de hijos y padres que se mataron entre sí, y muertes similares de tíos hacia sobrinos y hermanos contra hermanos.
El punto común de estas muertes, es la fiereza con que los victimarios aniquilaron a sus parientes, cual si fuesen sus peores y más odiados enemigos.
Esos 42 crímenes acontecieron desde el primero de enero del 2011 hasta los primeros seis meses de este año.
En estos decesos aparecen casos impresionantes, como el de un hombre que irritado porque su hermano le pidió una carne de pollo, en el sector Los Alcarrizos, le propinó cuatro puñaladas.
O el de un joven que, en la zona de Los Girasoles, mató a tiros a su padre porque éste reclamó la devuelta de unos 500 pesos que le había entregado para echarle gasolina a una camioneta.
“Es importante que la sociedad entienda que el tema de paternidad no es un tema ligero en el corazón de Dios. No es meramente una dinámica que debe existir para que haya un buen orden social, sino que realmente está diseñada para reflejar el cuidado, protección y formación que los padres debemos sembrar en nuestros hijos”, expresa el pastor Rafael Bienvenido Paz Manzano, presidente de la Confraternidad Evangélica Dominicana (Conedo).
El mensaje de Paz Manzano guarda relación con el criterio compartido por otras iglesias y sectores organizados de la sociedad, de que los crímenes y enfrentamientos entre padres e hijos y otros parentescos tienen mucho que ver con la falta de compenetración, acercamiento y comunicación franca y abierta que afecta a gran escala esta relación.
Un hecho que revalida esta hipótesis se pudo verificar en un parricidio ocurrido a finales de abril de este año, cuando un adolescente de 14 años, enojado porque le negaron el permiso para irse con unos amigos que fueron a buscarlo a su casa, le pegó una trompada en la cara a su progenitor y lo golpeó con un palo hasta dejarlo moribundo.
Tras una semana en coma permanente en el hospital Marcelino Vélez Santana, en el sector de Herrera, el señor Ignacio Polanco (Negro), de 52 años, falleció como consecuencia de la golpiza propinada por el hijo que vio nacer y crecer en el sector de Villa Mella.
“Soy de los que entienden que junto con todos estos programas sociales, hay que hacer el esfuerzo para estar más tiempo junto con nuestras familias. Hoy día, los padres, tratando de salir adelante, trabajan entre diez y doce horas al día y no hay tiempo de calidad para las familias. Y cuando llegamos a casa, estamos tan cansados que realmente lo que apetece no es sentarse a atender a los hijos”, apunta el pastor Paz Manzano.
Adicción
Muchos de estos pleitos entre parientes encuentran razón de ser en la adicción a las drogas y el alcohol de su principales protagonistas. Hubo homicidios que fueron el desenlace final de acaloradas discusiones, donde los hijos reclamaban dinero a sus padres para comprar estupefacientes, y de progenitores que llegaron a sus casas borrachos y para dar riendas sueltas a frustraciones y resentimientos embistieron a algún miembro de sus familias.
Un episodio ilustrador de esto último sucedió el 11 de octubre del año pasado, en el sector Quisqueya de La Romana. En esta localidad, el señor Darío Antonio Rodríguez Espinal mató a su madre Maximina Espinal, de 70 años, y a su sobrina Eridania Rodríguez, de 25. Después de consumar su acometida brutal contra su propia madre, el agresor se ahorcó en el baño de la casa donde vivían. El informe policial indica que Darío era adicto a las drogas.
Orientación
Luis Rosario Coordinador Pastoral Juvenil de La Iglesia Católica
“Si falla la familia, falla todo el Estado”
Padre, ¿por qué estos crímenes?
El problema nos permite ver cómo está caminando la sociedad. Es una sociedad que se alimenta de la violencia, a la cual contribuyen muchas circunstancias, como podrían ser la paternidad irresponsable, que impide que los niños y las niñas puedan ser educados en el amor. Otro elemento que va alimentando esa violencia, es ese cúmulo de proyección de violencia que se va representando como una especie de escuela a través de los medios de comunicación social.
Pero se trata de padres que matan hijos e hijos que matan padres…l El asesinato y homicidio de cualquier persona es el crimen más cruel que pueda realizarse. Esto, claro está, empeora cuando la víctima y el victimario están íntimamente relacionados en cuanto a la paternidad o maternidad. Como quiera que sea, en cualquier circunstancia, esto es algo animalesco y bochornoso y que impide que la sociedad pueda encaminarse de una forma mucho más armoniosa.
¿Se podría culpar también a las autoridades de este tipo de violencia?
El Estado dominicano no está del todo organizado para que haya paz y tranquilidad. Basta pensar solamente en el desorden que hay en lo que es el tránsito y en los ruidos, que perturba la paz, que hace que la gente no piense. Todo esto que va contribuyendo con la violencia. Otro elemento son las armas de fuego. Las armas van creando la conciencia de que tenemos que pelear; que tenemos que resolver los problemas a balazos, no sabiendo de que las armas son un producto del mercado y apetecible, porque que es muy lucrativo.
¿Considera eficaces los planes oficiales para afrontar esta realidad?
Por otra parte, el Estado trabaja muy poco en lo que se refiere al fortalecimiento de la familia, a pesar de que la Constitución de la República así lo establece (artículo 55: el Estado garantizará la protección de la familia). Si falla la familia, falla prácticamente todo el Estado y falla también la sociedad, porque la familia es la primera escuela donde se enseña la violencia y donde se enseña el amor. Entonces, hay que fortalecer la familia.
Mató al hijo porque montó en su motor
El Cacique, Haina.
Una adolescente de 14 años, en complicidad con dos amigas, mató a golpes a su madre María Pinales Lebrón. La versión difundida sobre este hecho, da cuenta de que la menor actuó de esta forma cansada de los consejos que recibía de su mamá.
El Caliche, Cristo Rey.
Adalgiza de la Cruz Martínez fue asesinada de una puñalada por su hijo Vladimir Francisco Martínez, de 21 años, señalado en el barrio como un adicto a las drogas. La herida que mató a esta mujer fue asestada directamente en el corazón.
Hato Dama, San Cristóbal.
En una pelea por la posición de un abanico mientras miraban televisión, Juan Alberto Amador Nivar mató a palos a su hermana Marlene, de 17 años. Marlene habría atacado a su hermano con un cuchillo y Alberto la recibió a palos.
La Saona, Baní.
Julio Rodríguez mató a su hijo Elvis Rodríguez Michael, de 15 años, al dispararle en estado de embriaguez, alegadamente molesto porque el adolescente utilizó una motocicleta suya sin su consentimiento.
Vietnam, Los Minas
Manuel Emilio Bautista mató de una puñalada a su niña Majelis Bautista, de dos meses de nacida, luego de sostener una discusión con su esposa. La criatura recibió una estocada mortal en la pierna izquierda.