La cita era a las 8:30 de la noche en la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito. Cerca de las 9:12 minutos, con un vestido naranja, animada, de buen humor y, sobre todo, muy confiada, Paloma San Basilio salió al escenario.
El teatro fue propicio para recibir a los espectadores; caballeros en trajes y damas bien vestidas, muchas luciendo la clásica pieza negra del armario, que desde mucho antes de la hora acordada ya habían ocupado sus asientos o se les veía desfilar hacia el auditorio.
Cuatro músicos y una corista acompañaron a San Basilio durante una hora y 40 minutos.
La artista, que ya tiene una larga trayectoria en la música romántica, había prometido innovación, y así fue: un espectáculo cargado de ritmos variados y contemporáneos.
Para esta presentación, además del notable protagonismo del bolero, jazz y otros géneros musicales, hubo también un toque de electrónica. “Amolap” es el título de su nuevo tour y su disco más reciente, que tiene como apuesta la presencia de efectos de sonidos que van más allá de los clásicos instrumentos musicales.
Sin embargo, durante casi todo el concierto el público reaccionó con timidez. No hubo fuertes gritos, ni el típico coro de “otra, otra”, cuando la artista se disponía a salir del escenario. El ritmo de los aplausos acordes con las canciones no fue totalmente respondido, y con un disimulado ademán Paloma pidió al público, otros ya estaban de pie, que se levantara de su silla cuando la función estaba en sus minutos finales.
El público, generalmente, pareció cautivado ante una impresionante voz que una vez más demostró el porqué de su trascendencia. Paloma San Basilio estremece con su canto fuerte y a la vez sutil, delicado, incapaz de desvanecer, a menos que así ella lo propusiera.
Las mejores del repertorio
Llegó el momento de la artista presentar una canción como un “homenaje a una tierra”, y de pronto se oyó “Ojalá que llueva café” del cantautor dominicano por excelencia Juan Luis Guerra. Este clásico despertó el sentimiento patrio y arrancó aplausos fervientes, motivados por una interpretación muy bien lograda por la artista.
Se escuchó despacio: “Ojalá el otoño en vez de hojas secas, vista mi cosecha de pitisalé. Sembrar una llanura de batata y fresas, ojalá que llueva café…”, sin más que la voz de la cantante y su ritmo cantor. Fue un momento muy envolvente.
“Sabor a mí”, una versión que no queda fuera en los conciertos de Paloma San Basilio, fue la segunda de la noche que avivó la voz de la artista, después de una interpretación que hiciera en portugués.
Luego se escuchó “Yo quiero volar”, que pertenece a su más reciente disco, Amolap. Al cantarla, Paloma destacó su afán porque sus canciones “suenen un poco nuevas, distintas”. La nueva producción tiene aires electrónicos y la artista explicó que estuvieron al mando de su hija Ivanna; que en ese momento fue llamada al centro del escenario: Quedó evidenciado el orgullo materno de Paloma San Basilio.
Vale reconocer el buen sonido y el vistoso trabajo de las luces en el sencillo escenario, que prescindió de las escenografías elocuentes. De hecho, las mejores interpretaciones, como cuando hizo “Luna de Miel”, “Alfonsina”, “Por qué me abandonaste”, “Demasiado herida”, “Cariño mío” y “Evita”, estuvieron apoyadas de una luminotecnia asombrosa y bien se puede decir que contribuyeron a la magia de estas interpretaciones.
La artista cerró con “Love Makes my World go Round”, un eléctrico atrevimiento de Amolap que no conectó del todo con un espectador adulto que quizás desconoce este estilo, y que no mostró interés en estos ritmos. Mucho más energía hubo en “Nadie como tú”, la penúltima canción de la noche que despertó verdaderamente al público con aplausos y logró despegar de la silla a los espectadores. Así fue esta vez Paloma San Basilio, renovada y contemporánea.
Jean Jorge, artista en otro ámbito
A las 8:45 de la noche, un apuesto cantautor dominicano de prominente y cálida voz inició el show en su rol de contraparte. Jean Jorge logró ante el auditorio, que ya estaba repleto, una acertada colaboración; entonó varias canciones de su autoría y “Perdóname”, una interpretación que fue inmortalizada por Camilo Sesto.
Es un cantante joven que en varias ocasiones ha sido contraparte de artistas de renombre que se han presentado en los escenarios dominicanos, como es el caso Danny Rivera, a quien acompañó en su show “Propuesta”. A Jorge también se le ha visto actuar en Casa de Teatro.