Más allá del discurso mediático que atribuye la violencia callejera a una simple percepción ciudadana, los crímenes expresados en asesinatos, narcotráfico, robos y asaltos, en todas partes y a cualquier hora del día y la noche, parecen ganar la batalla a las autoridades responsables de combatirlos.
Y son las mismas estadísticas oficiales las que delatan cuán seria y preocupante es la situación que perturba e inquieta a más de nueve millones de personas, en todo el ámbito nacional.
Cifras obtenidas de los registros realizados por la Procuraduría General de la República, la Policía Nacional y el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), indican que desde enero del año pasado hasta el primer trimestre de este año, 3 mil 21 dominicanos y dominicanas perdieron la vida producto de alguna manifestación delictiva arriba señaladas o en medio de pleitos de vándalos disputándose a tiros el control de puntos de venta de drogas.
Las autoridades intentan restar importancia a estos escalofriantes números, diciendo que no es objetivo referir solo casos de personas que mueren como resultado de alguna acción criminal, porque a su juicio la misma sociedad produce niveles de violencia que dejan resultados igualmente nocivos para las personas involucradas.
Pero la práctica otorga parcialmente la razón a las entidades oficiales que defienden este argumento. Y es que en los primeros tres meses de este año, fallecieron baleados, acuchillados o de otras formas, 508 personas en distintas provincias del país, según cifras ofrecidas por la Procuraduría General de la República.
Estos homicidios son subdivididos entre los relacionados directamente con la delincuencia, y los que, desde el punto de vista de las autoridades, no guardan relación alguna con hechos delictivos.
Partiendo de este criterio, los muertos en asaltos, despojos de armas de fuego, narcotráfico y de otras maneras, solo suman 144, que no representan ni una tercera parte del total de homicidios ocurridos en el referido lapso.
Sin embargo, en el renglón de homicidios “no relacionados directamente con la delincuencia” aparecen 229 muertes de este tipo, que incluyen muertes en cárceles, riña por tránsito y en centros de diversión, que desde la óptica de las autoridades y conforme sus registros, escapan al control de los objetivos esenciales del concepto de seguridad ciudadana.
El resto de homicidios se le carga a las “acciones policiales” en el servicio de sus funciones, que en estos tres meses mataron a 54 presuntos delincuentes, y 81 aparecen con la vaga clasificación de muerte “desconocida”.
En el fin de semana
Un número considerable de los homicidios que tiñeron de rojo a enero, febrero y marzo ocurrieron entre sábado y domingo de cada uno de estos meses. En estos días, la sumatoria de ese primer trimestre da cuenta de 214 homicidios, casi todos con armas de fuego.
Es precisamente en los fines de semana cuando se extiende hasta las 2:00 de la madrugada el horario para la venta de bebidas alcohólicas en los centros de diversión, dentro del programa de regulación de estos negocios operado por el Ministerio de Interior y Policía. En el 2011, los homicidios fueron 2 mil 513, según la Procuraduría General, lo que representó una tasa de 25.10 homicidios por cada 100 mil habitantes. Las principales causas de muerte fueron por riñas, asaltos, feminicidios, venta de drogas y por los llamados “intercambios de disparos” con agentes de la Policía. En el 2011, los homicidios relacionados con el narcotráfico sumaron unos 159.
En lo que va de este año, los muertos resultantes del negocio de compra y venta de drogas ascienden a 18. En el 2011, los hechos relacionados con la delincuencia, como robos, asaltos y ajustes de cuentas, representaron la mayor mortalidad por crímenes y asesinatos.
Recientemente, el patólogo Sergio Sarita Valdez dijo que en los primeros cinco meses de este año, el Instituto Nacional de Patología Forense realizó 911 autopsias, y de ellas 583 fueron fallecimientos en circunstancias violentas.
El experimentado médico forense explicó que la mayoría de las edades de estos fallecidos oscila entre 17 y 35 años. De los 911 fallecidos aludidos por Sarita Valdez, 719 eran hombres y 192 mujeres. Dijo que de las muertes violentas, 398 de son por homicidios, 88 por accidentes diversos y 44 por suicidios.
Desarme: el pleito de nunca acabar
En casi todos los crímenes cometidos hay un arma de fuego. No obstante esta realidad, hartamente conocida, las autoridades no han podido controlar la proliferación de armas, legales e ilegales, en manos de civiles.
El debate sobre este tema gira alrededor de tres ejes básicos: los que se inclinan por un desarme parcial de la población; los que promueven el desarme total y los que cuestionan la dualidad de Interior y Policía frente a esta discusión.
Los que se colocan en el tercer extremo de la discusión, entienden que Interior y Policía debe promover el desarme, pero aseguran que no tiene voluntad de hacerlo, porque gran parte de los recursos con que opera son obtenidos a través de la expedición y renovación de licencias para armas de fuego. Y mientras sectores sociales y del propio gobierno no ven justificación para que existan miles de armas en manos de la ciudadanía, Interior y Policía continúa invariable la emisión de licencias para portarlas.
Actualmente, esa entidad tiene registradas 207 mil licencias de armas de distintos calibres, por las que sus usuarios han pagado millones de pesos por derecho a porte y tenencia.
Una advertencia
Las armas de fuego son malas, pero cuando se utilizan de forma descontrolada”, dice Luis Rosario, abanderado del desarme de la población.