Nueva York.- El senador estatal en Nueva York de origen dominicano, Adriano Espaillat, asegura que de resultar elegido como miembro de la Cámara de Representantes (de diputados) de los Estados Unidos, legislará para beneficiar a República Dominicana en aspectos puntuales, como la asignación de fondos para la lucha contra el crimen y el narcotráfico, y para mejorar el sistema eléctrico nacional. “El congresista dominicano podría ser el mejor embajador del mundo en el Congreso y frente al presidente de los Estados Unidos”, apunta.
¿Cómo surge la idea de correr por un puesto en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos?
Bueno, después de 16 años en la legislatura estatal en el estado de Nueva York, creo que se presenta una gran oportunidad para llevar una voz nueva y fresca, que pueda reemplazar a un incumbente de 42 años en el Congreso. Que pueda crear expectativas y esperanzas a una población que se ve rezagada por una serie de problemas que no se les ha buscado solución. Por ejemplo, el problema de la deuda estudiantil, que es un problema serio, porque todos aspiramos a que nuestros hijos sean estudiantes universitarios. Sin embargo, ahora, cuando se gradúan de la universidad, terminan siendo endeudados de las instituciones bancarias.
Los préstamos universitarios, este mes pasado, superaron la deuda nacional de tarjetas de crédito. Algo que es problemático, porque se empeña el futuro de un joven profesional que termina su bachillerato, maestría o doctorado y mientras van subiendo la deuda es más grande todavía y terminan con una deuda de hasta 150 mil dólares, equivalente como al costo de comprar una casa. Los estudiantes se ven forzados a pagar esa deuda por 10, 15 o 20 años. Un segundo aspecto es el problema migratorio, que para mí es más que un lema de campaña. Es algo personal, porque yo también fui inmigrante. Tengo un interés específico de ser un vocero nacional sobre este tema. El tercer tema que me preocupa es el empleo, con enfoque en la juventud. Esos votantes que depositan su confianza en mí lo hacen con la confianza de que yo pueda ayudar a sus hijos para que puedan llegar a otro nivel de vida; que puedan ser profesionales y que se puedan educar. La educación sigue siendo la llave principal para cualquier familia poder avanzar en este país y en el mundo y debemos de seguir por ese sendero.
¿Entiende que su trabajo comunitario de hace décadas es un aval para optar por esta candidatura?
Yo creo que sí, que por mi contacto con la comunidad que yo represento y mi conocimiento de la problemática que le afecta, he visto la alta necesidad de que se dé un cambio; que realmente se voltee la página; que se escriba un nuevo capítulo de la política de Nueva York. Que se lleve una nueva voz, fresca, transparente y sin problemas. Que pueda ser un vocero de los contribuyentes del distrito 13 (demarcación que aspira a representar). Creo que la comunidad lo exige. Lo demanda. Ya es tiempo. .
Cuando habla del incumbente de 42 años ¿se refiere a Charles Rangel, su principal rival?
Así es. Y creo que no pueda hacer en dos años lo que no ha podido en 42. Es importante que el presidente Barack Obama se rodee de congresistas con nuevas voces que puedan defender militantemente la agenda legislativa que él le presentó al pueblo norteamericano cuando fue elegido Presidente. Mi candidatura propone ser un aliado fuerte del Presidente, quien ha optado por no apoyar al incumbente, que es algo raro. Es una especie de revés para el incumbente no contar con el apoyo del Presidente ni tampoco de un aliado tradicional y fuerte como el expresidente Bill Clinton. Considero que eso envía un mensaje claro de que ellos no lo apoyan porque entienden que debe haber una especie de cambio en este vecindario.
¿Cómo define esta nueva experiencia en su carrera política?
Creo que es un privilegio especial que mi comunidad me haya dado la oportunidad de representarlos a ellos, de ser su voz, de resolverles problemas, de hablar por ellos, tanto de manera individual como también (sobre) problemáticas comunales que yo he tratado de resolver a través de estos 16 años como legislador. Creo que esto es un gran privilegio para mí. La contienda para el Congreso de los Estados Unidos es histórica y tiene un potencial inmenso de abrir muchas puertas, no solo para el distrito 13 sino también para la República Dominicana.
¿Y cómo se beneficiarían los dominicanos de un eventual triunfo suyo?
El congresista dominicano podría ser el mejor embajador del mundo en el Congreso y frente al presidente de los Estados Unidos. De hecho, no existe una línea de fondos asignados directamente para República Dominicana. Por ejemplo, en Santo Domingo existe un problema serio de narcotráfico, que ha conllevado también a una aguda situación de seguridad pública.
A Estados Unidos le interesa ayudar a los países que están combatiendo el narcotráfico. Está en disposición de ayudarlos de diferentes maneras. Creo que un congresista podría ayudar a la República Dominicana luchando para que se le asignen fondos para combatir el crimen y el narcotráfico. Esto es algo que presenta una gran oportunidad.
Pero también está el problema de la energía eléctrica, que persigue a la República Dominicana por décadas. Un congresista en Washington podría ayudar de manera técnica y práctica a resolver ese problema, que entiendo es una de las prioridades del nuevo gobierno (que presidirá Danilo Medina). Y así hay un sinnúmero de temas, desde la agricultura hasta la educación y otras cosas que se pueden hacer y que se pueden lograr. Creo que con un representante en Washington sería una gran ventaja para el nuevo gobierno de la República Dominicana.
¿Podría hablar un poco de sus orígenes en República Dominicana?
Yo soy de Santiago de los Caballeros. Nací en la clínica del doctor Pellerano. Estudié en la escuela Ercilia Pepín. Fui vecino de Huchi Lora (periodista dominicano). Me crié en la calle General López, entre Independencia y Restauración, a una cuadra de la famosa Plaza Valerio.
Emigré a los Estados Unidos en el año 1964. Mis abuelos maternos, Adriano Rodríguez y Lucrecia Rodríguez, emigraron aquí (a Estados Unidos) antes de yo nacer. Yo prácticamente los conocí a ellos aquí. Mi familia tiene una presencia en el Alto Manhattan desde los años 40. Todos mis hermanos están aquí. Mi padre, Ulises Espaillat, murió y mis dos abuelos también fallecieron.
Pero tengo todavía a mi madre Melba viuda Espaillat. Tengo dos hijos: Adriano Ulises y Natalia Libertad Espaillat. He hecho toda mi vida aquí. Estudié política, economía y leyes constitucionales. Antes de la política, trabajé por muchos años en el área de justicia criminal. Después, dirigí programas de víctimas de crímenes. En el año 1996 me lancé para la asamblea estatal, derrotando a un incumbente con 16 años de experiencia, convirtiéndome en el primer dominicano electo para este cargo.